A 14 años de la desaparición de la niña británica Madeleine McCann en Portugal, el fiscal Hans Christian Wolters confirmó que aparecieron nuevas pruebas que comprometen a Christian B, el alemán que desde el año pasado es acusado como principal sospechoso y que actualmente está cumpliendo una pena en prisión por un caso de violación. 

"Hemos reunido nuevas pruebas que se suman al caso que estamos construyendo contra nuestro principal sospechoso", reveló en diálogo con The Sun el fiscal alemán Hans Christian Wolters. “Todavía estamos construyendo el caso y en algún momento en el futuro compartiremos los detalles con el sospechoso y su abogado, pero ahora no es el momento", indicó.

Aunque adelantó que no podría dar detalles sobre las "pruebas concretas" que están en manos de la policía alemana, sí admitió que la novedad "fortalece" su trabajo, al tiempo que aclaró que la evidencia hallada no es forense.

"Es nueva evidencia circunstancial que se suma a la teoría de trabajo de que él es el hombre responsable", señaló en ese sentido. "Siempre hemos insistido en que el hombre que identificamos como el principal sospechoso es el hombre que creemos que cometió el crimen y no buscamos a nadie más”, continuó Wolters. 

No hemos encontrado evidencia que sugiera que no es culpable de este crimen y hemos encontrado mucha evidencia que sugiere que es culpable pero tengo prohibido entrar en estos detalles”, agregó sobre el principal sospechoso, el alemán Christian B.

El hombre fue condenado a 21 meses por un delito asociado a las drogas y está cumpliendo una pena de siete años por haber sido declarado culpable de violar a una mujer estadounidense de 72 años en 2005 en un domicilio de Praia da Luz, dos años antes de la desaparición de la niña y cerca del lugar del presunto crimen. También fue acusado de abusar a la hija de cinco años de su exnovia en 2013.

Este año Maddie, como la llamaban sus padres, cumpliría 18. Se encuentra desaparecida desde 2007, cuando tenía 3 años y pasaba unas vacaciones en un complejo turístico de Praia da Luz, en la región portuguesa de El Algarve.

La noche en que Madeleine desapareció, sus padres, Kate y Gerry, cenaron con dos amigos mientras la niña y los otros dos hijos de la pareja dormían en el departamento. Esa fue la última vez que la vieron.