Desde los mingitorios

Que los locales de birra artesanal están en un auge similar al de las canchas de paddle y los parripollos de los ‘90, acaparando gran cantidad de público, no es ningún secreto. Incluso se ha visto que personas ligadas a la música propongan eventos con dj sets. Pero que todo ese combo puesto en una batidora se convirtiera en un convite general invitaba al parrandero de turno a sumarse. Así surgió La Noche de las Birrerías, que debutó el fin de semana pasado: un evento, fiesta y/o celebración craneado por Facundo Enrique Soler (periodista del NO y columnista en Gente Sexy) y Pablo Mileo (de Soy Rock y Hay polémica en la música, cráneo de las fiestas Groovestock y Jueves Valiente, y comunicador en El Bordo).

“FES estaba jodiendo en Twitter con el hashtag #LaNocheDeLasBirrerias, parafraseando un poco a La Noche de las Librerías y estos eventos culturales que hay todos los años. Le escribí por privado y le dije que lo hiciéramos, porque estaba buenísimo”, cuenta Mileo. “Todos podemos tener buenas ideas, lo difícil es desarrollarlas, armar un equipo de laburo y trabajar, y uno de los desafíos más copados es concretarlas”, agrega. Y explica: “La idea de esta edición era que nos acompañaran en un recorrido típico de una noche cualquiera: de bar en bar. Las cervecerías fueron elegidas por la combinación de la onda de los dueños, el ambiente del lugar y la calidad de los productos. Nos gusta invitar a los lugares a los que vamos siempre”.

Así fue que el proyecto tomó color (¡y mucho sabor!). Y como la posibilidad de catar no conllevaba ningún esfuerzo, el NO se sumó a visitar las cuatro cervecerías propuestas en el raid etílico más flamante y cool de la noche porteña. La primera parada fue Funes, gran galpón con bar adelante y fábrica detrás: allí, entre relucientes equipos de fabricación plateados, Hernán Buccino, uno de los socios, dio una visita guiada y explicó cómo crean su birra.

Pinta va, pinta viene, la segunda parada fue la Cervecería Nacional, un acogedor bar de Palermo que ofreció no sólo el elixir lupuloso que buscan sus concurrentes sino también unas espectaculares empanadas de osobuco y de lomo, ideales para llenar el estómago y seguir degustando. Después, el incesante camino llevó hasta Gaboto, donde se confirmó el éxito de La Noche de las Birrerías, con cada local más lleno que el de la parada previa.

La última estación fue Growler, donde habría dj sets de los organizadores. Pero la irrupción de la Policía no lo hizo posible: algo raro, ya que las calles de Palermo no suelen tener problemas al ser cortadas por distintas empresas (como la deportiva de la pipa) para cualquier tipo de evento. Igual fue solo una marquita ante un excelente debut de La Noche de las Birrerías. “Ojalá pueda crecer edición tras edición. Eso es lo que está bueno: no saber hacia dónde va a ir. El panorama es infinito y no tiene techo”, acuerdan los organizadores.