La imperiosa necesidad económica que atraviesan diferentes ciudades del territorio argentino, agravada por la pandemia de la covid-19, generó las más variadas estrategias con el objetivo de llevar un plato de comida a la mesa.

La norteña Salvador Mazza, pueblo fronterizo con Bolivia, no es ajena a este proceso. Agobiada por el cierre del paso internacional, los habitantes de aquel territorio comenzaron a pensar como generar nuevos ingresos. De esta manera, la Mototaxi entra en escena.

Salvador Mazza está próxima a convertirse en una ciudad pionera al reglamentar un servicio totalmente novedoso en el traslado de pasajeros.

Así relata Jhony, uno de los mototaximetreros del grupo inicial: “La gente en la pandemia necesitaba movilizarse igual. De una finca al centro, por ejemplo. Entonces se juntaron dos o tres chicos con sus motos y comenzaron a hacer los viajes, a trabajar. Después se agregaron más, también mujeres. Luego vino Ema y nos dio la idea de hacer una Asociación”.

Ema de la Rosa tiene 56 años. Hoy, es presidenta de la Asociación de Mototaxis. Cuando se sumó al grupo acercó la idea de pensar y escribir un proyecto para legalizar la actividad: “Yo empecé en la segunda etapa. Entré en noviembre. Ellos empezaron hace un año y lo hicieron buscando trabajo, porque no había otro modo de traer el pan a la casa. Cada quien ponía su motito y a trabajar (…). Cuando ingresé les comenté que podíamos hacerlo legal. Entonces hablamos con el Concejo Deliberante. Los chicos aceptaron. Nos reunimos un día, nos pusimos de acuerdo, hablamos con un concejal y después de eso se presentó la nota al Concejo solicitando una parada y la personería jurídica. Hoy estamos trabajando con permiso del Concejo Deliberante y del intendente”.

Alrededor del mundo existen diferentes tipos de mototaxis, en su mayoría con un servicio accesible al ciudadano medio. Se las puede encontrar desde el Sudeste Asiático hasta Latinoamérica. En general, estos servicios se desplazan en motos de tres ruedas que llevan una cabina, más o menos cerrada, en la parte trasera. En algunos casos, su pintoresca carrocería forma parte de la postal turística. Un ejemplo de esto son los famosos “cocotaxis” cubanos.

También hay experiencias de mototaxis versión dos ruedas. Algunas de ellas se cuelan en territorio argentino, pero tienen base en países vecinos. Este es el caso de las mototaxis de Foz de Iguazú, Brasil, que pasan a uno y otro lado de la linea fronteriza.

En el país se dieron algunos intentos de incorporar esta movilidad al transporte público, sin embargo, ninguno de ellos logró consolidarse. Ciudades como Rosario, en Santa Fe, intentaron incorporar esta modalidad, pero no obtuvieron los permisos necesarios para transitar.

"Frontera" se consolida 

Las mototaxis de Salvador Mazza tomaron como referencia la experiencia que se desarrolla en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Son muchos los vecinos que transitan entre ambas ciudades y existía un conocimiento de la actividad.

Con los primeros permisos en mano, la Municipalidad cedió un espacio donde poder estacionar y tener una parada organizada. Las mototaxis se agrupan por orden de llegada y esperan a los clientes que se acercan buscando el servicio.

Comenta Ema: "Tránsito nos pidió que tengamos algo que nos identifique, así que optamos por hacernos unos chalecos que dicen 'Moto Taxi 'Frontera' Salvador Mazza', es el nombre que le pusimos, ‘Frontera’. Ahora la gente nos ve en la calle, y nos hace señas porque ya nos conoce. Tenemos todo en regla: cascos, las motos en condiciones, carnet de conducir, papeles al día”.

Este proceso de afianzamiento y legalización no estuvo exento de tensiones y dificultades, particularmente con remiseros y taxistas que veían en esta actividad un peligro a su fuente de trabajo. Al respecto la Ema de la Rosa señala: “Tuvieron que aceptarnos, ahora trabajamos por igual. Incluso hay muchos taxistas que nos toman a nosotros porque hay lugares donde ellos no pueden entrar. Acá hay zonas donde los autos no pueden ingresar, porque es barrosa, pedregosa. Entonces es mas fácil andar en moto que en un auto”.

Un sueño hecho realidad 

La presidenta de la Asociación se emociona por el próximo paso que este grupo de vecinos está por dar. Las 50 familias que conforman la Asociación oscilan entre los 19 y los 60 años, mostrando un heterogéneo abanico de realidades.

“Me siento orgullosa en hacer algo por todo el grupo. Yo soy mayor, pero hay muchos chicos jóvenes que quieren trabajar. Es un orgullo darles una mano (…). Los chicos estudiaron, pero son muy humildes. Acá la fuente de trabajo es escasa, con suerte podés trabajar en algún comercio o en el bagayo, esa es la realidad nuestra (…). Yo tuve que criar a mi hija e hice de todo. Trabajé en florería, en carnicería, en metalúrgica. La he peleado toda la vida, entonces para mí es una lucha más que llevo adelante. Los chicos me apoyan, cuando hay algún problema nos apoyamos todos”.

Con una fortaleza que conmueve, Ema se hace un tiempo para reírse junto a los compañeros al rememorar la cantidad de anécdotas que recolectaron en este primer año de existencia: “A veces nos acordamos del traqueteo en el pedrerío, de estar arriba de la moto, y cuando llegamos a la casa seguimos rebotando como si estuviéramos arriba de la moto”, comenta entre risas y sigue con el anecdotario: “O nos sube una persona ebria, y bueno, viven lejos, hay que llevarlos, no lo vamos a dejar, somos vecinos. Pero tenemos que andar cuidando que no se nos caiga. A veces paramos, los sentamos de nuevo y seguimos. O si viene una embarazada, ir más lento. Nos cuidamos entre todos”.

Próximos a cumplir un año de existencia, la Asociación de mototaxis “Frontera” sigue fortaleciéndose y peleando por nuevos objetivos. En estos días se encuentran intentando entrar en los listados para ser vacunados contra la covid. La importancia de su tarea en la zona y la cercanía inevitable entre el conductor y el pasajero que plantea la moto, los dejan expuestos constantemente a un posible contagio. “Nos dijeron que para nosotros por ahora no hay, que tenemos que esperar. Seguiremos peleando, queremos trabajar de manera segura”, reclama Ema.

Así es como desde uno de los extremos norte de la Argentina, nace una experiencia pionera que tiene sus bases en la urgencia material, pero que logró trascender gracias a la constancia y la organización de sus integrantes, demostrando que son posibles las alternativas económicas y laborales pensadas desde y para los trabajadores.