El primer ministro británico Boris Johnson tuvo un día de alegría como pocos conservadores alguna vez tuvieron. Fue una elección pequeña pero histórica en la que se votaba un diputado en un solo distrito. Pero el simbolismo fue enorme, porque los tory ganaron por primera vez en la historia el duro bastión de Hartlepool, una localidad obrera en el norte de Inglaterra donde si alguien votaba a la derecha, no le hablaban más en el barrio. Creado en 1974, el distrito era una roca para los conservadores, un muro rojo en el que sus candidatos eran apenas testimoniales. Pero este jueves, Jill Mortimer dio el batacazo y mostró cuánto cambió la política británica desde el referendo del Brexit.

Hartlepool tenía un diputado laborista que perdió sus fueros por acusaciones de acoso sexual. El partido fue a las elecciones confiado en la tradición obrera del distrito, pero terminó perdiendo por dos a uno con la derecha. Johnson viajó de inmediato al lugar y con una gran sonrisa le recordó a la oposición que en 2016 Hartlepool había votado mayoritariamente, por un setenta por ciento, por la salida de la Unión Europea. El Loco Boris, como lo llaman los laboristas, dijo esto con el acento de clase alta que antaño odiaban en Hartlepool, de esos que aprenden los alumnos de escuelas caras y nunca pierden.

La elección, que se sumó a varias municipales y regionales, y a otra especial para diputados, fue la primera prueba electoral de los conservadores desde el Brexit y la pandemia. El resultado es un mal presagio de cara a las generales de 2024 para el líder opositor Keir Starmer, que se declaró "decepcionado" y prometió asegurarse de cerrar "la brecha entre el Partido y los trabajadores". El moderado Starmer tomó las riendas del partido tras el fracaso electoral del más radicalizado  Jeremy Corbyn en las legislativas de 2019, cuando perdió numerosas localidades del "muro rojo" frente a los conservadores. Este resultado desmiente el argumento de que los laboristas perdían votos porque Corbyn era demasiado izquierdista.

"Hemos perdido cuatro elecciones generales y anoche tuvimos unos resultados muy decepcionantes", reconoció Starmer el viernes. "Esto va mucho más allá de una remodelación o de las personalidades, se trata de centrar el Partido Laborista en el país y asegurarnos de que cerramos la brecha entre el Partido Laborista y los trabajadores", afirmó.

Pero le está costando convencer. "Que una ciudad como Hartlepool, que ha sido laborista durante medio siglo, esté ahora en manos de los conservadores es desgarrador", dijo a la BBC el responsable laborista de Comunidades Locales, Steve Reed, lamentando un "resultado demoledor". Así, pese a los 127.000 muertos por covid-19, el mayor balance de cualquier país europeo, y los recientes escándalos de amiguismo y posible corrupción, el controvertido Johnson aprueba con buena nota su primer examen electoral. Además de su popularidad entre los partidarios del Brexit, Johnson "gastó sumas astronómicas durante la pandemia y supervisó una campaña de vacunación muy exitosa", analizó Jane Green, profesora de ciencias políticas de la Universidad de Oxford, señalando que además "la economía se está recuperando".

Según el experto electoral John Curtice, los conservadores han ganado una media de doce puntos frente a los laboristas en las zonas probrexit en comparación con las últimas elecciones locales.

Pero Johnson tiene que pasar una prueba mucho más importante, el impulso que los independentistas esperan lograr en Escocia, donde se votó un nuevo parlamento regional en el marco de este "superjueves" electoral. En esa región de 5,4 millones de habitantes, el Partido Nacionalista Escocés de la primera ministra Nicola Sturgeon, que gobierna en minoría, espera lograr un muy fuerte respaldo con el que impulsar su reclamo de un segundo referéndum de autodeterminación. En el primero, celebrado en 2014, el "no" se impuso por 55 por ciento impulsado por el argumento de que la independencia dejaría a Escocia fuera de la UE.

Pero dos años después, el referéndum sobre el Brexit invirtió las cosas y los escoceses acabaron arrastrados fuera del bloque pese a haberlo rechazado por un 62 por ciento. La primera ministra escocesa argumenta que esto modificó la situación y espera reforzar su posición para presionar a Londres. A la espera de los resultados finales que no llegarán hasta bien entrado el fin de semana, Sturgeon dijo por el momento estar "extremadamente feliz de que el SNP parezca encaminado a lograr una cuarta victoria electoral consecutiva".

Unos 48 millones de votantes estaban llamados el jueves a elegir 5.000 concejales de 143 asambleas locales en Inglaterra, los parlamentos regionales de Gales y Escocia, al diputado de Hartlepool y al alcalde de Londres. En la capital, el laborista Sadiq Khan, primer alcalde musulmán de una capital occidental, debería imponerse sin dificultad.