Cómo no quererlo los creyentes y también quienes no profesan el cristianismo o ninguna fe, pero son personas de buena voluntad, si Jorge Mario Bergoglio es el primer Papa de la historia que lucha, piensa, habla, se conmueve y evangeliza por y sobre nosotros: las últimas, los nadies, los excluidos, los trabajadores y trabajadoras de la economía popular. Es imposible no querer a nuestro compatriota de corazón latinoamericano, que riega las raíces de un pueblo mariano y guadalupano, que hace siglos sueña con la tierra prometida de la Patria Grande.

Los encuentros del Santo Padre con los Movimientos Populares, ya sea en Bolivia junto a Evo Morales, hasta en su propia casa, el Vaticano, donde se sumó el uruguayo Pepe Mujica, como sus mensajes escritos y grabados en estos ocho años, lo consagraron en la principal guía y amplificador mundial de nuestras ignoradas vidas por las élites.

Sabemos que su magisterio enoja a los poderosos. Se nota mucho a través de los grandes medios de comunicación que intentan ignorarlo, tergiversarlo o directamente denigrarlo. Por eso hago un llamado a todas las personas que quieren al Papa Francisco a que nos unamos en su defensa.

Sus encíclicas Fratelli Tutti (Hermanos Todos) y Laudato Sí (Alabado Seas) se hacen realidad con nuestras luchas y por una iglesia misionera que va en salida. Esto lo demuestra su llamado al primer Sínodo por el pulmón del mundo, la Amazonía, donde visibilizó que los pueblos originarios nos enseñan a vivir en armonía con la Madre Tierra. Tanto avanza Francisco, que impulso la primer Conferencia Eclesial Amazónica, esto significa que incorpora a toda la iglesia amazónica, no sólo obispos, sacerdotes, misioneras, laicas, religiosas, consagradas, indígenas, campesinas, etc.

Nuestra esperanza se sigue profundizando por acción del Pontífice. En enero de este año lanzó la convocatoria a la primer Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. Este encuentro al que nos convoca el Obispo de Roma para el mes de noviembre en México, bajo el manto protector de la Virgen de Guadalupe, incluye a todo el pueblo latinoamericano con el método del mártir Enrique Angelelli: “con un oído en el pueblo, y otro en el evangelio”. Todos soñamos que la organización más antigua y mayoritaria de occidente sea la herramienta liberadora de una mayoría sometida.

Le pido a Dios y a la Virgen que bendigan a Francisco y cada una de nuestras luchas.

* Secretario General de UTEP y miembro de Misioneros de Francisco