Desde Roma

Cuando el primero de mayo se conmemoró el Día del Trabajador o el Día del Trabajo, los sindicatos italianos rebautizaron la fecha llamándola el "Día del No Trabajo", en clara alusión a la impresionante desocupación que se ha difundido en el último año a causa de la pandemia. Una desocupación que ha significado en Italia la pérdida de más de 900.000 puestos de trabajo y que ha afectado mucho más a mujeres, a jóvenes y migrantes que a los hombres, aunque éstos sin duda también han pagado un precio considerable.

El gobierno autorizó desde marzo del año pasado una serie de medidas para ayudar a los/las empleados/das y a las empresas, como el pago por parte del Estado de un sueldo reducido por algunos meses (reemplazando el sueldo de la empresa), llamado en italiano “Cassa integrazione”, y la prohibición de las cesantías por un cierto tiempo. Estas medidas cambiaron en algunos aspectos durante estos meses, pero siguen vigentes. Los empleadores privados que suspenden o reducen su actividad por hechos debidos a la pandemia, pueden pedir ahora el uso de la “cassa integrazione” para una duración máxima de 13 semanas desde el 1 de abril hasta el 30 de junio 2021. Otras medidas similares y de ayuda a las empresas y los trabajadores saldrán a relucir una vez que sea aprobado por la Unión Europea (UE) el llamado Recovery Plan, es decir, el programa de cómo el gobierno italiano usará el dinero que le entregará la UE para ayudar al país en crisis por la pandemia.

Pero para tener un panorama más preciso sobre cómo la pandemia ha afectado a hombres y mujeres es necesario analizar algunas cifras, buena parte de ellas proporcionadas por el Istat, el instituto de estadísticas de Italia.

En diciembre del 2020, la tasa de ocupación femenina bajó al 48,6%, perdiendo 1,4 puntos porcentuales en un mes, frente a la ocupación masculina que sólo perdió 0,4% llegando al 67,5%. En ese mes se perdieron 101.000 puestos de trabajo, pero más de 90.000 de ellos pertenecían a mujeres menores de 50 años. En marzo de 2021 en cambio la ocupación creció un 0,2%, recuperándose unos 34.000 puestos de trabajo respecto al mes precedente. Pero los puestos fueron principalmente para hombres.

La tasa de desocupación es ahora en Italia del 10,1% (la de los jóvenes llega al 33%), más alta de la media europea que en marzo 2021 era del 8,1%, según Eurostat, y más alta que la de Alemania que en febrero 2021 era del 6% y que la de Francia que a fines del 2020 era del 8%. Solo es mejor que la de España donde en marzo del 2021 la desocupación oscilaba en torno al 15,3%. Si se habla de desocupación femenina en febrero fue del 11,4% en Italia

La tasa de ocupación llega en Italia al 56,5%, lo que significa que apenas poco más de la mitad de la gente que estaría en condiciones de trabajar, tiene la posibilidad de hacerlo.

Tanto el presidente de la Republica Sergio Mattarella, como la presidenta del Senado, Elisabetta Casellati destacaron en sus mensaje del Primero de Mayo, el hecho de que las mujeres hayan pagado el precio más alto en la pandemia.

Hacer que crezca la ocupación femenina, que “hoy es todavía muy frágil” es una “condición esencial para que Italia pueda repartir”, dijo el presidente Mattarella. Y refiriéndose a los migrantes -que algunos expertos aseguran que muchos han sido explotados y semi esclavizados en período de pandemia - el presidente agregó: “La explotación y la violencia” en relación a los trabajadores migrantes “no son tolerables” porque esos trabajadores “contribuyen al bienestar de nuestra comunidad”. “Hay que garantizar a todos el acceso al trabajo”, subrayó.

La presidenta del Senado, por su parte, destacó en su mensaje el precio pagado por las mujeres. “Son las mujeres las que han cargado sobre sus hombros el peso mayor de la pandemia, dividiéndose entre trabajo, hijos, familia, escuelas cerradas y cuidado de la casa. Son las mujeres empleadas en áreas esenciales de nuestra economía como el turismo, la gastronomía y los servicios para las familias, las que más están pagando el costo de la crisis. Pero no se han declarado vencidas, han demostrado una gran capacidad de reinventarse”, subrayó Casellati.

En cuanto a por qué razón han sido las mujeres la más perjudicadas por la crisis desatada por la pandemia, la Directora Central del Istat, Linda Laura Sabbadini, hizo un análisis sociológico interesante. “Las mujeres en Italia tienen por definición empleos más provisorios y retribuidos menos respecto a sus colegas hombres. La diferencia de salario gira en torno al 20%. La covid ha hecho explotar un problema que ya existía”, dijo Sabbadini al sito internet italiano “Luce”. Las mujeres además se encontraron frente a una situación mucho más complicada. No sólo tenían que trabajar a distancia, sino ocuparse de los hijos que estaban permanentemente en casa porque las escuelas estaban cerradas, ayudarlos en temas escolares y ocuparse de todas las tareas domésticas, porque los hombres en Italia colaboran poco en ese sentido. Según Sabbadini, el Estado “tendría que hacer más para ayudar a las mujeres trabajadoras”, por ejemplo, mejorando los servicios para la primera infancia como guarderías o alargando el tiempo de las escuelas, donde los chicos puedan hacer los deberes de cada día antes de volver a casa, como ya existe en otros países de Europa.