“Los enfermeros y enfermeras no son empleados administrativos”. Con estas palabras Alberto Fernández dio peso político a la presentación del proyecto de ley de promoción de la enfermería, que busca jerarquizar la formación y aumentar el número de estos trabajadores de la salud en todo el país. Pero no sólo eso: en su discurso volvió a darle centralidad –al igual que hizo Cristina Kirchner en el acto que compartió con Axel Kicillof en La Plata– al tema de la reforma del sistema de salud, insistiendo en que “el Estado debe ser un actor clave en el sistema de salud” en un proceso que avance hacia su integración. Fue ayer, en un acto en el Museo del Bicentenario en el que presentó la inciativa junto a los ministros de Salud, Carla Vizzotti, y de Educación, Nicolás Trotta.

“La Argentina tiene un sistema de salud singular, donde conviven lo público con lo parapúblico –las obras sociales– y privado, y que en un momento difícil como la pandemia han funcionado. En todo caso lo que nos ha dejado en evidencia es la necesidad de coordinar el funcionamiento de todo esto”, marcó el Presidente, reforzando lo que el martes pasado había planteado la vicepresidenta: “En su momento dije que debíamos repensar el sistema de salud y que debíamos ir a un sistema integrado entre los tres subsistemas que existen. Y se armó un lío... ¿No está integrado acaso a las patadas y a la fuerza porque lo impuso la realidad ya que las prepagas no saben dónde colocar a la gente?”. Si desde aquel primer planteo al que hizo referencia CFK –en diciembre en el cierre del VII Encuentro Nacional de la Salud organizado por el espacio Soberanía Sanitaria– se generaron todo tipo de suspicacias –incluido el dislate mediático de que “la Cámpora quiere quedarse con el sistema”–, la presencia en el acto de los secretarios generales de la CGT, Héctor Daer, y de la federación Argentina de Sanidad, Carlos West Ocampo, y las menciones a las experiencias de formación de enfermeros en el país de las obras sociales, fueron una señal de un armado político que avanza sobre el tema.

El presidente citó aquel planteo reciente: “Uno no puede dejar de reconocer el esfuerzo de los médicos y médicas del sistema público, parapúblico y privado. En todo caso tendremos que ver cómo optimizamos el funcionamiento, cómo coordinamos. Lo dijo Cristina el otro día en La Plata. Tenemos que ver cómo todo esto lo podemos mejorar a partir de la experiencia de la pandemia. Debemos hacerlo porque un Estado que no se ocupa de aquello que le da vida, no merece existir. El Estado debe estar presente”, remarcó. “Tal vez hizo falta una pandemia para darnos cuenta de lo importante que es el sistema de salud. Algunos creían que todo esto podía quedar en manos de un mercado que resolviera lo que el mercado no resuelve. Entonces es allí donde el Estado debe estar presente”.

Los detalles del anuncio concreto del acto estuvieron a cargo del diputado Pablo Yedlin, presidente de la Comisión de Salud de Diputados y autor del proyecto que hace eje en la formación para avanzar en la profesionalización de la carrera de enfermería, y de ese modo lograr mejorar indicadores que hoy preocupan en la Argentina: Con una densidad de entre 20 y 29 enfermeras y enfermeros cada 10.000 habitantes, Argentina se ubica en un puesto medio-bajo en América Latina, junto con Paraguay, Perú y Ecuador. Europa y Estados Unidos promedian 81 enfermeros en este cálculo; en Africa hay solo 8,7. La Organización Mundial de la salud recomienda un piso de 35.

“Este programa tiene un interés social: tener mejores enfermeros y enfermeras, más capacitadas. Y tiene un acto de reparación, porque en estos 500 días que llevamos de pandemia, fueron los que estuvieron siempre al frente de la batalla, poniéndole el pecho al virus. A cada uno de los enfermeros y enfermeras de esta Patria, gracias, de corazón”, valorizó Fernández en el acto que también compartió, de forma virtual, con ministros y ministras de Salud y Educación de todo el país.

La frase “los enfermeros y enfermeras no son empleados administrativos, son mucho más que eso”, seguramente no fue escogida al azar por el Presidente, en medio de una lucha que estos trabajadores de la salud vienen dando desde 2018, cuando el Gobierno de la Ciudad sancionó la cuestionada ley 6.035, que contempla como profesionales de la salud 24 profesiones la medicina, pero deja afuera a la enfermería. En cambio hay otra que parece haber surgido de la improvisación: “Las estadísticas muestran la falta que hace el personal de enfermería que auxilia a los médicos y médicas. Hay que trabajar para cambiar eso y valoro este proyecto porque pone al Estado como actor central de este tema”. Una imagen que es, justamente, la que la profesionalización de la enfermería como ciencia autónoma avanza en cambiar (del enfermero que pone la chata, al que maneja respiradores, equipos de alta complejidad y decide junto a los médicos dosis de drogas en microgramos).

Hacia dónde avanza la ley

“Esta ley busca aumentar los recursos humanos de enfermería de nuestro país tanto en cantidad como en calidad”, define en diálogo con PáginaI12 Pablo Yedlin. “Hay una cantidad de acciones auspiciosas del gobierno de Alberto Fernández que la ley busca sostener: el Ministerio de Salud creó por primera vez una dirección nacional de enfermería, un plan nacional de enfermería; el Ministerio de Educación lanzó el programa nacional de enfermería dentro del Instituto Nacional de Educación Técnica, las becas Progresar Enfermería”, enumera.

A estos ejes que se buscan sostener más allá de los gobiernos al dotarlos de fuerza de ley, se suman otros: la creación de un organismo que va a evaluar y acreditar a las escuelas terciarias de enfermería, la desaparición, de aquí a dos años, de la figura del “auxiliar de enfermería” (que lleva solo 9 meses de formación), elevando el piso a la tecnicatura de tres años, la creación de una comisión nacional que, con representantes de los ministerios de Salud, Educación y Trabajo, los trabajadores y los empleadores, deberá delinear las figuras y regulaciones de la enfermería y cómo incoprarlas en las carreras respectivas. Y un tema no menor que marca Yedlin y que está en el proyecto de ley: el presupuesto para toda esta formación no debe ser inferior al actual, esto es, el 2% del presupuesto total anual del Ministerio de Educación de la Nación.

“Nuevamente se avanza en derechos: el colectivo de enfermería tendrá acceso a la promoción y formación continua con equidad e igualdad”, celebró Hugo Yasky, diputado Nacional y secretario general de la CTA. “Este programa, con acceso al conocimiento y herramientas, jerarquiza la tarea fundamental de los trabajadores de enfermería y auxiliares antes, durante y, seguramente, después de la pandemia”.

“La ley establece cuestiones muy importantes: que la enfermería es una profesión, que es de interés público, y el derecho a la formación a lo largo de toda la vida. Esto que paece simbólico, tiene efecto material. Es una ley que crea nuevos derechos y nuevos instrumentos para la capacitación. Y que en algunos aspectos, como en el cambio de la figura de auxiliar, va a dar vuelta la historia de la enfermería en la Argentina”, celebra Gabriel Muntaabski, coordinador del programa nacional de enfermería del Ministerio de Educación. “Hoy en la Argentina todavía hay 8000 auxiliares de enfermería que debemos reconvertir a técnicos superiores. Vamos a hacer ese proceso de profesionalización de auxiliares generando becas y capacitación en el propio servicio hospitalario, con incentivos económicos”, proyecta.

Desde la Asociación de Licenciados en Enfermería, Carolina Cáceres, enfermera del Hospital Tornú, marca la importancia de que esa formación se de dentro de las horas de servicio, ya que los enfermeros deben tener por lo general más de un trabajo para completar un salario. Pero avanza sobre el reconocimiento que falta: “En la Ciudad de Buenos Aires somos 11.000 enfermeros, de los cuales 4.500 somos licenciados, muchos con maestrías, posgrados. No nos falta formación, lo que nos falta es que se nos reconozca concretamente nuestra carrera profesional. Nos parece bien este impulso a la formación. Pero si nos pagaran lo que corresponde, mucha más gente estudiaría enfermería”.