Si el cine animado en Rosario es posible, es gracias a Luis Bras (1923-1995). Fue él quien abrió el camino, marcó sus posibilidades y señaló horizontes. Animador publicitario, docente, realizador de cine abstracto y experimental, Bras es el alma que anida en la Escuela para Animadores Rosario, que funciona desde 2006, depende del Centro Audiovisual Rosario.

Un nuevo canal de YouTube –Luis Ricardo Bras: Pionero de la Animación Rosarina– recopila la obra del gran realizador, reuniendo todo lo disponible y preservado, además de material bibliográfico. Allí es posible encontrar, entre otras, La danza de los cubos (1975), Bongo Rock (1976) y El Danubio Azul (1977), en donde Bras practicó el rayado de celuloide y el stop motion. También Puntos (1969), donde intervino la banda óptica para producir efectos sonoros que dialogaran con sus dibujos. Las más de las veces, si no siempre, desde las posibilidades del formato hogareño del Super 8. Un maestro.

Sus películas abstractas y “artísticas” –como él decía–, lo llevaron a trabar conversación con Norman McLaren –el big bang con el genio británico/canadiense se produjo en Córdoba en 1966, durante el Primer Festival de Cine Documental y Experimental organizado por la Universidad Católica; qué habrán hablado los dos es materia de elucubración que bien podría servir a los fines argumentales de una película– y a ser becado por el prestigioso National Film Board of Canada en 1992. Pero antes, Luis Bras trabajó en publicidades. Con él germinó la televisión animada de Rosario. En el canal de YouTube pueden verse algunos de sus trabajos dedicados a Radicura, Acumuladores Astral, Paladini, Muebles Tocco. Es apenas algo de lo mucho que hizo. Lo que sobrevive es gracias a Pablo Rodríguez Jáuregui, discípulo y continuador de su tarea.

Así como Jáuregui, otros talentos tocados por la varita del maestro fueron Esteban Tolj, Mariana Wenger, Diego Rolle y José María Beccaría (BK & Basta, fallecido en 2014), que prosiguieron un rumbo a veces coincidente. Por ejemplo, entre 1984 y 1986, Jáuregui, Tolj y Wenger, conformaron el grupo Nibelungos. Más adelante, Tolj, BK y Rolle hicieron de las suyas con El Sótano Cartoons: el nombre “El Sótano” era un homenaje al mítico taller de Bras, situado en San Lorenzo 1453.

La docencia en Luis Bras, que también desempeñó en la Escuela Provincial de Cine y Televisión y en la carrera de Bellas Artes (UNR), fue tan fundamental como sus películas, porque fue así cómo logró un legado. Lo ejemplifica la conformación entre Jáuregui, BK y Rolle, junto al Centro Audiovisual Rosario, de la Escuela para Animadores, en actividad desde 2006. Allí, la tarea mentora del maestro prosigue bajo otras miradas y un nuevo caudal de dibujantes. Y vale recordar que si hay EPA fue gracias al aval del entonces intendente Miguel Lifschitz.

Por otro lado, el canal de YouTube recupera entrevistas realizadas por Sonia Helman y Mario Piazza, algún reportaje inédito, además de algunos cortos digitalizados ahora, como El tema de los temas (1994), junto a las experiencias en video-arte que Bras practicara con la nueva tecnología de entonces y el VHS como punta de lanza.

De sus trabajos, el que perdura quizás más es Bongo Rock, emitido también junto a otros por la pantalla de ATC en Caloi en su Tinta. Allí, Bras raya con una púa de fonógrafo película velada de 16 mm. Son 9 mil fotogramas. La realiza en 1971 y la vuelve a hacer en 1974, luego de enviar su única copia a un Festival en las Islas Canarias: ante la demora en la devolución, el autor la considera perdida y se dedica a rehacerla, esta vez en Súper 8 y con el agregado de colores. Finalmente, la copia original le es remitida y con la obtención de un premio. Ambas películas conformaron entonces una sola, como dos variaciones, a partir de la canción del grupo Incredible Bongo Band, cuyo simple descansa en una vitrina de la Isla de los Inventos, donde funciona la Escuela para Animadores.

Admiración y reconocimientos al maestro, quien en el reportaje de Sonia Helman, dice desde el “sótano”: “Acá estoy, en mi mundo, un mundo con dos dimensiones si se quiere, un mundo pequeño, dado que todo está hecho con maquetas, con reproducciones de la realidad en chico, pero al mismo tiempo un mundo grande, ilimitado, en donde puedo extenderme en todo sentido”.