Había una vez uno que dibujaba; otra que lo fotografiaba dibujando, y otro que fotografió las fotos.

 

TOMA 1:

Escribir sobre la obra "Estudio para un retrato de Maximiliano Rossini", de Cecilia Lenardón, fue "un lindo fracaso deliberado". La frase es de Sebastián Joel Vargas, coautor de esta contratapa (que es el lado B de dos notas por dos autores y en dos medios distintos) en torno a la instalación (foto)gráfica de una artista al cuidado de su cría, que le impuso sus tiempos, tanto para la obra (yo me había imaginado largas charlas ociosas, imposibles, entre la retratista y el retratado) como para la entrevista.

Exigencia vital que no es culpable de que ni el cuestionario que le respondió Cecilia a Sebastián, ni las ilegibles notas que garrapateé en mi cuaderno, un sábado soleado, durante mi visita a la muestra y a la artista, temporalmente a cargo de la galería (arreglo concertado a frenéticas idas y vueltas de Whatsapp con la galerista, que justo salía de viaje) llegaran a agotar lo decible, así como una foto de esta obra no agota jamás lo visible. 

La obra incluye una instalación de fotos enmarcadas a la que apodé retablo (aunque es más bien un puzzle) y una pieza de edición gráfica que se define como tal por el detalle de una firma autoral y una numeración, en lápiz; pieza "silenciosa", dice ella, quien la da a leer como bitácora en imágenes del proceso de trabajo. Para llevar.

Así lo cuenta ahora Sebastián Joel Vargas: "Una fotógrafa llega a la casa de un dibujante. Se saludan. Pero el tiempo es corto. Hay que volver con la familia, así que se programa una hora. Una hora de trabajo, tiempo para calibrar la cámara, mirar la luz que entra. Un dibujante en su lugar de trabajo, pero en diferentes etapas del año. Diferentes abrigos, distintas luces; té caliente, té con limón. ¿Por qué objetos que escapan a las herramientas más próximas de un artista? ¿Qué nos quiere decir Cecilia Lenardón? ¿Por qué estos bocetos a la manera en que Miguel Angel ensayaba su retrato final? ¿Y por qué la elección y puesta de esas fotos en un retablo?".

"Durante casi dos años Cecilia fue a la casa de Maximiliano. ¿Desde cuándo una actividad previa dejó de ser meramente una actividad simple y se convirtió en una actividad compleja? La narrativa es el lugar de trabajo y la concentración de la tarea. ¿Ya sabemos quién es el artista? ¿A quién conocemos más? ¿A la fotógrafa o al dibujante?".

 

TOMA 2:

La fotógrafa entrevistada le preguntó a su entrevistador, también fotógrafo: "¿Cómo generar un boceto fotográfico que no sea ya en sí mismo una imagen acabada?". "¿Cómo hablar del tiempo en una misma escena, con el medio fotográfico que es instantáneo?", me preguntó a mí.

Sus preguntas, le digo ahora a Sebastián, nos envían a la pintura cubofuturista. A comienzos de siglo veinte, en la Primera Guerra Mundial, los pintores se hacían esas preguntas y volaban en pedazos la perspectiva; hacían estallar la composición para incluir en ella el tiempo.

¡La matriz pictórica de esta obra no estaría entonces ni en el error protocuántico medieval de Brueghel el Viejo (el panadero de tres piernas en su "Boda campesina") ni en los bocetos de Miguel Angel! ¡Sino en Tamara de Lempicke! Regla número uno: No supongas nada. Regla número dos: a la hora de averiguar influencias, nunca le creas al artista.

"Recomponer lo ilusorio de la escena fracasa; no restituye la totalidad", rescato la genial voz de Cecilia Lenardón de entre mis notas, subrayadas por los gatos.

"Horas de pensar y escribir", escribe Sebastián, captado en el mismo bucle recursivo que constituyó a esta fotografía infinita, este retrato de años de un dibujante que tampoco cesa ni cesaba en las iteraciones de su línea.

"Ver, llamar, molestar, preguntar", resume Sebastián. "Ir e ir, porque cuando volvía creyendo que tenía algo, de vuelta surgía la duda, la inconformidad al ver la página. Las ganas de preguntar surgen de las ganas de conocer y crecer. Mi backstage de esta aventura fue una experiencia moderna, finalizada, quizás, en un lindo fracaso deliberado. El oficio de ver y preguntar y escribir".

 

"Estudio para un retrato de Maximiliano Rossini", de Cecilia Lenardón, puede visitarse hasta mañana, de 14 a 20, en Gabelich Contemporáneo (Pueyrredón 611) donde este viernes a las 19 hablarán los autores de los textos del catálogo: Claudia del Río y Guillermo Fantoni.