La Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) hará un paro de 24 horas este miércoles, sumándose a otros gremios docentes, para reclamar la suspensión de las clases en la Ciudad de Buenos Aires por el aumento de los contagios de coronavirus. Los sindicatos vinculan la suba de los casos a la apertura de las escuelas, y sostienen que aunque se cuiden los protocolos --cosa que aseguran que en CABA no está sucediendo--, la presencialidad genera que un millón más de personas estén en la calle, usando el transporte público.

El paro había sido convocado a principios de la semana por Ademys y Amet, a los que ahora se sumó UTE, el gremio docente más numeroso de la capital. Al explicar los motivos, Eduardo López, secretario adjunto de UTE, señaló que la curva de casos en CABA comenzó a subir el 3 de marzo, 14 días después de retomar las clases presenciales. “La segunda ola empezó en la Ciudad y lo hizo luego de dos semanas de que se abrieran las escuelas de manera improvisada y con anticipación al resto del país”.

Así, los gremios impugnaron la postura sostenida tanto por la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, como por su par de Nación, Nicolás Trotta, sobre que en la escuela, mientras se mantengan los protocolos, no hay contagios.

 Señalan que además de la sobrecarga de pasajeros en los colectivos y el subte porteños, hay otros elementos que no se están considerando, como las aglomeraciones de padres en las puertas de las escuelas en los horarios de ingreso y salida de los alumnos.

También advierten que la ministra Acuña viene flexibilizando los cuidados. En línea con el discurso aperturista de Juntos por el Cambio, Acuña, hace sólo dos semanas atrás, proponía dejar de usar el barbijo en los recreos.

Las escuelas porteñas han acumulado, desde el inicio de la vuelta a las aulas, más de dos mil contagiados entre docentes, no docentes y alumnos. La medida que terminó de definir el llamado al paro fue que la ministra convocó a trabajar presencialmente a los docentes que, debido a razones de salud, tenían permitido hasta ahora dar solamente clases virtuales.

La Ctera, confederación que representa a los docentes a nivel nacional, respaldó el llamado al paro en CABA, aunque sus dirigentes diferenciaron entre la situación de la ciudad y la de la provincia de Buenos Aires, donde hay buen diálogo de la administración de Axel Kicillof con los gremios.

A diferencia de la política de confrontar con los sindicatos de Horacio Rodríguez Larreta, en la gobernación bonaerense los docentes trabajaron todo el año pasado con la dirección de Escuelas para consensuar los protocolos de regreso a las aulas. Y en este momento, gremios y gobernación coinciden en que son necesarias más restricciones. Han acordado trabajar en un seguimiento por distrito, y todo indica que en la provincia, en los próximos días habrá cierres de escuelas definidos de manera focalizada,  por municipios, según cómo evolucione la situación sanitaria, es decir la combinación de casos, camas ocupadas y circulación de nuevas cepas.

“La Ctera apoya el pedido de suspensión de clases presenciales en CABA. Pensamos que no sólo es un tema de presencialidad, sino que hay que tomar más restricciones en los distritos con más contagiados en relación con su cantidad de habitantes, no solo en CABA”, sostuvo al ser consultado sobre el tema Roberto Baradel, titular del Suteba -el principal gremio docente de la provincia- y a nivel nacional integrante de la conducción de Ctera.

Baradel agregó que en la Ciudad de Buenos Aires los protocolos para el regreso a clases “no se hicieron como se tenían hacer”. Remarcó, en ese sentido, que si se toman los cuidados necesarios los contagios “no se dan en la escuela” pero sostuvo que “en los distritos con más circulación del virus se deben tomar medidas”. Para el territorio bonaerense, puso los casos de Olavarría, donde fue detectada la circulación de las cepas del Reino Unido y Manaos, y de La Plata, donde la ocupación de camas es casi total.

De esta manera, en el AMBA los gremios docentes no tienen una respuesta uniforme frente al tema de la presencialidad en la segunda ola, en parte porque las condiciones de trabajo no son las mismas de un lado y del otro de la General Paz y en parte porque las mesas de diálogo en la provincia les están permitiendo implementar respuestas con mayor acuerdo dentro de la comunidad educativa.  

El malestar sí es del mismo grado ante la falta de conectividad y de dispositivos para sostener las clases virtuales.  En este sentido, los gremios le vienen advirtiendo al gobierno nacional que, si la segunda ola obliga a poner más restricciones a la presencialidad,  tendremos los mismos problemas de conectividad que el año pasado. Y es que aunque se trabajó en mejorar el acceso a internet y se entregaron computadoras, la escala de las políticas destinadas a democratizar internet no está, a pesar del tiempo transcurrido desde el obligado inicio de las clases virtuales, a  escala de las necesidades educativas del país.