"Llegó el tan ansiado peronismo paritario", celebra Cristina Álvarez Rodríguez, diputada nacional y flamante vicepresidenta primera del Partido Justicialista, desde su oficina en el tercer piso del Congreso Nacional. En las paredes hay varios cuadros de Eva Perón, alguno que otro de Juan Domingo y un banderín que dice "Votes For Women". El escritorio está cubierto de fotos de la vicepresidenta Cristina Fernández, un muñequito de Néstor Kirchner y otra imagen de Evita con la leyenda "Volveré y seré millones". Histórica militante peronista desde la cuna, Álvarez Rodríguez es también sobrina nieta de Eva Duarte y, en diálogo con Página/12, destaca el legado dejado por las mujeres militantes del pasado, reivindica la unidad "paritaria y federal" de la nueva conducción del PJ y expone las prioridades a las que deberá enfrentarse el partido en el marco de la pandemia. "Este es el peronismo amplio, dinámico y novedoso que sostiene la unidad", asegura.
- ¿Qué análisis hace de la composición de las nuevas autoridades del PJ?
- Llegó el tan ansiado peronismo paritario. En el 2017 hicimos una campaña que se llamó "Uno y una” que tenía que ver con la paridad en los cargos legislativos electorales pero también con cambiar las normas dentro del partido, con democratizar el PJ en términos de paridad. Porque buscar la paridad es buscar más igualdad. Los partidos políticos están viviendo procesos transformación y lo conquistamos. Este es también el partido de las 24 provincias y de las confederaciones de trabajo, porque tenemos consejeros que están representados en todas las provincias, la CGT y la CTA. Es diferente a todo lo que conocíamos. Este es el peronismo amplio, dinámico y novedoso que sostiene la unidad junto a la responsabilidad de estar gobernando.
- Alberto Fernández hizo hincapié en la importancia de la unidad. ¿Qué aprendizaje hubo dentro del partido desde el fracaso de 2015?
- El gobierno de Mauricio Macri fue una pandemia económica, la primera pandemia que sufrimos, con falta de trabajo, falta de consumo interno, parálisis educativa y en inversión pública, el endeudamiento salvaje, la fuga de capitales, la vuelta al Fondo Monetario Internacional. Frente a eso hubo que construir la unidad para ser una opción, el pueblo nos encomendó la responsabilidad de levantar la Argentina del pozo donde la habían metido y había que salvar las diferencias en pos de un interés público mayor. Y nos unimos. En ese momento decíamos "unidad hasta que duela", ahora decimos "unidad para transformar, para reconstruir la Argentina". Una unidad más amplia, mayoritaria, en donde están representados la mayoría de los gobernadores, los secretarios generales, las organizaciones sociales, las mujeres y las diversidades. Ese es el peronismo que conduce Alberto Fernández hoy y cuyo desafío es enorme porque tenemos el país azotado por las dos pandemias, la económica y la sanitaria, y también, en clave de género, por esta pandemia social que son los femicidios.
- ¿Cómo caracterizaría, en ese escenario, el rol de la oposición?
- La oposición en la Argentina tiene vocación de que nos vaya mal. No veo una oposición que proponga positivamente o acompañe, veo a una oposición que está todo el tiempo especulando e intentando sacar partida de las tragedias que vive la Argentina y el mundo, una oposición que va desde acusar al Presidente por envenenamiento hasta intentar obstaculizar el funcionamiento de las instituciones. Vivimos en un tiempo demasiado grave para tener esa oposición. Creo que hay grandes debates que nos tienen que unificar, como el tema de Ganancias, la reforma judicial, la pandemia y la vacunación. Son temas que nos tendrían que unir. En el caso de la reforma judicial nosotros vemos cuando recorremos los barrios que hay una demanda insatisfecha en términos de Justicia. Nosotros vamos a elecciones cada dos años, a los jueces y juezas no les conocemos las caras. Hay una percepción de que la Justicia llega tarde y mal y, en las cuestiones de género, eso significa que hay una menos. Tienen que haber cambios estructurales y nosotros no nos deberíamos negar a dar la discusión como hace la oposición.
- ¿Cuál es la agenda del feminismo dentro de este nuevo PJ?
- El tema de las violencias que nos atraviesan no es un tema subsanado. A mi me encantaría que el primer tema de la agenda del peronismo feminista fuera la nueva ley que estamos trabajando con el Ministerio de la Mujer respecto a las tareas de cuidado. Pero las violencias nos siguen atravesando, así que tenemos por delante muchos proyectos, más allá del pacto federal de Alberto (Fernández) con los gobernadores para trabajar la prevención de la violencia de género, como la iniciativa presentada para que aquel que viole la perimetral deba llevar una tobillera electrónica, de modo que no tenga que ser la víctima la responsable de todo el sistema de cuidado con el botón antipánico. También estamos debatiendo el tema de la desigualdad salarial, el de las mujeres sindicalistas, el tema de ocupar más lugares de poder. Porque si bien somos cada vez más las mujeres que llegamos a diversos ámbitos, al momento de elevarse a los lugares de toma de decisiones, somos cada vez menos.
- Durante su discurso en el acto de renovación de autoridades del PJ se refirió a que había logrado ocupar la vicepresidencia "de la mano de Evita y las 23 delegadas censistas", e hizo todo un recorrido histórico reivindicando a varias mujeres peronistas. ¿Por qué?
- Nosotras estamos acá gracias a la lucha de ellas y las pibas que hoy salen a la calle, no somos eslabones sueltos, pertenecemos a una cadena de mujeres fuertes y estoy orgullosa de sus historias. Las 23 censistas de Eva Perón son el peronismo iniciático, son las brujas, las rebeldes de esa época que revolvieron el caldero frente a la desigualdad de esa sociedad. Esas 23 mujeres que Evita convocó para que fueran a censar las mujeres a todas las provincias y a construirle su libreta cívica para poder votar. Esas mujeres les enseñaron a otras mujeres a hacer política, abrían unidades básicas en las cocinas de sus casas y allí aprendieron a dar discursos. Muchas después fueron diputadas y le abrieron la puerta al resto de nosotras. Muchas veces la gente se pregunta de dónde viene el movimiento de mujeres y salimos de ahí, de ellas y las sufragistas socialistas. Esa es la historia que nosotras tenemos, una historia muy distinta a la historia patriarcal con la que se nos crió. Y esa es la historia que tenemos que reivindicar para las próximas generaciones.
- Esa historia también es la suya personal, siendo sobrina nieta de Eva Perón.
- A mi me atravesó el peronismo desde que nací. Mi abuela paterna era hermana mayor de Evita y mi abuelo materno era compañero de Jauretche en FORJA. Tuve un inicio muy temprano en el peronismo, que empezó con una enorme admiración por Evita. La misma admiración que, años después, me volvió a despertar Cristina. Son mujeres que dieron su vida y transformaron la realidad en clave de igualdad y justicia. Hoy, el haber llegado de manera paritaria al partido nos va a permitir transmitir los valores del peronismo feminista. Al principio a muchas peronistas les costaba el feminismo y a muchas feministas les costaba el peronismo, pero esta tensión se fue readaptando de manera virtuosa porque lo natural para nosotras, las peronistas, era estar a la par de los varones. A veces, al momento de llegar a los lugares de toma de decisiones, no estábamos todas. Pero cada día mejoramos y ese es nuestro desafío.