Tchaikovsky dijo alguna vez que “si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco”. Aunque exagerada, la realidad pandémica parece que llegó para corroborar aquella idea. Entre tanta información, ansiedades y temores que impone la vida cotidiana de la tercera década del siglo XXI, la música resulta el arte predilecto para ponerle pausa a tanto alboroto organizado. Y en se mundo infinito de melodías y acordes, el jazz emerge como un viaje hacia mundos imaginarios y distantes sin salir de casa. Bajo esa premisa, este viernes nació Blackie FM 89.1, nueva señal del Grupo Octubre, la primera emisora musical dedicada exclusivamente al Jazz. Bajo el slogan “El color de la música”, la radio propone recuperar la experiencia de escuchar jazz como un momento de placer, desligado del consumo.

Desde este fin de semana, entonces, Blackie ya suena en la FM 89.1 y está disponible su aplicación en Apple Store (para los dispostivos móviles con sistema iOS) y Play Store (Android), a la que se encuentra como Blackie 89.1. Quienes prefieran la quietud del hogar o la elijan como compañía para el trabajo también podrán sintonizarla desde su sitio web. Para mantenerse al tanto de sus novedades, en Instagram y Twitter se la encuentra como @fmblackie, mientras que en Facebook será BlackieFM.

Ni el nombre de la flamante emisora ni el día elegido para su lanzamiento fueron azarosos. El 30 de abril se conmemora el Día Internacional del Jazz, instaurado por la Unesco en 2011 para rendir homenaje al género, destacando su valiosa contribución al intercambio cultural, al diálogo y la cooperación entre los pueblos a nivel mundial. La elección de Blackie como nombre de la primera radio pura y exclusivamente de jazz no es más que un homenaje a Paloma Efron, conocida popularmente como "Blackie". La recordada periodista, conductora y pionera de la radio y televisión argentina fue en en sus comienzos cantante de jazz. “Incluso viajó a Estados Unidos para perfecccionarse en el género, un dato que pocos conocen”, comenta María Eugenia Rossi Gallo, coordinadora artística de la flamante señal. “Además nos gustó ponerle el nombre de una mujer, y que aunque sea una radio de música tenga también perspectiva de género desde su nombre”.

Sin otra pretensión que la de sumergir a la audiencia en el universo único del jazz, FM Blackie 89.1 ofrece una programación principalmente musical: “Vas a estar informado cuando la escuchás, vas a saber lo que pasa, pero de una forma más agradable”. Los imprescindibles del género le darán sonido a la emisora, desde Billie Holiday y Ella Fitzgerald, pasando por Louis Armstrong, Nina Simone, Miles Davis, Nat King Cole, Frank Sinatra y Tony Bennett, entre otros. Todos ellos conformarán una orquesta imaginaria con las figuras más contemporáneos del jazz, como Norah Jones, Amy Winehouse, Zaz y muchos de los talentos actuales de género un género tan versátil y profundo, con tantas vertientes que dentro suyo caben muchos mundos. Hay jazz íntimo ochentoso de saxos melosos, jazz festivo de pies repiqueteando en el suelo como en sus orígenes, jazz de vanguardia que sigue sonando a futuro 70 años después de grabado –y que marcó a fuego los géneros que le siguieron, como el rock o el pop– y hasta un jazz jipi-chic para las calles parisinas. Matices no faltan y desde la nueva señal prometen recibirlos a todos.

También a los artistas nuevos, más jóvenes y contemoráneos o artistas de otros géneros que hayan incursionado en el jazz reinterpretando sus standards, como se llama a los clásicos del género. “Así que en algunos momentos podés llegar a escuchar alguna cosita de bossa-nova, que tienen cruces con el jazz”, promete Rossi Gallo.

Refugio sensitivo, aquietador de fantasmas, acompañante placentero, el jazz de ayer y hoy será el protagonista de Blackie. A pura música, la FM 89.1 diseñó una programación dividida en bloques diarios. “Good morning Blackie” despertará a los oyentes a partir de las 6 de la mañana. Al mediodía, la música le dará paso a “Blackie mood”, con una playlist ideal para adentarse con calma en la tarde. A las 18, el atardecer se presenta perfecto para “Blackie nights”, que le imprimirá jazz a la noche, para luego darle paso a la medianoche a “Smooth Blackie”. Los fines de semana será el momento de “Weekend Blackie”, con un especial cada domingo a las 22 exclusivamente dedicado a los iconos del género, bajo la tutela de Pablo Marcovsky. “Ya este domingo arranca Pablo con un programa sobre clásicos", anticipa Rossi Gallo. "Van a ser dos horas dedicadas a un artista icónico y empezamos con Louis Armstrong”.

Rossi Gallo hace énfasis en que tienen la intención de romper con la imagen elitista que muchas veces se carga al género. “El jazz tiene sus orígenes en la música popular negra”, señala. “Queremos recuperar esa raíz y sacarlo del lugar exclusivo y excluyente, recuperar que nació en los suburbios, en el pueblo, y era de fiesta, de celebración: popular en el más estricto sentido de la palabra”, destaca la coordinadora artística de la emisora.

“Queremos sacarlo de ese lugar de música para músicos, que puedas escuchar la radio, en el transporte que sea, poder conectarte con la música y disfrutar sin que te pida una preparación previa”, agrega. Por eso cuando se le pregunta por los nombres fundamentales para la señal (Ver aparte) elige cantantes. “Lo más fácil de escuchar cuando no sos un entendido, son los cantores. Es lo que primero te acerca. Por eso para nosotros son fundamentales. No es una radio sólo para entendidos, es para todo aquel que quiera vivir la experiencia de disfrutar la buena música”, propone. Además, así aspiran a cubrir un espacio vacante en el dial. “¡No hay una radio de jazz! Es la primera y única de la Argentina”, explica.

Aunque la radio arrancó este viernes, sus autoridades ya miran al futuro. “En este momento no hay mucha actividad por obvias razones", -refiere a la pandemia de covid-, pero a medida que nos desarrollemos, pensamos difundir toda la agenda del jazz local pensamos difundirla también, e incluso apostamos a tener nuestros propios eventos cuando recuperemos una vida, si se puede y se quiere decir, ‘normal’”, revela la coordinadora artística de la nueva señal del Grupo Octubre.

No sólo eso, el contenido musical, central en la emisora, se cruzará con otras segmentos “de lifestyle”, adelantan. “Recomendaciones de libros, documentales ligados al jazz, buenos whiskys, vinos, cafés”, enumeran. La síntesis es “todo lo que nos conecte con disfrutar, el placer, es una radio ligada al lifestyle y al buen vivir”, plantea Rossi Gallo. “La radio apela a que los oyentes recuperen la experiencia de escuchar jazz como un momento de placer, ligado a la buena música y las sensaciones”.


5 nombres esenciales del jazz

Cuando se le propone imaginar cinco nombres que aporten al sentido de la radio, María Eugenia Rossi Gallo no duda en su listado: Frank Sinatra, Nina Simone, Ella Fitzgerald, Billie Holliday y Louis Armstrong. Nombres fundamentales del género, exponentes de años dorados y clásicos, pero además, cantantes indiscutibles. No hace falta mucha formación para aceptar, al escucharlos, que eran artistas excelsos.

Frank Sinatra (1915-1998): Fue un cantor y actor norteamericano, uno de los más populares e influyentes del siglo XX, y uno de los más venddedores de la historia. Hijo de inmigrantes italianos e influido por Bing Crosby, se hizo conocido en la era del swing. El salto a la fama se lo ofreció el cine (ganó un Globo de Oro y un Oscar por el film From here to eternity). Para muchos, fue uno de los primeros en proponer “álbumes conceptuales”, a mediados de la década del 50. Además fundó su propia compañía discográfica y solía hablar contra el racismo y la xenofobia imperantes en su país. Tan vehemente era en sus planteos que hasta llegaron a acusarlo de comunista en pleno macartismo.

Nina Simone (1933-2003): Sexta hija de un hogar pobre de Carolina del Norte, la joven aspiraba a ser concertista de piano. Para ayudar a la economía familiar, comenzó a tocar el piano en un local nocturno de Atlantic City, EE.UU., donde incorporó su nombre artístico para eludir la censura familiar, que veía al jazz como “la música del diablo”. Por exigencia de los dueños del boliche debió cantar mientras tocaba el piano. El resto es historia: 40 álbumes después y habiendo incursionado también en la música clásica, el blues, el folk, el R&B, el gospel y hasta el pop. Días antes de su muerte, el prestigioso conservatorio Julliard le otorgó un título honorario. La misma institución le había rechazado la solicitud de una beca, décadas antes.

Ella Fitzgerald (1917-1996): Es probable que el jazz haya salvado a Ella, después de su tumultuosa infancia y adolescencia. Su estabilidad la encontró en la orquesta de Chick Webb, cuyo mando tomó tras la muerte de su fundador, hasta dejarla atrás por su carrera solista en 1942, ya consolidada como una de las grandes voces de su tiempo. Su nombre se asociaba a Harlem tanto como el cancionero norteamericano más representativo, con títulos como “Dream a little dream of me” o “Cheek t cheek”. Además, hizo dúos notables con figuras indispensables de su tiempo, como Louis Armstrong y Duke Ellington. Era la auténtica Lady.

Billie Holliday (1915-1959): Si de vidas tumultuosas se trata, la de Billie lo fue. Tras un comienzo económicamente promisorio a mediados de los años 30, para fines de los cuarenta sus problemas legales y con el alcohol y las drogas se llevaban muchos de los titulares (y en última instancia, su vida). Aún con todos esos problemas era una voz única, con un fraseo inspirado en los instrumentistas del género y marco´un modo de encarar el tempo de los temas. Una novela gráfica de los argentinos José Muñoz y Carlos Sampayo cuenta su vida con especial belleza.

Louis Armstrong (1901-1971): ”Satchmo” puede ser más conocido en la Argentina como trompetista (en buena medida gracias a la Mafalda de Quino, en cuyas tiras lo mencionaban con frecuencia), pero también fue un gran cantante de jazz, que recorrió varias eras del género a lo largo de cinco décadas. Su figura es fundacional para el jazz y uno de los nombres que permiten asociar Nueva Orleans al género. Su presencia y su talento como solista también promovieron un cambio de foco del género, que –sin dejar de ser una música de improvisación colectiva- pasó a centrarse en intérpretes y estrellas particulares.