Las diferencias entre los dirigentes de Juntos por el Cambio que tienen responsabilidades de gobierno y quienes no, siguen quedando expuestas en el espacio opositor. En la semana que pasó, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, llamó a "resistir" las medidas por la segunda ola, mientras que el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, aclaró que "las normas están para cumplirlas". La lugarteniente de Mauricio Macri institió también en que permitan a las provincias y a los privados comprar vacunas y el ministro de Salud, Fernán Quiros, la dejó offside cuando aclaró que las farmacéuticas ya tienen comprometida toda su producción con los Estados nacionales. La semana anterior, la discusión había sido por la postergación de las PASO y por la negociación con el FMI.
En todos los casos hay dos grupos que se distinguen. De un lado, los que gobiernan o gobernaron: como Larreta, la exgobernadora bonarense María Eugenia Vidal; el jefe de bloque del PRO en Diputados, Cristian Ritondo; el intendente de Vicente López, Jorge Macri; y los gobernadores radicales. Del otro, quienes ya no tienen esa responsabilidad: como Bullrich, Macri, Miguel Angel Pichetto, entre otros.
En la discusión por las restricciones por la segunda ola, la semana pasada en el encuentro presencial que tuvieron, por ejemplo, Vidal consideró que algún tipo de medidas había que tomar ante el aumento de casos. Y Larreta, que se resistió a mayores restricciones, también planteó una posición menos dura. Bullrich, por su parte, consideró que había que oponerse a cualquier medida y el comunicado que luego publicaron reflejó, en buena medida, la posición del ala dura. Con la salvedad de que lo firmaron tanto Larreta como Vidal, además de los tres gobernadores radicales.
El caso de estos últimos es paradójico porque terminaron suscribiendo un texto que cuestiona lo mismo que ya venían haciendo: sumar restricciones. Como informó este diario, antes de que se anunciara el DNU nacional, el gobernador de Mendoza, Rodolfo Suárez, había restringido la circulación nocturna en los municipios de alto riesgo. Su par de Jujuy, Gerardo Morales, venía de imponer restricciones severas en la época del carnaval. Y el de Corrientes, Gustavo Valdés, hizo lo propio en su provincia.
Es evidente la desconexión entre esos mandatarios de la UCR y la posición de Bullrich-Macri. Los mismos tres gobernadores suscribieron en el mismo comunicado una suerte de defensa irrestricta de las PASO, cuando varios de ellos dijeron que las suprimirían o cuestionaron su utilidad.
Es que sobre las PASO ocurrió algo similar: Ritondo y Jorge Macri tuvieron una charla informal en Casa Rosada para comenzar las negociaciones y bastó con eso para que el ala dura pusiera el grito en el cielo y exigiera desmentidas sobre un acuerdo que no existía. También reclamaron hablar el tema en la reunión presencial de la cúpula de Juntos por el Cambio. Pero cuando esa reunión llegó, Bullrich planteó que no entendía por qué había que discutir de ese tema, "si la gente está pensando en otra cosa". Al final no fue el eje de la reunión.
Y en el comunicado, incluyeron un apartado que es contradictorio: "Estamos en contra del cambio en las reglas de juego. Hasta hoy no hemos recibido ninguna propuesta concreta por parte del Poder Ejecutivo Nacional. Y de haberla, tiene que significar una mejora estructural y no sólo para esta elección". Si se está en contra de "cambiar las reglas del juego" en el mismo año electoral, no es posible proponer una "mejora estructural" y para todas las elecciones, que es más que lo que pide negociar el Gobierno: postergar un mes las elecciones para que no se vote en invierno.
En verdad, ese texto oculta una intención de negociar dos condiciones para apoyar el cambio de fecha: que se instaure la boleta única en papel y que se vuelva a instaurar los cambios que hizo Macri al sistema electoral cerca de las elecciones de 2019 (es decir, lo opuesto a lo que afirmaron en el comunicado que había que hacer). La más sensible de las reformas que introdujo Macri era la posibilidad de que los argentinos residentes en el exterior votaran por correo y sin una fiscalización cierta. En el encuentro con el ministro del Interior, "Wado" De Pedro, que tuvieron las cabezas de los bloques de Juntos por el Cambio el jueves pasado, el funcionario nacional descartó que esas dos cuestiones se puedan discutir este año.
La misma discusión entre quienes gobiernan y quienes no se dio en torno a la negociación con el FMI. Surgió la posibilidad de que el Gobierno invitara a firmar un texto conjunto a algunos dirigentes de la oposición. Molestó mucho al ala dura que desde el oficialismo pensaran en Martín Lousteau, Larreta y Vidal y nadie del otro sector.
Pero el súmmum de las diferencias entre los sectores quedó expuesto por el tema de la compra de vacunas. En varias reuniones de Juntos por el Cambio, Larreta insistió con que había que dejar de decir que el Gobierno nacional debía permitir que compren vacunas los estados subnacionales. Detalló por qué es no era práctico y no iba a terminar siendo posible. En su momento, Bullrich le discutió y tuvo que intervenir Macri a favor de la posición de Larreta. Pero Bullrich no hizo caso y siguió repitiendo ese reclamo hasta la semana pasada:
"Yo se lo dije 20 veces al presidente: dejen que las provincias compren la vacuna. Dejen que los laboratorios compren. Dejen que las farmacias compren. El sistema más efectivo de distribución de la vacuna en los Estados Unidos son las cadenas de farmacia", sostuvo. Lo que consiguió es que el jefe de Gabinete nacional, Santiago Cafiero, los invitara a que fueran a comprar.
Cuando le preguntaron a Fernán Quirós sobre esto, tuvo que decir: "Esto no encuentra una solución en el mercado, por eso es un debate abstracto. Las empresas han comprometido toda su producción. Las contrataciones serían a fin de año o el año que viene". Por lo cual, Quirós termino siendo el que la dejó a Bullrich completamente offside.
Pero esto no terminó ahí: luego de que Quirós sepultara la posiblidad de obtener vacunas, el Gobierno porteño hizo un giro de 180 grados y salió a decir que va a tratar de comprarlas igual. "Sabiendo lo difícil que va a ser, vamos a hacer el intento", afirmó el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel. Una de las que quiere adquirir es la de Pfizer, que le pedía al Gobierno nacional que pusiera como garantía las reservas del Banco Central o las embajadas. ¿Qué les va a ofrecer Larreta? ¿Y de dónde va a sacar los dólares para pagarlas, en el improbable caso de que alguna farmacéutica les venda?
No fue la única de esa conferencia de prensa. Bullrich, antes de que se conocieran las medida, había hecho un llamado a "resistir" todo lo que les pareciera irracional. Un periodista le preguntó a Larreta por ese llamado y por el comunicado de Juntos por el Cambio y inquirió cuál sería el grado de acatamiento. Esta fue la respuesta: "(Silencio) Perdón, si te referís al comunicado de Juntos por el Cambio en ningún momento llama a no cumplir una norma". Otro periodista intentó comentarle que se refería a la declaración de Bullrich, pero Larreta continuó: "Perdón, perdón... El comunicado no alude a no cumplir una normal. Las normas están para cumplirlas y nuestra responsabilidad es hacer cumplir las normas". Mientras lo decía, en su mismo espacio político estaban fogoneando en hashtag #DesobedienciaCivilYa. Dos líneas dentro de la misma coalición que, por ahora, permanecen juntas.