Brasil alcanzó el martes un nuevo récord diario de muertes por coronavirus. En solo 24 horas se registraron 3.780 muertes asociadas a la enfermedad, una cifra que se presenta en medio de medidas más estrictas de confinamiento, aislamiento social y cierre de actividades no esenciales decretadas por gobernadores e intendentes. La cifra podría ser incluso mayor debido a que, por problemas técnicos, los datos no incluyen al estado de Roraima. El informe del Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass) también detalla que se identificaron 84.494 nuevos contagios. 

De esta forma Brasil, el segundo país del mundo más afectado por la covid-19 después de Estados Unidos, acumula 317.646 muertes y 12.658.109 casos. La tasa de mortalidad por grupo de 100 mil habitantes se elevó a 151 en el país, la decimonovena más alta del mundo. Pero algunos estados brasileños registran números que marcan la magnitud de la tragedia. En Amazonas, cuya capital Manaos vivió una verdadera tragedia con la muerte de decenas de personas por falta de oxígeno en los hospitales, la tasa de mortalidad es de 289 por 100 mil habitantes. Y en Rondonia la cifra asciende a 230.

El recrudecimiento de la pandemia en Brasil este año, con récord de muertos y el sistema sanitario al límite o directamente colapsado en algunos estados, pone en jaque a todos los países de la región y amenaza al mundo entero. "Lamentablemente, la terrible situación de Brasil también está afectando a los países vecinos", afirmó Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

San Pablo, la mayor ciudad de Sudamérica, y Río de Janeiro, la segunda urbe más poblada del país, entraron desde el pasado viernes en un feriado prolongado para evitar la circulación de personas y contener el avance letal de la covid-19. En la capital de San Pablo y en muchas de las ciudades del estado se prohibió el funcionamiento de las actividades consideradas no esenciales y rige un toque de queda nocturno. 

Según la Secretaría de Salud, al menos 25 hospitales públicos de ese estado no tenían disponible ni siquiera una cama de cuidados intensivos, una situación similar a la que sufren muchas de las ciudades del país desde hace al menos dos semanas.

En medio de un intenso aumento de contagios en el país, intendentes de distintos partidos políticos se unieron para pedir ayuda a la comunidad internacional y denunciaron el "colapso del sistema de salud" que atraviesa el segundo país del mundo con más casos y muertes como consecuencia de la pandemia.

A través de un video difundido por redes sociales, los ocho intendentes brasileños denunciaron: "Somos nosotros los responsables de vacunar a los habitantes de nuestras ciudades, por eso estamos unidos pidiendo ayuda. Creemos que con la ayuda de otras naciones podemos proveer camas, medicamentos, testeos, vacunas, oxígeno y auxiliar a las poblaciones más vulnerables".

Del video participaron los intendentes de Río de Janeiro, Eduardo Paes; de Florianópolis, Gean Loureiro; de Salvador, Bruno Reis; los tres integrantes del partido Demócratas; y Edvaldo Nogueira (partido Demócrata Laborista), de la ciudad de Aracaju. Además, el intendente de Belém, Edmilson Rodrígues, del partido Socialismo y Libertad; José Sarto (Democrático Laborista), de Fortaleza; de Caruaru, Raquel Lyra, y de Pelotas, Paula Mascarenhas, ambas del Partido de la Social Democracia Brasileña.