“Un juez tiene que estar libre de conexiones inapropiadas y de influencias por parte de otros poderes”, dijo el camarista de Casación Penal Alejandro Slokar en rechazo a las visitas de sus colegas Gustavo Hornos y Mariano Borinsky al expresidente Mauricio Macri en la Casa Rosada y en la Quinta de Olivos. Hornos, titular del máximo tribunal penal, ya había sido denunciado por el ministro de Justicia, Martín Soria, por seis visitas a la Casa Rosada. La semana pasada salieron a la luz 15 ingresos de Borinsky a la residencia presidencial entre 2016 y 2019, con la excusa de partidos de tenis, de paddle y de fútbol. “Estas situaciones no son fáciles de explicar y antes de entender, por lo menos para mí. Lo digo con algo de estupor porque son bastante vergonzantes y hasta grotescas”, cuestionó el juez. Explicó, también, que las consecuencias para sus pares podrían ser múltiples, teniendo en cuenta que mientras visitaban a Macri firmaban fallos que eran de interés de su gobierno, en especial contra Cristina Fernández de Kirchner y otros ex funcionarios. Sostuvo que desde Comodoro Py antes se "administraba impunidad" y ahora hay "persecución arbitraria".  

Para sus colegas con contactos frecuentes con expresidente, “las derivaciones –puntualizó Slokar-- pueden ser disciplinarias (en el Consejo de la Magisatratura) pero también penales en orden a la investigación de delitos, puede haber sanciones que fulminen su actuación (en ciertos expedientes) y hasta responsabilidades civiles (indemnizaciones) y eventualmente internacionales por afectación al sistema internacional de los derechos humanos”. Esto último, si hubiera una evaluación, se analizarían sus sentencias en el contexto en que se produjeron y sus vínculos políticos. 

“Todo esto se inscribe en una crisis radical y más amplia estructural que tiene el Poder Judicial. No la justicia sino los tribunales. En Argentina 8 de cada 10 ciudadanos desconfían. La confianza que inspiran los tribunales a los ciudadanos es nula prácticamente. Pero nunca se termina de tocar fondo lamentablemente. Lo que creo que espera la sociedad es un compartimiento transparente, rendición de cuentas, hasta ético. Porque todo magistrado tiene una alta responsabilidad de ajustarse a las normas, de no cometer transgresiones”, dijo Slokar en declaraciones al programa “Hagamos algo con esto”, en Radio del Plata. El juez recodó que cuando se conocieron las primeras seis visitas de Hornos a Macri en la Rosada, a la que luego se sumaron dos más en las planillas de entradas a Olivos, algunos de sus colegas le advirtieron “en su condición del presidente del cuerpo” que existen “un conjunto de estándares, de normas internacionales, también de la Argentina, desde el punto de vista de la deontología, que es la ética judicial”. Le advirtieron acerca de las “conexiones inapropiadas” y de la necesidad de estar libre de “influencias” “no solo de los poderes formales sino de los poderes fácticos”, “cuando hablamos de independencia hablamos de todo”.

En aquel entonces, recodó Slokar, el juez Hornos confirmó ante sus compañeros de la Casación que las visitas a Macri habían existido e intentó justificarlas. “Había una situación que tenía que ser explicada –recapituló-- desde el valor independencia, pero la explicación desde mi punto de vista no fue satisfactoria”. Hornos les dijo a los jueces y juezas que tenía una “relación social” con Macri. Cuando llegó la hora de redactar un acta con esos argumentos “hubo omisiones en la información de lo documentos internos”, alertó Slokar. A su entender, está en juego “la confianza del mandato con la que fuera honrado el juez Hornos como presidente”. “A mí el juez Hornos dejó de representarme”, sostuvo. Slokar planteó cinco veces que Hornos debía convocar a un acuerdo plenario para discutir su continuidad en la presidencia. “Lamentablemente el acompañamiento fue de algunos pocos colegas”, explicó. Sólo firmaron ese pedido las juezas Angela Ledesma y Ana María Figueroa, en un tribunal que tiene 13 miembros. 

Luego se sumaron otros episodios para el escándalo: primero el envío de un mensaje de whatsapp en un chat institucional de la Casación del camarista Juan Gemigani dirigido a sus colegas mujeres, en el día de la Mujer, que decía, entre otras cosas: “Feliz día para todas!! Especialmente para las delincuentes….” Figueroa y Ledesma sea cansaron de reclamar que el mensaje fuera certificado, como para que quedara constancia ante eventuales denuncias, para lo cual debía dar la instrucción Hornos. Eso nunca sucedió. Luego se sumó la historia de las visitas de Borinsky a Olivos. Hornos y Borinsky firmaron juntos, durante el gobierno de Macri y en fechas cercanas a sus contactos con Macri, fallos como la reapertura de la denuncia de Alberto Nisman contra CFK y Héctor Timerman, el respaldo a la causa conocida como “dólar futuro”, el expediente de la “ruta del dinero K” y hasta la detención de Amado Boudou por el caso Ciccone.

En una lectura sobre este tipo de decisiones judiciales, entre otras que incluso llevaron a decenas de ex funcionarios a prisión, el camarista habló de la “criminalización arbitraria de opositores políticos políticos y hasta de ciertos sectores de la burguesía nacional”. Para él esto es resultado de un cambio de época. Antes “Comodoro Py se había dedicado a administrar impunidad, a propósito de los crímenes de la dictadura y la situación de los años noventa” pero hubo “un giro” y “ahora se dedican a producir persecución arbitraria”.

El jueves último, Slokar, Ledesma y Figueroa intentaron hacer un plenario autoconvocado, pero se encontraron con la sorpresa de que ningún otro juez se sumó. “Los demás expresaron su negativa y dejaron sin respuesta a esta crisis que atraviesa la Casación”, señaló el camarista. “Quiero destacar el reclamo de las dos colegas, ante las consignas misóginas que habían resultado del chat institucional, por parte de otro colega (Gemignani) hace un mes, mientras miles de ciudadanos se expresan contra la justicia patriarcal, androcéntrica, los colegas no tuvieron a bien deliberar y llevar adelante un diálogo respetuoso sobre todo esto”, remarcó. “Yo no puedo mirar para otro lado, para mí no hay lugar para la indiferencia. Tenemos el deber de oponernos a situaciones de esta naturaleza parar que no se repitan porque son institucionalmente negativas”, lamentó.