El espacio mismo donde deberá ocurrir la representación es cuestionado por estos días de pandemia. El encierro compartido, que siempre fue auspicioso para el desarrollo de las artes escénicas, hoy es el escollo que las deja en una zona de fragilidad. Por esa razón Patricio Abadi y Luciana Buschi decidieron tomar la terraza del Teatro Border para soltar ese humor que no deja de ser un reparo para tanto desasosiego.

Allí, bien alto, con un sol que al comienzo funcionaba como un reflector insidioso pero que de a poco supo esconderse para dejar una tarde de cielo liso, donde el tren que pasaba a lo lejos funcionaba como un plano, una escenografía demasiado realista de una ciudad que siempre será aludida.

Es que todo el encanto, la risa que Buschi y Abadi saben inventar (mientras afuera, en Palermo, las calles eran racimos de personas apelotonadas en una feria, negocio o bar y nosotrxs, por el contrario, estábamos bajo el cuidado del teatro y del encuentro que era posible) no puede separarse del mundo pandémico al que los textos de Abadi se refieren con cierta frescura.

Dramaturgo 2.0 es un espectáculo estructurado en una serie de pasajes que pondrían describir el estado emocional disperso de cualquier autor o autora teatral en un contexto donde la materialidad de su arte está en peligro. Abadi parodia las imágenes del escritor y crea un humor que se sostiene, por momentos, en una ingenuidad olvidada para después, retomar algunos destellos de psicoanálisis que lo rondan por su historia familiar.

Buschi funciona como una maestra de ceremonias muy eficaz. Ella separa e introduce cada tema con un canto bello y una destreza para el humor en relación a los variados personajes que transita con Abadi.

Siempre habrá un invitado o invitada sorpresa, en este caso fue Julieta Vallina que llegó para establecer un paréntesis, una suerte de capítulo aparte en el show. Abadi escribe un texto especial, inspirado directamente en esa persona que va a acercarse a la función de un modo repentino. Educación sentimental es un discurso ajeno a la alegría de esa comedia que protagonizan Abadi y Buschi. La lectura que realizó Julieta Vallina tuvo algo de improvisación, de capturar la sorpresa ante las palabras. Era un retrato de una vida que no le pertenecía pero que conservaba un oficio (el de actriz) y un lugar de nacimiento para que la ficción guardara cierta intimidad. Había allí una pequeña catarsis, un gesto de purificación que dialogaba con el resto del espectáculo porque ningunx de lxs que estábamos allí desconocíamos que toda la algarabía de ese humor no dejaba de hablarnos del dolor de una época que todavía no comprendemos.

Tanto Abadi como Buschi se animaban a nombrar el coronavirus, a aceptar que el juego que nos proponían era escaparnos un poco de las formas de la muerte con las que convivimos. Si Patricio Abadi se embadurnaba el cuerpo con alcohol en gel, cómo no pensar que hace un año vivimos sometidxs a rituales que nos cambiaron, que nos convirtieron en otrxs, que nos llevaron a asumir una serie de gestos y que, tal vez, si pudiéramos mirarnos con cierta distancia, nos parecerían absurdos. También hay hilaridad en las estrategias para evitar el contagio. Dramaturgo 2.0 nos propone un teatro que puede ser una suerte de evasión en tiempos aciagos.

Patricio Abadi construye un humor donde se expone siempre en su vulnerabilidad y donde nunca deja de mostrarse como un ser sensible. Frente a una larga tradición de capo cómicos desafiantes y brutales, que buscaban la risa en la humillación de los otros, especialmente de las mujeres, Abadi se piensa como un comediante siempre entregado a descubrirse, a encontrar en él la materia de su risa.

Dramaturgo 2.0 se presenta los sábados a las 17 en la terraza del Teatro Border