Los equipos argentinos debutaron esta semana en los torneos continentales, la Copa Libertadores y la Sudamericana, y el primer impacto que provocaron no fue del todo positivo. Los 13 planteles que se encuentran en ambas competencias no pudieron prevalecer en su totalidad, y sólo cuatro pudieron lograr la victoria.

El fútbol argentino, junto al brasileño, suele ubicarse en el escalón más alto de Sudamérica, en relación a los certámenes internacionales. Lo curioso de este inicio es que eso no se pudo plasmar en el campo de juego. Los únicos ganadores fueron Boca, Argentinos, Independiente y Lanús.

Los que empataron fueron River, Racing, Defensa y Justicia, y Newell's; y perdieron Vélez, San Lorenzo, Central, Talleres y Arsenal.

Los que vencieron lo lograron frente a bolivianos, uruguayos, y venezolanos. Nacional de Montevideo aparece en ese grupo sólo como un adversario de relieve. The Strongest, Guabirá y Aragua no parecen tener el prestigio suficiente. 

La paridad que se viene observando en el continente se mantiene, y más allá de que en las instancias finales los argentinos acceden con frecuencia en alguno de los dos torneos, a los argentinos le resulta complicado ejercer supremacía sobre rivales que anteriormente no significaban un escollo importante.

River no pudo ante Fluminense, Racing frente a Rentistas, Defensa con Independiente del Valle, San Lorenzo con Huachipato, Newell's con Atlético Goianiense, Central con 12 de Octubre, Talleres con Emelec y Arsenal con Bolívar.  

La primera fecha no es para tener una medida exacta de la situación, pero sirve para vislumbrar que por más que Argentina sea uno de los países con mayor cantidad de plazas para participar, el poderío que posee no es absoluto.

Las copas son la máxima aspiración de los clubes, y apuntan todos los esfuerzos a destacarse en esos ámbitos. Los equipos deben realizar buenas campañas, para conseguir los puntos necesarios que los depositen en el ámbito internacional. El inconveniente llega después.