La ocupación de camas hospitalarias en Rosario entró de un salto al nivel en el que se considera ya situación de stress sanitario, y apuró a las autoridades hacia el dilema de disponer las restricciones que la semana pasada evitaron a pesar de la sugerencia del Presidente Alberto Fernández. Por ahora, tanto Pablo Javkin como Omar Perotti, resisten ese costo político. Pero los expertos opinan en contrario. En los hospitales públicos de la ciudad ayer el 91 por ciento de las camas de terapia intensiva estaba ocupado, y el 90 por ciento de las camas en general, también. Por eso la ministra de Salud, Sonia Martorano, definió la situación como "acuciante", reprochó que continúen las reuniones sociales y fiestas clandestinas, y alertó que a este ritmo de contagios no habrá posibilidad de atender a todos los pacientes que vayan cayendo.

Leonardo Caruana, secretario municipal de Salud Pública, había advertido la semana pasada –cuando la ocupación de camas rondaba el 76%– que cuando se pasara el límite de 85% de ocupación se entraría en fase crítica, cuando usualmente se considera necesario echar mano a restricciones. Pues al cabo del fin de semana, ayer esa cartera informó que con los 464 nuevos contagios de covid 19 reportados en la ciudad, y un número sostenido de casos activos (5.949 personas con la enfermedad en curso), la ocupación de camas generales llegó al 90%, y las camas críticas, al 91%. Claro que no todas alojan a pacientes covid, solo el 24%. Pero la gente no se enferma solo de coronavirus.

El reporte municipal sumó ayer en Rosario 12 personas fallecidas por el virus. 

“Hay un notable aumento de casos; la situación es acuciante. Si no bajamos el nivel de contagios, no vamos a tener la posibilidad de atender a todos. ¿Cuáles son las alternativas cuando haya un 100% de ocupación (de camas)? No son muchas, estamos expandiendo, pero tenemos el límite del recurso humano”, alertó Martorano. En una visita al vacunatorio en la ex Rural, la ministra se mostró particularmente preocupada, y apenas disimuló el hecho de que el mensaje sanitario no tiene cabida en la burbuja política: “Quiero ser clara sin llevar miedo: la situación es muy compleja. Los contagios se dan mayoritariamente en el ámbito privado. No es momento de socializar, de juntarse a comer el asado. Tenemos que tratar de quedarnos en casa, y evitar las aglomeraciones”, dijo al elegir apelar una vez más a la responsabilidad social, mientras desde la Casa Gris y el Palacio de los Leones se hizo silencio al respecto.

Caruana, por su parte, hizo notar el parecer de los médicos, a favor de restringir la circulación social. Para evitar la crisis sanitaria, la restricción por 14 días tiene como objetivo que no aumenten más los contagios, hay que evaluar día a día la situación, nada es más importante que cada persona tenga su atención médica", dijo.

Martorano eludió la polémica que entre el fin de semana y ayer dominó a los porteños, las clases presenciales sí o no. "Acá no tenemos un porcentaje preocupante de contagios dentro d ela escuela –desestimó– nos preocupa el entorno, la puerta, el transporte, el después. Hoy no está el foco en la presencialidad, está en otras cosas", recalcó la ministra.

La apelación estuvo a la población más joven. "Hoy muchas camas críticas están ocupadas por contagios prevenibles. Estamos viendo un aumento desproporcionado en los jóvenes a quien les pido racionalidad y cuidado. Una fiesta clandestina, una juntada en un campo a la madrugada, hoy no son una simple juntada, son peligros inmensos. Les pido a los padres de esos chicos que nos acompañen, y haya firmeza para que la molestia del reclamo de salir de casa no sea reemplazada por una cama en una Unidad de Terapia Intensiva”, machacó Martorano. E hizo extensivo el ruego: “El pedido también va para adultos que no se cuidan, les pedimos respeto y compromiso, por una acción individual se puede parar el sistema productivo, generar restricciones que afectan a la vida de todos”, advirtió.

Martorano atribuyó uno de los factores de este rebrote al movimiento turístico de Semana Santa, "a los que fuero a buscar el virus a otras provincias que están más complicadas, o que tenían otras cepas. El lunes siguiente se hicieron testeos y dieron positivo en un 75 por ciento, a partir de ahí todo fue un reguero de pólvora", dedujo. 

"Los efectores privados y públicos están expandiendo camas pero ya no hay margen, porque no hay recursos humanos para atender esta demanda. Cuando no haya más camas no tendremos más alternativas", avisó.

Por su parte, el secretario de Salud provincial, Jorge Prieto, también puso de relieve la preocupación en ascenso por la velocidad de la segunda ola del coronavirus en el centro y norte santafesino. 

En tanto, ayer Santa Fe recibió 62.300 dosis de la vacuna elaborada por AstraZeneca, y se sumaron a las 7.700 dosis de Sputnik V que habían llegado el miércoles pasado. El gobierno espera más vacunas para los próximos días.