Escuchar poemas es como abrir los ojos a una realidad emocional sonora. En la apertura del XII Festival de Poesía, que comenzará hoy a las 18.30 en la sala Alfonsina Storni del predio de la Rural, participarán Jaime Huenún (Chile) Osvaldo Bossi (Argentina), Marilyn Contardi (Argentina), Horacio Zabaljáuregui (Argentina), Liliana Ponce (Argentina) y David Huerta (México). A las 20, en la sala Victoria Ocampo, se sumarán más poetas: Áurea María Sotomayor (Puerto Rico) y los argentinos Jorge Aulicino, Guillermo Saavedra, Susana Villalba, Laura Wittner y Alejandro Archain. Entre los invitados internacionales que se presentarán el fin de semana estarán Miguelángel Meza (Paraguay), Teresa Melo Rodríguez (Cuba), Eduardo Espina (Uruguay), Andrés Sánchez Robayna (España), Mario Montalbetti (Perú), Eduardo Milán (Uruguay), Roberto López Belloso (Uruguay), Ana Castillo (Estados Unidos), Marcelo Guajardo (Chile), Luis García Montero (España), Carlito Azevedo (Brasil), Carmén Ollé (Perú) y Raúl Zurita (Chile). “Hay comunidades sin escritura, hay culturas orales, pero no hay ninguna sin poesía. Por eso un festival de poesía en el cual los poetas leerán sus poemas como un ritual de voces, allí donde el cuerpo mismo sostiene el poema, es un hecho tan remoto como extraordinario”, plantea el poeta y crítico Jorge Monteleone, coordinador del festival, que en esta edición recordará a Oliverio Girondo –que murió hace 50 años y “sigue siendo un poeta incansablemente nuevo”– en un homenaje a cargo de Daniela Horovitz.

“Desde que dirijo este Festival, me propuse que se desplegaran las lenguas habladas en América, la poesía articulada en las lenguas de nuestras comunidades inmediatas: la lengua materna y esa lengua que suena como una lengua extranjera en el seno de la propia, que es la lengua de la poesía. Toda resonancia de la poesía en una lectura pública es política en la medida en que habla con un discurso a la vez múltiple y diverso del lugar común”, explica Monteleone a PáginaI12. “La poesía puede hacer estallar los contenidos imprevisibles del lenguaje comunitario, va contra la opinión corriente porque es paradojal, ya sea porque se construye con la lengua cotidiana para decirla de otro modo, ya sea porque su lengua es completamente extraña: pertenece a su tiempo histórico, pero abre allí otro tiempo y un espacio de alteridad”. Durante el primer fin de semana de la 43° Feria Internacional del Libro los poetas serán los protagonistas. También leerán los argentinos Yaki Setton, Paula Jiménez, Mario Arteca, Basilia Papastamatiú, Anahí Mallol, Alejandro Crotto, Silvio Mattoni, Graciela Perosio, Dolores Etchecopar, Luis Tedesco, Andi Nachón y María del Carmen Colombo.

El coordinador del Festival advierte que además de las voces de las lenguas centrales de nuestro continente –la lengua que llegó de España y de Portugal– estarán poetas que hablan en las lenguas alternas como el poeta huiliche Jaime Huenún, nacido en territorio chileno; el poeta paraguayo Miguelángel Meza, que escribe en guaraní, y la poeta chicana Ana Castillo, ciudadana estadounidense de ascendencia mexicana, que escribe contra la xenofobia desde una enunciación femenina. Hay poetas que terminaron arraigados en otras tierras donde no se habla su lengua, como el uruguayo Eduardo Espina, que vive en EE. UU., o de tradiciones culturales no hispánicas, como el brasileño Carlito Azevedo. “La lengua se cuestiona a sí misma en la poesía de Mario Montalbetti, junto a poetas que han articulado la poesía como vastedad en una especie de respuesta heroica al enigma de la palabra como incierta designadora del mundo. David Huerta escribió sobre ese tópico un libro de cuatrocientas páginas: Incurable”, recuerda Monteleone. “Hay poetas que recrean el retorno de las vísperas o el amanecer del 11 de setiembre de 1973, el día del golpe contra Allende en Chile en un libro de setecientas páginas que lleva el nombre de su autor: Zurita. Hay mujeres poetas como Carmen Ollé, la autora del legendario texto Noches de adrenalina, cuyo comienzo ya marcaba un antes y un después en la marca de género para una nueva subjetividad: ‘Tener 30 años no cambia nada salvo aproximarse al ataque cardíaco / o al vaciado uterino’”.

“La lengua de la poesía se alza en la ajenidad y en el conflicto; es una lengua de otros constituida en la extranjería de lo propio, una lengua soterrada en el aire, el aliento manchado por todas las sangres”, reflexiona Monteleone. “La poesía habla una lengua que surgió en nuestro continente de una violencia primordial y repetida, la violencia contra el otro, la otra, el diferente, el diverso. Esta lengua que hablamos en Iberoamérica –las lenguas originarias y el español y el portugués y las lenguas de los inmigrantes; las lenguas de los conquistadores y de los conquistados; las lenguas de los libertadores y de los sumergidos; las lenguas de las minorías sexuales, étnicas, religiosas, políticas– nunca representan una unidad sino conflicto, tensiones y contradicción y este festival quiere ser testimonio de algunas de esas modalidades y de sus gestos. La poesía es aluvial, nunca monologa y es atravesada por una interminable diferencia, como esa lengua de la que hablaba el poema Galaxias, del gran poeta de Brasil Haroldo de Campos, la lengua que es ‘residuo de drenaje’, que es ‘agua de colada, que es ‘mar de los sargazos’, la lengua que es palimpsesto de todos los posibles excesos de lenguaje, lo que fermenta en el más profundo fondo del ‘piélago-lenguaje’”.