Las escandalosas visitas a la Casa Rosada y a Olivos de jueces y fiscales anticipan una tormenta de recusaciones contra los camaristas de Casación Mariano Borinsky y Gustavo Hornos, y también pueden acarrear recursos de revisión de determinados fallos --algo previsto en el nuevo Código Procesal-- porque ambos magistrados debieron inhibirse de intervenir por registrar amistad con una de las partes, en este caso el Poder Ejecutivo, que intervenía a través de distintos organismos. Varios abogados, Carlos Alberto Beraldi, Maximiliano Rusconi, Graciana Peñafort y Alejandro Rúa, estudian presentaciones dado que nunca hubo debido proceso, nunca hubo imparcialidad.

El análisis de los ingresos a la quinta presidencial de Olivos, revelado por El Destape, exhibe de forma descarnada la trastienda del uso de la Justicia para la persecución de opositores. Hornos admitió que fue a Casa Rosada porque tenía una relación “social” con Macri, mientras que Borinsky dice que fue a jugar al paddle. En síntesis, ni siquiera fueron a una reunión oficial en la oficina del Presidente, sino que se trató de encuentros extraoficiales. Lo que se evidencia es una alianza "natural", "normal", contra opositores no alineados con el neoliberalismo. A nivel mundial debe haber muy pocos antecedentes de semejante escándalo.

Peñafort vivió de cerca las escandalosas decisiones de Borinsky y Hornos en el caso del Memorándum con Irán, en el que ambos magistrados resolvieron los pasos clave, interviniendo como integrantes de la Sala I de Casación primero y como integrantes de la Sala IV después. Borinsky y Hornos le abrieron la puerta a la causa a Claudio Bonadio que procesó a Cristina Fernández de Kirchner y a Héctor Timerman por el delito de traición a la Patria. Ese procesamiento derivó en que Estados Unidos le cancelara la visa al fallecido canciller, lo que retardó su tratamiento contra el cáncer terminal que padecía. Pero, además, se usó ese expediente para meter presos a varios dirigentes opositores, entre ellos Carlos Zannini, Luis D’Elía, Fernando Esteche, Jorge Khalil, pero también hubieran ido a prisión CFK de no ser senadora y el propio Timerman, que no llegó a estar entre rejas por su situación de salud.

Para colmo, el macrismo impulsó una grotesca causa judicial con la noticia falsa de que el juez Sebastián Casanello estuvo en Olivos una vez. La mentira la armó la propia Agencia Federal de Inteligencia (AFI) a través de un exfiscal, contratado por la AFI, Eduardo Miragaya, quien a su vez recurrió a dos testigos falsos que ya reconocieron la mentira y fueron condenados por falso testimonio. Hubo tapas y tapas de diarios porque Casanello habría ido una única vez a Olivos y en cambio los camaristas de Casación fueron en forma habitual.

Incumplieron el Código Procesal --le dijo Rusconi a este diario--. En un proceso, cualquier juez tiene que inhibirse de intervenir si tiene amistad o enemistad con alguna de las partes. Ellos no revelaron su amistad con quien jugaba un papel importante en cada causa, el gobierno, que actuó a través de distintos organismos como la Oficina Anticorrupción o la Unidad de Información Financiera o cualquier otro”. 

"Todo esto ya lo intuíamos --señaló Alejandro Rúa--, pero ahora están las pruebas. Con algunos fiscales, dos jueces, la Cámara Federal y Hornos y Borinsky, manejaron todo Comodoro Py. La Corte Suprema avaló las cosas rechazando cada uno de los recursos. Usaron ese andamiaje para meter opositores presos".

“Tengo una enorme indignación pensando en Héctor Timerman --señaló Peñafort--. Borinsky y Hornos cerraron la causa del Memorándum que instruyó el juez Daniel Rafecas y que dictaminó que no existía delito. Ahí fueron integrantes de la Sala I. Pero después, mediante una burda maniobra de una llamada grabada de forma clandestina, reabrieron la misma causa como integrantes de la Sala IV. Y no reconocieron la conexidad, no dijeron que era la misma causa que la de Rafecas, por lo que correspondía darle la instrucción judicial otra vez a Rafecas. Sin explicar nada, permitieron que el expediente lo instruyera Bonadio quien, por supuesto, se salió de sus cabales y procesó a todos por traición a la Patria, delito que no se usaba desde 1955. Todavía más grave es que se usó ese expediente grotesco para encarcelar a opositores”.

Las visitas a Olivos explican algunos de los hechos más grotescos de Comodoro Py. En la causa del Memorándum la tropa que iba a Olivos y a la Rosada impidió una prueba elemental: que declare el secretario general de Interpol, Ronald Noble, quien siempre afirmó que la denuncia es falsa. El abogado Beraldi recordó que en el expediente de la obra pública de Santa Cruz no se admitió algo tan básico como la realización de un peritaje. Lo mismo ocurrió en la causa Oil Combustibles. Y por eso ambos juicios son un naufragio de la acusación: pasan y pasan los testigos desmintiendo todas las bases de la imputación o, como el caso Oil, el peritaje destrozó la hipótesis delictiva.

Lo que está pasando es idéntico a lo ocurrido en Brasil donde finalmente la Justicia dijo que el juez Sergio Moro --paseado en la Argentina de la mano de Ricardo Lorenzetti y Claudio Bonadío-- fue parcial y que todo el proceso estuvo viciado. En el país vecino descubrieron las llamadas entre el juez y los fiscales y otras numerosas irregularidades. En la Argentina lo que sale a la luz son las llamadas de Fabián Rodríguez Simón, operador de Mauricio Macri, con jueces, fiscales, camaristas y dos integrantes de la Corte, y los encuentros amistosos --y reservados-- de varios de ellos con el Poder Ejecutivo.

Rusconi insistió: “Nosotros ya estábamos preparando un recurso de revisión por la causa de Once, en que intervino Hornos. Ahora, con lo que publicó El Destape haremos un análisis más completo. El Código dice que un juez puede ser recusado cuando hay sospechas de parcialidad. Y esas visitas exhiben un vínculo clarísimo con una de las partes, el gobierno de Macri. Hay incluso una acordada de la Corte que dice que cuando un juez recibe a una de las partes tiene que notificar a la otra. Acá, la relación la mantuvieron en secreto, escondida”.

“Desde ya que Hornos y Borinsky no pueden seguir interviniendo en numerosas causas --señala Beraldi--. Hace dos semanas dictaminaron que el expediente sobre el espionaje ilegal macrista debe salir de Lomas de Zamora e ir a Comodoro Py, como quieren las defensas de los imputados del gobierno de Macri. Si yo hubiera conocido estas visitas a Olivos, los hubiera recusado, porque las listas de entrada a la quinta presidencial evidencian objetivamente la inexistencia de imparcialidad. O sea, están interviniendo en un proceso en el que, por ejemplo, está imputada Cristina y los jueces juegan al tenis con los adversarios políticos de ella”.