La referente nacional del Pueblo Mapuche, Moira Millán, está presente en la provincia de Salta como parte de la caravana que impulsa el Movimiento de Mujeres por el Buen Vivir en distintos puntos del país, para que se reconozca al terricidio como un delito de lesa humanidad y lesa naturaleza contra los pueblos originarios. Acompañada por mujeres del pueblo tapiete de Tartagal (San Martín), emprenderán hoy una caminata a la localidad tucumana de Tafí del Valle, que tendrá como punto final la provincia de Buenos Aires. 

Con una asamblea que hicieron el domingo y una recorrida ayer por la plaza 9 de Julio de la ciudad de Salta, las mujeres están promoviendo la categoría del terricidio, concepto que sintetiza todas las formas de violencia que atraviesan a los pueblos indígenas. Allí se reúnen los términos como el ecocidio, epistemicidio, genocidio, femicidio, travesticidio y "todos los ecocosistemas perceptibles y espirituales que son arrasados por esta matriz civilizatoria", afirmó Millán ante Salta/12.

Para la referente indígena, en Salta se convergen todas estas categorías por lo que cree que el "terricidio está en su máxima expresión" ya que existe la postergación, la omisión y el negacionismo como política de Estado hacia los pueblos.  Aseguró que son muchos los factores que hacen que la provincia norteña esté en "alerta roja" frente a la vida de las comunidades. Por eso, sostuvo que "es urgente y es ahora la necesidad de unirnos todos los sectores para poder revertir esta situación letal y tremendamente preocupante". 

El Movimiento de Mujeres por el Buen Vivir busca que el terricidio, creado al interior de la organización, se convierta en una categoría penal para que se pueda juzgar y condenar a los gobiernos y al sector empresarial que actúe como terricida. "Es necesario ponerle un límite a tanta muerte", y para eso, consideran "imprescindible definir estrategias que puedan ser sostenidas de manera colectiva y global", explicó la referente mapuche. Como primera medida buscan que la sociedad comprenda este nuevo concepto y como paso siguiente, dar un debate en el Congreso de la Nación. 

"Queremos que sea ley y que el terricidio sea considerado un crimen de lesa humanidad y lesa naturaleza", manifestó. Y para ello, buscan plantearlo fuertemente el año entrante, teniendo como apoyo las luchas que antecedieron en el país, como la legalización del aborto. 

Defender la tierra

En Salta es continúa las denuncias por desmontes ilegales, sin ir más lejos, este medio dio a conocer que a principio de año ya habían audiencias para desmontar más de 21 mil hectáreas, a pesar de que el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN) está vencido desde el 2014. Esta situación se suma a que desde hace un tiempo está presente el debate por una modificación a la Ley de Bosques. 

En referencia a este avance territorial, en gran medida por el sector empresarial, Millán dijo que no era de extrañarse lo que sucede en la provincia, con más fuerza en el Chaco Salteño, porque "así como en la Patagonia estamos luchando para que se evite la zonificación minera, la zonificación forestal puede ser letal para los territorios". En ese sentido, reiteró la necesidad de empezar a usar el concepto de terricidio con este ejemplo puntual, porque en él se ensambla la vida y resulta "imprescindible el sostenimiento de la vida de los pueblos indígenas en esos montes".

Para poder lograr este fin, consideró que debe existir un compromiso social que actúe en bloque buscando el resguardo de esos modos de vida. Afirmó que no se trata sólo de una problemática salteña sino de la Argentina y el mundo, que debe tener como prioridad "sostener la territorialidad en su diversidad ecológica, ecosistémica y fundamentalmente en la diversidad de los pueblos indígenas". 

Caminata  por la plaza 9 de Julio

Fabiola Roda, integrante de la comunidad tapiete, contó ante Salta/12 que se sumó a la caravana porque las problemáticas que se viven en Salta son muchas, entre las que resaltó el despojo de las tierras, la carencia de agua, la muerte de niños indígenas por desnutrición, sumado a la discriminación.

En referencia a la territorialidad relató que al quemarse los bosques de Tartagal "ya no podemos sembrar y recoger frutos que de niños sabíamos comer". "Nuestros hijos ya no saben lo que es el fruto porque los árboles son cortados y quemados", agregó. Roda aseguró que defender las tierras es defender la vida en comunidad, no sólo hoy, sino para las generaciones futuras. 

Genocidio, mujeres y revolución

Moira Millán afirmó que para hablar del despojo de las tierras de las comunidades y las muertes que trae como consecuencia, es más preciso hablar de genocidio y no de etnicidio. "La etnicidad es una categoría académica reduccionista" porque sólo habla de diferencias culturales abstrayéndolas de la territorialidad. Por eso "el genocidio nos parece que es más categórico porque es arrasar la vida de los pueblos directamente", señaló. 

Consideró que en Argentina sí existe un genocidio silencioso, que es tapado por los grandes medios de comunicación, perpetrados además por intereses económicos. Se suma a que el país "es muy racista, eurocentrista y se cree la Europa de Sudamerica", en palabras de Millán, ya que está presente el negacionismo como política de Estado desde su fundación.

"Creo que si el racismo y el segregacionismo como política no desaparecen del tejido social, dificilmente se pueda sostener un respeto y la construcción de un modelo de organización diferente", subrayó. 

Al ser consultada entonces si la existencia de una reforma constitucional que reconozca un estado plurinacional sería la solución, la referente mapuche dijo que no lo sería simplemente porque un sólo estado no puede contener la diversidad de modos de vida. Aseguró que el respeto a los derechos indígenas se da desde la "autodeterminación de los pueblos, en diálogo con el pueblo criollo", más la urgencia de pensarse como país "más allá de la estructura rígida de un estado colonial"

"No se trata de una reforma constitucional sino de una revolución social profunda", indicó. Para esa revolución es que consideró que el rol de las mujeres es determinante. En ese sentido, el trabajo que vienen realizando desde el Movimiento de Mujeres del Buen Vivir, nucleadas en 36 naciones, demostró "a los hombres que somos capaces de construir consensos, escucharnos y caminar con otro horizonte que trascienda a nuestros intereses sectarios y mezquinos". 

Indicó que el "machismo colonial" atravesó el alma de los hombres y que hoy están perdidos. Algunos ejemplos claros que nombró Millán se da cuando los caciques entregan a niñas para ser violadas o callan la violencia de género en las comunidades. "Esos seres (están) contaminados por tanta violencia machista, sexista y colonial" y "dificilmente sean ellos quienes nos lleven a esa revolución". "Creo que vamos a ser nosotras definitivamente", concluyó.