Aunque entre ambos sumaban siete encuentros sin alegrías por la Copa de la Liga, no se puede decir que el choque de este domingo entre Independiente y Defensa y Justicia en Avellaneda era un duelo de necesitados. Es que, en primer lugar, el conjunto de Florencio Varela llegaba con el ánimo por las nubes luego de la gesta ante Palmeiras de Brasil, con batacazo en rodeo ajeno para quedarse con la Recopa Sudamericana. Y segundo, porque a pesar de una seguidilla de cuatro presentaciones sin victorias, incluida la reciente caída ante Racing en el clásico, Independiente es un poderoso del fútbol argentino y está siempre a tiro, tanto que con un buen resultado se metía en los puestos de clasificación a segunda fase.


Y ese buen resultado se concretó recién sobre el cierre, luego de que el travesaño le devolviera a Independiente dos grandes remates, a Lucas Rodríguez en el primer tiempo de tiro libre, y a Silvio Romero en el segundo tras una volea. La diferencia la marcó el defensor Sergio Barreto a los 77, con un lindo cabezazo luego de un centro de tiro de esquina. El defensor de 21 años pareció liberarse de su marca, Emanuel Brítez, con un empujón que desató algunas quejas de la visita, potenciadas además por un córner que fue antecedido por un pedido de infracción de Silvio Romero. Pero teniendo en cuenta lo sucedido la semana pasada en el clásico de Avellaneda, podría argumentarse que el Rojo tenía algo de karma a su favor.

Independiente contó con las chances más claras, pero no con el dominio del desarrollo. Como sucede habitualmente cuando uno de los equipos es Defensa y Justicia, la pelota perteneció a los de verde, amarillo y blanco. Claro que con diez de los once titulares que hicieron historia en Brasilia (con remontada, tiempo extra, penales y festejos incluidos), la intensidad que es sello del Halcón les resultó insostenible a los de Sebastián Beccacece con el correr de los minutos.


Así, con espacios para contraatacar, piernas pesadas en el rival, la velocidad de Sebastián Palacios y Jonathan Menéndez por las bandas, la sabiduría de Romero como referente de ataque y la creatividad, aunque irregular, del colombiano Andrés Roa de entrada, Independiente hizo mella en el fondo del Halcón. Recién después del testazo de Barreto, Beccacece acusó diagnóstico de lo que sucedía con los suyos y mandó tres cambios de un saque. Pero ya era un tanto tarde como para despertar al Halcón, que se quedó a cuatro puntos de los puestos que otorgan boleto a la segunda fase. El Rojo, por su parte, se acomoda con 16 -misma cifra que Boca, Lanús y Talleres- como uno de los escoltas de Vélez (22) en la Zona B.