“Una coctelera delirante”, define Fito Páez cuando tiene que referirse a Os Mutantes, ese grupo vanguardista y de culto capitaneado por Arnaldo Baptista, Rita Lee y Sérgio Días a mediados de los '60 en São Paulo, Brasil. La cara psicodélica de la Tropicália –movimiento encabezado por Caetano Veloso y Gilberto Gil– fue un secreto a voces durante varias décadas, pero a la vez se convirtió en una importante influencia musical para la región. En 1999, David Byrne los reeditó a través de su sello Luaka Bop y ese hecho puso de nuevo al grupo en circulación, al menos para un público situado más allá de las fronteras de Brasil. Un aporte en este sentido fue la edición en la Argentina del disco tributo El Justiciero Cha Cha Cha, publicado originalmente en formato físico en 2011 y relanzado hace algunas semanas en plataformas digitales.

El disco en cuestión, que conserva una admirable frescura y vigencia, cuenta con la participación de artistas de seis países (Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia, España y México). Algunos ya eran consagrados y otros por entonces eran emergentes o poco conocidos: Fito Páez, Liliana Herrero, Café Tacvba, Arnaldo Antunes, Aterciopelados, Raül Refree, Fernando Cabrera, Silvia Pérez Cruz, Ana Prada, Martín Buscaglia, Carlos Casacuberta, Pablo Dacal, Rosal, La Manzana Cromática Protoplasmática, Omar Giammarco, La Chicana. Pequeña Orquesta Reincidentes y el grupo colombiano Asdrúbal. “La sensación que tuve, en un punto y más allá de que era una ‘escucha retrospectiva’, es que estaba frente un disco que se podría estar lanzando hoy por primera vez. Creo que eso habla bien de dos cosas: por un lado de las grandiosas versiones de estos artistas, y por otro lado de las canciones originales de Os Mutantes”, dice el periodista especializado Humphrey Inzillo, uno de los productores del disco, sobre este relanzamiento.

“El CD, que es el formato original en que se editó El Justiciero, se volvió un objeto casi obsoleto. Es decir, en estos diez años, cambió sustancialmente el modo de consumir música, al menos a nivel masivo”, contextualiza Inzillo. “La idea era, y es, darle una vida número dos a estas grabaciones. Os Mutantes no es un grupo masivo, ni siquiera en Brasil. Pero es un grupo que tiene fanáticas y fanáticos en todo el mundo, a partir de celebridades que los adoran o adoraban (David Byrne, Beck, Kurt Cobain, Thom Yorke, incluso David Bowie). Así que es probable que el disco llegué a muchos oídos iniciados y también a oídos curiosos en muchas partes del mundo”, resalta. La producción del proyecto fue compartida con el músico, escritor y periodista brasilero Arthur de Faria y el músico argentino Manuel Onís, quien también realizó una versión de “Cualquier bobada”.

Onís conoció a Os Mutantes de casualidad, en uno de los viajes que hacía cada verano a Brasil para visitar a su papá. “Yo tenía 15 o 16 años, y mi viejo vivía en San Pablo. Me acuerdo de que leí una nota en la revista de música Bizz que hablaba de un grupo fundacional del rock brasilero de fines de los '60. Al día siguiente fui a una disquería y me compré A Divina Comédia ou Ando Meio Desligado (1970), el tercer disco del grupo”, cuenta Onís. “Ya desde la primera canción quedé completamente sorprendido y cautivado por el sonido, los arreglos, las voces, el sentido del humor, la libertad e irreverencia para abordar cualquier género. Nunca había escuchado algo así: una combinación única, mágica y explosiva”, define el cantautor, quien después de grabar su versión empezó a involucrarse en el proyecto.

“Arnaldo Antunes viajó por 24 horas a Buenos Aires para grabar junto a Liliana Herrero la versión de ‘Beija-me, amor’, Fito además de grabar ‘Minha Menina’ escribió un texto hablando sobre el disco y la influencia del grupo paulista en las nuevas generaciones, Café Tacvba respondió a la convocatoria a través de un mensaje que le enviamos por My Space, Andrea Echeverri de Aterciopelados grabó con un embarazo avanzado sobre la guitarra que le envió Sergio Dias desde Estados Unidos”, describe Onís la trastienda de la creación colectiva del disco, que se dio gracias a la “generosidad y la entrega tanto de artistas consagrados como emergentes que trabajaron desinteresadamente”.

En este mismo sentido, Inzillo suma: “Creo que detrás de cada artista, del mainstream o de la escena emergente, hay una justificación en sus intervenciones. La idea es que cada versión le hiciera honor al espíritu de Os Mutantes. Y a la vez hubo un gesto que no era para nada ingenuo: poner a artistas emergentes, que admirábamos mucho a la misma altura de otros artistas consagrados (que también admirábamos mucho), servía para darlos a conocer en otros países, en otros ámbitos”. De este modo, en el disco conviven una versión circense y delirante de “Ave Lucifer”, a cargo de La Manzana Cromática…, con una profunda e intimista versión de “Beija-me, amor” en las voces de la entrerriana Liliana Herrero y el brasilero Arnaldo Antúnez. O la minimalista versión de “Desculpe, Baby”, a cargo de la española Silvia Pérez Cruz, y la extraña “Mutantes e Seus Cometas no País do Baurets” en la interpretación del uruguayo Fernando Cabrera.

-¿Por qué la propuesta inicial del disco fue que las versiones estuvieran cantadas en español?

Humphrey Inzillo: -La idea original fue de Arthur de Faría, un renacentista que vive en Porto Alegre en el siglo XXI. Él había participado en un álbum tributo a Odair José, un músico nuevaolero de Brasil, y tuvo la idea original de armar este disco para dar a conocer la obra de Os Mutantes en Hispanoamérica. Y, a la vez, de presentarle artistas del resto de Iberoamérica al ecosistema musical brasileño, que suele estar bastante cerrado a los músicos de habla hispana. Sandro Bello, del sello Allegro, aportó el presupuesto para cubrir los gastos de estudios y alguna cuestión logística. Increíblemente, el disco por cuestiones burocráticas, nunca se editó en Brasil. Sí salió en Estados Unidos, Colombia y la Argentina.

-¿Y por qué "hay que escuchar" a Os Mutantes?

H. I.: -Creo que hay que escuchar a Os Mutantes porque es un grupo buenísimo. Porque tienen la vigencia de los clásicos. Si bien remiten muy claramente a un momento específico (el Tropicalismo, la psicodelia), sus grabaciones tienen una atemporalidad que cautivó a artistas como Beck, Byrne o Cobain, entre otros, en los años ‘90. Es decir, eran canciones valiosas veinte o treinta años después de haber sido grabadas. Y todavía lo siguen siendo. Es una mistura de rock, ritmos brasileños, psicodelia… ¡Música y delirio! En un punto, envidio a aquellas y aquellos que tengan la oportunidad de escuchar a un grupo tan increíble como Os Mutantes por primera vez.