A mediados de 2018, en plena lucha por el aborto legal, seguro y gratuito, surgió en Catamarca un grupo de comunicadoras que se puso al hombro no solo la defensa de la interrupción del embarazo como derecho, sino también el desafío de ejercer la profesión bajo la perspectiva de género.

Eulalias / Comunicadoras Feministas Catamarqueñas, fue el primer grupo de periodistas del interior del país que impulsó no solo una presencia de voces y posicionamientos políticos sobre cuestiones de género, sino también un empoderamiento de la presencia de mujeres en los medios, de temáticas imprescindibles, y de cambio de paradigmas sobre lo noticiable o no.

Hoy, dejó de ser tabú en los medios de comunicación de Catamarca hablar de un abuso sexual cometido por un intendente, un cura o un concejal. Son las mismas mujeres en red dentro y fuera de la política, las que salen a pedir elevar los estándares éticos y hasta el apartamiento de funcionarios públicos cuestionados.

“Al calor de aquella lucha por el aborto legal, desde el colectivo comprendimos que existían diferentes formas de visibilizar nuestras luchas. Es así que nos propusimos hacer oír las voces de tantas mujeres de Catamarca que habían atravesado situaciones dolorosas”, cuentan al inicio de su libro “Relatos que rompieron el Silencio”, y definen así gran parte de su labor.

“A Eulalias le debo en gran parte el conocimiento que tengo sobre feminismo. El grupo es mi sostén, todas y cada una me enseña de una manera diferente, y lo más importante es que intentamos dar una mirada comunicacional con perspectiva. Vinimos a romper con las formas antiguas, y marcadas por la cultura, que en todo tipo de nota ponían en tela de juicio a mujeres y disidencias”, reflexiona la periodista Silvana Aldeco.

“Recuerdo que el primer contacto que tuve con el grupo fue participando en una actividad que se realizó en 2018. Era un ciclo de lectura donde se escucharon los relatos que luego fueron parte del libro de Eulalias”. Lucía Bulacios evoca su primer contacto con el grupo. “Yo fui a cantar un par de tangos, sin saber que sus letras eran bien feministas jaja”. “Eulalias significa un espacio de contención en todo sentido. Un espacio constructivo desde el intercambio de ideas y el respeto por la diversidad de opiniones. Puedo decir que fue un salvavidas. Ser parte de Eulalias me hizo redireccionar energías en algo colectivo, empatizar con las compañeras, en la lucha por la IVE y conocer más de cerca lo que estaba pasando con tantos casos de violencia, abusos y femicidios”.

Para Yémina Castellino, periodista de Catamarca/12, “ser parte del grupo es poder apoyarse entre iguales. Es sentir y saber que hay un otro que va a responder por vos. Es saberse acompañada, empoderada. La lucha debe ser colectiva por esa razón”.

Entre las muchas acciones del grupo, en 2020 las comunicadoras emprendieron una campaña sobre Derechos Sexuales y Reproductivos para la Infancia y Adolescencia “Jugamos por vos”, con el apoyo de la Fundación Huesped, que se puede encontrar en el canal de YouTube Eulalias.

“Ser una Eulalia significa alzar la voz por aquellas mujeres y disidencias que no la tienen. Es sacar a la luz las violencias machistas que ocurren en nuestra sociedad y las desigualdades entre la mujer y el hombre, a través de nuestros espacios en medios de comunicación”, reflexiona Patricia Burgos.

Para Yamilia Morales, una de las integrantes más nuevas, “en lo personal y como en profesional significó un antes y un después. En este espacio encontré verdaderas respuestas a todo lo que me hacía ruido en las noticias locales. Poder hablar y reflexionar sobre el abordaje periodístico, y sobre lo que se necesita cambiar porque así los nuevos tiempos lo demandan”. "En este grupo encontré grandes profesionales que desde su mirada me aportan su conocimiento en comunicación con perspectiva de género; lo considero una oportunidad para poder reconstruirme y profundizar dentro mío un rol como comunicadora que me lleve a aportar en este camino para lograr tener una sociedad más justa”.

Ser una Eulalia en Catamarca

Catamarca, como la mayoría de las provincias del norte del país, tiene una fuerte carga conservadora, de la que parte una cultura patriarcal que la posiciona entre las provincias con mayores índices de violencia de género:

“Ser una Eulalia no fue fácil en nuestra sociedad. Recibimos críticas constantemente por nuestra forma de ver la realidad, pero nosotras estamos convencidas de lo que hacemos y la mirada que le damos a los hechos noticiosos, sobre todo en lo político y en lo policial”, opina Patricia.

Laura García, militante además de otros movimientos, recordó que “hace algunos años, ser comunicadora feminista en un escenario como el de Catamarca era muy difícil. Te exponías a un gran nivel de incomprensión y hostilidad. Creo que Eulalias nos dio la posibilidad de saber que no estábamos solas, que éramos muchas con ese mismo senti-pensar. Y una vez que descubrimos que juntas éramos más fuertes que nunca, nuestra voz resonó y transformó. Aprendimos a discutir y reflexionar juntas, a generar nuevos sentidos y a funcionar en redes afectivas y profesionales, porque eso es el feminismo”.

Alejandra Saravia es Jefa de Política en su medio, e integra el movimiento desde sus inicios: “La conformación de Eulalias fue muy importante como herramienta de transformación y de incidencia en nuestro medio. En mi caso, valoro los posicionamientos y las acciones que tuvimos cuando se trató el aborto legal y también cuando se trata de defender la perspectiva de género en los medios. Este es un espacio en permanente construcción que busca incidir en la representación que se realiza de las mujeres”.

La vivencia colectiva

Para Erika Barrionuevo, llegar a Eulalias “Fue un crecimiento a nivel personal y emocional. Desnaturalizar la violencia en la comunicación, desde lo cotidiano, dentro de tu propia familia, en los medios, la publicidad y hasta en la manera de relacionarme. Igual es un proceso; a mis 44 me doy cuenta que me falta mucho por aprender. Desarrollar también la paciencia, para no ser reactiva ante lo que es ofensivo y más bien tratar que el otro entienda, por qué hace daño”.

La ilustradora Anita la más Bonita, hoy parte fundamental de la lucha con sus “garabatos”, recordó que “ser parte de Eulalias fue encontrar a personas que sin conocerme me abrazaron con amor, y me acompañaron en una etapa muy importante de mi vida. Ser parte de Eulalias es marchar en las calles, es levantar una bandera pidiendo justicia, es leer una noticia con perspectiva de género. Es poder ilustrar con mis garabatos las desigualdades, violencias que viven a diario mujeres, disidencias y que ellas visibilizan en palabras. Es ser parte. Es pertenecer”.

Historias que se hicieron libro

El colectivo interactúa con periodistas de todo el país. En plena pandemia, y viendo la urgencia de la aprobación de la ley del aborto, publicaron “Relatos que rompieron el silencio”, un libro con testimonios reales de mujeres atravesadas por distintas situaciones de violencia.

“Estos Relatos que rompieron el silencio, tienen la emoción, el asombro de estar contando en voz alta, por primera vez. Eulalias se formó cuando en la Argentina se debatía, en voz alta, por primera vez, sobre el aborto en la Argentina. Las Eulalias le pusieron oído y plumas a algunas de estas voces. Las de su comunidad”, prologa la periodista y escritora Paula Rodríguez.

Para Las Eulalias “Los relatos de aquellas mujeres fueron cobrando forma en la voz y el cuerpo de otras, que le pusieron su propia humanidad para ser el medio, para que las historias no murieran en una herida, si no que pudieran ser palabra que, además de decir, lucha y sana. Palabra que grita y revoluciona”.

Las comunicadoras describen: “Nos movilizaba el deseo de producir transformaciones vinculadas con la representación de las mujeres en los medios, la defensa de nuestros derechos y la incorporación de la perspectiva de género en el tratamiento de las noticias. Nos dimos cuenta de que éramos una voz que faltaba. Sentíamos y sabíamos que podíamos aportar, generar cambios desde las palabras y también desde el arte. Así, repartimos tareas, nos dimos un nombre, una identidad y salimos a la calle para hacer oír nuestra voz como Eulalias, Comunicadoras Feministas Catamarqueñas”.