"Cuando uno entiende que hay una maquinaria de narcocorrupción establecida y los funcionarios utilizan su poder para abusar de los ciudadanos en lugar de protegerlos, hay que hablar". Alba Rojo, acento español suavizado por los años en Argentina, investigó en profundidad el crecimiento del narcotráfico en el país y, sobre todo, el entramado de corrupción profundamente enraizado en el Estado, a través de la fuerza policial, la Justicia y el poder político. El libro De estos polvos futuros lodos es el resultado de esa investigación, que se presentó el viernes en el stand del Grupo Octubre en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. A la autora la acompañaron la fiscal general Mónica Cuñarro y el abogado penalista Damián Odetti, además de la editora de Editorial Octubre Patricia Iacovone.

  Durante la charla, contaron algunos de los mecanismos que la policía utiliza para detener y extorsionar inocentes --con la anuencia y hasta el incentivo del poder político y el poder judicial-- mientras deja ir a los auténticos narcotraficantes. "Esta narcocorrupción tiene consecuencias manifiestas sobre gente con nombre y apellido -relató-, por ejemplo, ahí me encuentro con la señora Sosa, que tenía Mal de Parkinson, que no podía controlar sus extremidades, y estaba acusada de fraccionar cocaína, porque a veces las situaciones resultan así de ridículas".

Al stand del Grupo Octubre se acercó Cecilia, una madre de 11 hijos, ya con seis nietos, que se animó a grabar y denunciar a un policía que le exigía dinero a cambio de no llevar presa a su prima, y que también ofreció su testimonio a la investigadora española. "Las denuncias no sirven para quienes menos tenemos –lamentó--, nos enseñaron que tenemos que grabar y gracias a eso pudo salir un montón de gente que había sido mal detenida". Ese policía, advierte Odetti, fue denunciado en 2011. "Hay una pericia de voz de 2013, pero trabajó hasta el mes pasado, y durante todo ese tiempo siguió robando".

Odetti resaltó el trabajo de Rojo: "Pudo analizar el contexto de ser un país de tránsito a un país de consumo y hasta de semiproducción, investigó cómo la justicia llena las cárceles con consumidores y entró a la provincia de Buenos Aires para ver cómo funciona el entramado corporativo sin fisuras entre la Bonaerense y los narcotraficantes, entró a las villas donde se utiliza a los más necesitados como mano de obra barata hasta dejar eviscerados los cuerpos, y además, como buena periodista, dio derecho a réplica a los mismos policías metiéndose en las comisarías a preguntarles".

Cuñarro, de larga experiencia en el combate al narcotráfico, llenó de elogios al libro. "He leído como 40 o 50 de su tipo, de todo el mundo y de gente muy reconocida, pero este estaba lleno de fuego, no pude parar de leerlo, y lo primero que me pregunté fue cómo alguien de una universidad 'cheta', porque la Complutense es una universidad 'cheta', que venía de la publicidad, del mundo cool, terminaba metiéndose en el barro de los barrios de emergencia para hacer un libro de investigación y decir, con nombres y apellidos, que hay corrupción policial, que hay fiscales corruptos, que hay causas armadas en las que se plantan drogas, pero que también hay héroes y hay víctimas". Para Cuñarro, se trata de "un libro muy fuerte y a la vez sensible, que se mete en la trama documentándola y demostrándola, pero no recurre a la sensiblería barata ni da fórmulas mágicas a nadie".