Las muertes causadas cada año por drogas se duplicaron en el mundo en la última década, hasta alrededor de medio millón de personas. El número de consumidores aumentó también en un 22 %, durante el mismo periodo, a un total de 275 millones.

El Informe Mundial sobre las Drogas de Naciones Unidas, difundido este jueves en Viena, estima que alrededor de medio millón de personas murieron en 2019 por causas directamente relacionadas con el consumo de drogas, una cifra similar a las de 2018 pero el doble que hace una década.

La drogas más dañinas

Este aumento, según la ONU, apunta a que "el consumo de drogas se ha vuelto más dañino" ya que hay más drogas disponibles y son más potentes. Las drogas más letales son los opioides, como la heroína, responsables de muertes por sobredosis y vinculadas a enfermedades como el VIH o la hepatitis C.

Más de la mitad de las muertes totales se debieron a cáncer de hígado, cirrosis y otras enfermedades hepáticas crónicas derivadas de la hepatitis C. El aumento de los fallecimientos se debe también al gran incremento de las sobredosis atribuidas al uso de opioides sintéticos como el fentanilo. 

Solo en Estados Unidos se registraron en 2019 alrededor de 50.000 muertes por sobredosis por ese tipo de estupefacientes.

Más consumidores

En el mundo alrededor de 275 millones de personas consumieron alguna droga en el último año -en 2010 se había calculado una estimación de 226 millones-. Ese aumento del 22 por ciento se debió en parte al incremento en la población mundial.

Según esas estimaciones, alrededor del 5,5 % de la población de entre 15 y 64 años consumió drogas al menos una vez en el último año. La droga más popular es el cannabis, con alrededor de 200 millones de consumidores, seguido por los opioides con 62 millones, mientras que de cocaína hay unos 20 millones de usuarios.

En el mundo se calcula que existen más de 36 millones de personas con problemas graves de drogadicción, un incremento importante desde los 30 millones calculados en 2016.

La llegada de una nueva generación de drogas sintéticas más baratas, la expansión del uso de opioides como el tramadol en África y el aumento de la potencia de las drogas, se conjugaron para ofrecer una tendencia preocupante en los países con menos recursos.

El tramadol es un potente analgésico de la familia de los opioides cuya producción y venta ilegal se ha disparado en África, donde está generando muchos problemas sanitarios.