Rita de Valle Valle Veliz (21) denunció en febrero al hospital del departamento Belén, en Catamarca, y a las enfermeras de ese nosocomio por mala praxis médica. La joven dio a luz el 3 de diciembre pasado, pero por demoras en la atención y maltrato de las enfermeras, aseguró que su hijo fue “salvado de milagro”, aunque como consecuencia de una hipoxia cerebral, los médicos le dijeron que tendrá problemas neurológicos toda su vida.

En diálogo con Catamarca/12, Rita contó el doloroso proceso que debió vivir durante el parto de su hijo. Con su pareja, con quien se puso de novia a los 15 años, decidieron que querían tener un hijo. Así, comenzaron los planes para la llegada de Abraham Mateo. Ahorraron plata, teniendo en cuenta que el último mes ella necesitaba estar cerca del hospital y como su domicilio es en la localidad de La Ciénaga (a 15 kilómetros de la cabecera de Belén), pensaron en alquilar una pensión y así estar tranquilos por cualquier eventualidad.

Se hizo todos y cada uno de los controles. “Todos estaban bien, no tenía ningún problema, incluso las ecografías salían perfectas. Un día sábado de los últimos días de noviembre, tenía los pies muy hinchados y es por esto que fui a controlarme. Me atendió un médico que tenía cara de desvelado. Me hizo tacto, me dijo que tenía uno de dilatación y me dejó internada”, contó.

Explicó que en la sala había cuatro chicas más embarazadas. “Nos vivían haciendo tacto y nunca nos explicaban nada. Ni siquiera limpiaban la habitación. Las enfermeras nos hacían callar. Yo era primeriza y necesitaba saber, porque no sabía mucho, y ellos no explicaban. Estábamos tan confundidas que no sabíamos qué pensar”, dijo.

“El miércoles a la mañana me dieron el alta. Yo ya estaba cansada de tanto tacto que me hacían. Es muy doloroso. Parece que la última obstetra que me atendió antes de irme del hospital me rompió la bolsa así, porque cuando llegué a casa me empezó a salir líquido. Cuando salíamos del hospital esa mañana, mi pareja vio a uno de los médicos y le preguntó si podía hacerme una cesárea, pero él le respondió que si quería eso que vaya al sanatorio y que le pague 80 mil pesos”, relató.

A la tarde de ese mismo día tuvo que volver, porque luego de dormir la siesta se despertó y el líquido se había convertido en sangre. En la sala de guardia, mientras la atendía la obstetra, siguió perdiendo líquido y quedó internada otra vez.

“Me dijo que esperara para dilatar. Yo solo pensaba que ya iba a venir mi bebé. Al rato comenzaron las contracciones y yo gritaba. Una enfermera que estaba ahí me maltrataba y me pedía que me calle en vez de llevarme con la médica a la sala de parto. Me desvanecí tres veces en el baño, me echaban aire y yo gritaba empujando en el baño, en la cama también empujando. Hasta vomité en la sala. Transpiraba y no podía respirar. Pero la enfermera venía y nos retaba a todas. Mi suegro la habló como 10 mil veces a esta mujer hasta que finalmente, como a las 12 de la noche vino enojada, me agarró del brazo y me sacó. Yo no podía ni caminar”, dijo llorando al recordar la situación.

“En la entrada de sala de parto estaba mi pareja, le dije que no me deje sola y me largué a llorar. Ahí estaban la obstetra y una enfermera. Me decía que empuje y mi hijo no salía porque ya estaba todo seco. Como a la hora me puso goteo. Pero sólo fue más dolor. Recién cuando me pusieron vaselina, empezó a salir de a poquito y nació a las 2 de la mañana y pensé que estaba muerto”.

El relato de ese momento le cuesta. Rita llora pero quiere seguir hablando. “Pusieron al bebé al lado mío y vi que agonizaba. Recién ahí dicen que llamen al doctor. Cuando llegó, las hace un lado y lo empieza a reanimar y no volvía mi hijo y yo rezaba sentada en la silla de parto. Mientras ellas se quedaban paradas, yo lloraba mientras lo reanimaban. El médico luchaba por regresarlo al bebé y después se lo llevó”, contó.

“Como a las cuatro de la mañana me dijeron que tenían que llevarlo a la Maternidad. Yo sólo lloraba porque no había podido ni alzarlo. Mi pareja fue con él en la ambulancia porque yo en ese momento no podía”.

En la Maternidad su hijo permaneció internado hasta el 9 de enero de este año. Le dijeron que por la falta de oxígeno en su cerebro tenía convulsiones. Fueron cambiándole los medicamentos hasta que aceptó uno.

“No podía verlo, estaba con suero y con cables por entero. Cuando le pregunté a la doctora, me dibujó el cerebro y me dijo qué parte tenía dañada. Que en cualquier momento podía morir por una convulsión o un paro. Me dijo que lo que me hicieron fue una mala praxis”, señaló.

Tratamiento

El bebé fue dado de alta. Para su tratamiento Rita tiene que viajar una vez al mes a la ciudad para llevarlo al Hospital de Niños hasta saber cuáles serán las consecuencias definitivas, ya que por el momento le cuesta mover una parte de su cuerpo y pese a tener 5 meses, no sostiene su cabeza.

Rita cobra una beca de trabajo de la municipalidad de San Fernando de Belén. Su pareja, quien es operado del corazón, sólo cuenta con una pensión por invalidez. Para poder comprarle los remedios y realizarle el tratamiento kinesiológico que necesita deben hacer rifas. “Mi mamá le pidió al intendente que me ponga en planta porque hace 7 años que trabajo como becada y mi hijo necesita obra social, pero se negó. Hasta el momento el único que me ayuda es el intendente de La Puerta que nos presta la ambulancia para poder venir a la ciudad a los controles”, explicó.

Los medicamentos le cuestan alrededor de 6 mil pesos por mes. Además de los gastos de alojamiento que deben tener en la ciudad durante los días de control.

“Cuando volví a Belén, fui a ver al director del hospital. Me respondió que no podía hacer nada porque no fue en hora de trabajo de él y que si quería que denuncie. Es por eso que junté todo y lo denuncié, pero como no tengo abogado cuando voy a preguntar me dicen que aún no pasó a fiscalía y otras excusas más. Yo quiero justicia para mi hijo. No voy a callarme porque sé que son muchas las mujeres que pasan por esto mismo en ese hospital”, dijo.

“Mi bebé luchó por estar conmigo. Y yo voy a luchar por él”, concluyó.