México dio refugio a argentinos en varias olas migratorias. La más contundente: la que recibió entre 1976 y 1983 a más de 6.000 exiliados, asilados tras persecuciones políticas e ideológicas en su país, y familiares y amigos de los mismos. Radicándose con sus parejas e hijos y armando o ampliando sus familias en México, iban echando raíz en una nueva tierra, nueva para ellos. Ejerciendo, produciendo, investigando, profundizando en el pensamiento y en la acción desde sus campos, oficios y profesiones, fueron desarrollando sus vidas en un ambiente de mayor calma, moldeando una cotidianeidad lejos de lo que siempre fue casa, mientras propiciaban un nuevo hogar por el tiempo que fuese necesario. Conectándose a su vez con otros que vivían en situación similar generaron espontáneamente una comunidad argenmex. Del encuentro planteado en cada llegada por las casas del exilio y otros grupos de acogida, al natural devenir de un nuevo origen para las generaciones venideras; uno que planteó en algunos casos una construcción identitaria dual.

Algunos nacidos en México o residentes desde la primera infancia dicen que exilio fue lo que vivieron en Argentina, tras la “vuelta” que, como tal, era más de sus padres que de ellos. De los primeros desarraigos a los arraigos por venir, y de éstos a la nostalgia permanente de acuerdo a donde se esté morando. Cumpleaños con piñatas, golosinas con picante, juguetes viajeros, hermanos nacidos en distintos países, compañeros de escuela usando diferentes palabras para una misma cosa. Unos volvieron, otros vinieron y otros se quedaron extrañando el mate o el mole. Dada la diáspora, sobrevuela la historia común y se la repasa en instancias como una exhibición curada por artistas, que oficiaron de investigadores y de productores, para los 40 años de exilio argentino. En el Museo Archivo de la Fotografía del DF, México: Ciudad Refugio, fue un ejercicio de memoria y de reunión a cargo la fotógrafa Valentina Siniego y el museógrafo Ignacio Vázquez, y también un cruce de modos de contar las muchas historias dentro de la historia, en una propuesta que integró a la comunidad argenmex en la construcción de una muestra con intención reparadora.

Siniego es curadora y voz de una de las historias en el desordenado álbum que es a su vez la pieza derivada de Ciudad Refugio que se exhibe por estos días en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, en Buenos Aires. Ella dice que más que ver dónde está su artista en esta composición, le resulta evidente identificar en dónde está el exilio en ella: como artista, como fotógrafa y como antropóloga. “El exilio está en todo mi trabajo, no necesariamente como tema, pero que sin duda permea en mi producción y en mis intereses. La pérdida, la memoria, la familia, el tránsito, la identidad, el archivo: todos estos son temas que aparecen en diferentes niveles”, afirma.

Alberto Siniego en Ezeiza

La de la tarjeta de tránsito del viaje de su padre a México en 1975 es una de las fotografías que la artista eligió para sumar a la fuente de relatos que surge en una de las paredes de la ex ESMA. Desde hojas sueltas de álbumes fotográficos, clásicos de ese tiempo, se cuentan historias incompletas. Son pedacitos que cuentan relaciones a la distancia, que narran tristezas en cartas escritas desde cárceles (literales y emocionales) y alegrías, no sin añoranzas, desde el país que cobijaba la posibilidad de un futuro sin peligro. Valentina nació en México, hija y hermana de argentinos, criada en porteño y en mendocino, y vivió lo que lleva de vida en un país con más colores que el que le podría haber tocado, habitando un territorio que habilita desde sus tradiciones el impulso de ritualizar.

Como la de ella, otras historias de exiliados e hijos de exiliados argentinos mezclan en este álbum desplegado fotos de archivos familiares, manuscritos amorosos, dibujos enviados vía aérea, rastros de comunicación y cronologías de una experiencia de crianza y continuidad vital, unido todo por la empatía de ese primer movimiento que se volvió inevitable. Aunque cada exilio es singular, y cada quien lo vivió como pudo (como una pena o una liberación), el destierro fue una de las muchas prácticas represivas ejercidas durante la dictadura cívico militar. Con la asesoría visual de la artista Bana Fernández, estos documentos expuestos reflejan en un muro el soplo de vida contenido tras escaparle a la muerte. Cianotipos que combinan recortes de flores en un devenir cromático que se asemeja a una de las banderas que delinean parte de la identidad de los narradores; palabras que describen las constantes idas y venidas, los deseos de reencuentro, el avance de los sucesos cotidianos; una foto de un equipo de fútbol armado para los campeonatos del Comité de Solidaridad con el Pueblo Argentino (Cospa) y otros detalles de segura resonancia para quienes encontraron el destino en otra parte.

La muestra en México fue enorme, incluía 150 testimonios, material vinculado a la importante actividad académica en el exilio, papeles de denuncia, data dura histórica, obra vinculada a las desapariciones, a la resiliencia y a las resistencias, objetos trasladados de un país a otro y vueltos a trasladar para la ocasión, instalaciones que se asemejaban a espacios hogareños y más. Lo público y lo privado. El atinado rescate traído a la Argentina abarca la vida privada y encuentra en esta exhibición la oportunidad del sitio específico, para resignificar, y la apertura, para seguir sumando historias.

Los argenmex se encuentran con otros exiliados en las salas del Conti, a propósito de Exilio(s), producción que abarca desde proyecciones de películas en relación hasta relatos de otras vueltas, otros modos de adaptarse, otras raíces, en algunos casos más confusas o menos mestizadas, historias de éxodos y de movimientos individuales, de exilios internos y desexilios. Las muestras Hijas e hijos del exilio y Clavel del aire completan el planteo temático y conceptual que se aprovecha para abrir una convocatoria para que quienes estuvieron exiliados en los años 70 puedan compartir sus experiencias desde su perspectiva y en el formato que mejor lo cuente. Quienes quieran sumar sus testimonios a la convocatoria del CCMH Conti pueden consultar cómo hacerlo escribiendo a: [email protected]

La muestra puede visitarse de martes a domingo de 11 a 21 en Av. del Libertador 8151 en el Espacio Memoria y Derecho Humanos (ex ESMA). La entrada es libre y gratuita 

Foto de la familia Marimón:El último día
Foto de la familia Marimón: El viaje
Foto de la familia Marimón:El gato