Entre las películas que integran la reapertura de El Cairo Cine Público, figura El Universo de Clarita, el documental de Tomás Lipgot que inauguró la sección Baficito en el reciente Festival de Cine Independiente de Buenos Aires. El director de Moacir y ¡Viva el palíndromo! acompaña a Clara Micheletti, una niña de 13 años maravillada de toda la vida por la astronomía, en un viaje de aprendizaje que une su casa de Rosario con el eclipse solar visto en San Juan y en compañía de una multitud. El Universo de Clarita podrá verse hoy y el miércoles 21 en el horario de las 20.
“Siempre hay algo de uno en lo que se elige hacer; de chico también quise ser astronauta y me gustaba la astronomía, es común la fantasía de ser astronauta, ahí hay algo mágico. Yo tengo telescopios, hice muchos cursos, y cuando quise hacer algo sobre el tema se me ocurrió que lo mejor sería a través de los ojos de un niño, una niña en este caso, porque lo que representa mejor a la experiencia astronómica es esta cuestión del maravillarse, de la pregunta, del conocer. Es algo que nosotros, como adultos estúpidos, vamos perdiendo. Tengo una hija de 4 años, y seguramente ser padre es algo que me cambió el punto de vista”, comenta Tomás Lipgot a Rosario/12.
-¿Y cómo llegás a Clarita?
-La película surge primero de una idea, de una especie de hipótesis: hacer un documental desde el punto de vista de un niño que no conociera. Comencé a investigar y di en Rosario con Yayo (Ekdesman) y Sofía (Méndez), del Proyecto Miradas. Ellos tienen un taller de astronomía experimental, lúdica, y me encantó lo que hacían, a través del juego y de la experiencia. Son talleres científicos pero más vinculados a lo social, lo dan en cárceles y barrios marginales, eso me gustó. Me acerqué a ellos, y ya con la idea de la película hicimos un casting virtual, conmigo en Buenos Aires. Un día, Yayo me dice “tenemos el casting resuelto” y me manda un video de Clarita. Tenía razón.
-La secuencia en la cárcel, entre los chicos presos y Clarita, es magnífica.
-Es muy potente, Clarita estuvo llorando, conmovida; estar en esa realidad y compartir la experiencia con ellos tras las rejas es muy fuerte y real. Además, pasó algo imprevisto, o en todo caso son cosas que suceden cuando estás conectado con algo: vimos una estrella fugaz, algo que en Rosario es raro e inusual, y desde el patio de una cárcel, donde el cielo está comprimido por la construcción carcelaria.
-Allí mismo, uno de los chicos responde bien ante una pregunta, y ella lo felicita, tan contenta como él; es un momento precioso.
-Todo es enorme, y es lo que somos nosotros, lo que nos revela la astronomía, que es de una magnitud inclasificable. Nosotros somos parte de todo eso, y esa parte, esa escena, es conmovedora. Además, llega en una instancia donde ella, al hacer un viaje de aprendizaje para luego sumarse a los talleres, ya estaba en su rol de compartir conocimiento y se pone en ese lugar.
-Justamente, vas retratando su desarrollo. ¿Durante cuántos años la acompañaste?
-Esa es otra de las maravillas de vivir en la Argentina y de que cobres el subsidio del Incaa en 5 años. El documental no estaba pensado así, iba a ser sobre una niña pero se fue alargando por cuestiones financieras. La niña pasó a ser adolescente y eso fue un problema, porque necesitaba continuidad, pero después encontré la manera de jugarlo a favor y desde un retrato del paso del tiempo que es algo muy interesante para un documental.
-Clarita tiene ideas personales y científicas sobre la creación, pero durante el eclipse solar, en el abrazo con la madre –que es creyente- se resuelven las diferencias de una manera, te diría, primaria, tribal, junto a la multitud y el cielo.
-¿Te acordás de lo que dice Clarita en ese momento? No se escucha bien, pero cuando ella se abraza a la madre dice “dios mío”, es una forma de decir lo indecible porque ella no cree en dios, y es también un momento muy gregario, no sé cómo llamarlo, pero tiene que ver con algo que también se va perdiendo. El ser humano es parte de la naturaleza pero se va separando cada vez más, fue un poco eso, tenía un aire de ubicarnos en el lugar en el que estábamos para hacernos dar cuenta de un montón de cuestiones humanas.
-Pienso a la vez en el cine como tal, en la multitud reunida ante la luz.
-El cine es luz y el fenómeno astronómico también. Existimos gracias a la luz. Y ambos ofrecen capacidad óptica. Quizás ahora, que la imagen se ha masificado tanto, nos olvidamos de lo que el cine es.