Una Corte de Apelaciones del estado de Nueva York suspendió temporalmente el título de abogado de Rudy Giuliani por asegurar que su cliente y amigo, Donald Trump, perdió la elección presidencial de noviembre de 2020 debido a un fraude. Giuliani, alcalde de Nueva York durante ocho años, ayudó a Trump a desafiar legalmente el resultado de los comicios que dieron como ganador al demócrata Joe Biden, argumentando sin ninguna prueba la existencia de fraude electoral y la adulteración de las máquinas de votación. La defensa del abogado de 77 años se mostró "decepcionada" con la medida.

"Amenaza para el interés público"

"Existen pruebas no controvertidas de que el demandado hizo declaraciones falsas y engañosas a las cortes, a legisladores y al público en general en su calidad de abogado del expresidente Donald Trump y la campaña de Trump", falló el tribunal neoyorquino. En sus considerandos, sostuvo que las declaraciones falsas buscaban "apuntalar inapropiadamente la narrativa del demandado de que debido a un amplio fraude en la votación se robó a su cliente la victoria en la elección presidencial".

La conducta de Giuliani, explica el escrito de 33 páginas, supone una "inmediata amenaza para el interés público", por lo que se "justifica su suspensión provisional para el ejercicio de la abogacía". El pedido de revocación de su título fue realizado por decenas de reconocidos abogados que dijeron actuar para defender la democracia estadounidense.

La defensa de Giuliani emitió un comunicado en el que mostró su "decepción" con la medida, tomada "antes de que se le conceda una audiencia sobre estos asuntos" y "sin precedentes". Entienden que su cliente "no representa ningún peligro" y están seguros de que "una vez que los temas se exploren por completo será reintegrado como un miembro valioso de la profesión", según difundió la CNBC.

Giuliani puede apelar la decisión de la Corte de Apelaciones, pero el fallo señala que posiblemente enfrente "sanciones permanentes sustanciales" al final del procedimiento. 

La suspensión de la licencia constituye un duro golpe para Giuliani, quien empezó a ejercer la abogacía en 1969. Trabajó en el Departamento de Justicia durante la administración de Ronald Reagan y en 1983 fue designado fiscal del distrito de Manhattan. Además fue alcalde de Nueva York entre 1994 y 2002 y adquirió notoriedad nacional e internacional en 2001, tras los atentados terroristas contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre.

El fantasma del fraude

Meses antes de las elecciones presidenciales de noviembre del año pasado, en las que se impuso el candidato demócrata Joe Biden, Trump lanzó una campaña de desinformación para despertar dudas sobre la transparencia del proceso y, posteriormente, redobló los esfuerzos hasta el extremo de describir los comicios como "fraudulentos" y asegurar que Biden le había "robado" la presidencia.

Sin embargo, más allá de una campaña que persiste en el presente, Trump y su equipo no lograron reunir ninguna prueba que respaldara esas afirmaciones, y ningún tribunal aceptó llevar a juicio sus acusaciones por falta de evidencias.

Giuliani, junto a Sidney Powell, una de las abogadas del equipo legal de Trump, así como el director ejecutivo de la empresa de almohadas MyPillow, Mike Lindell, se enfrentan además a una demanda por difamación por un valor de 1.300 millones de dólares presentada por Dominion Voting Systems, la principal empresa de votación encargada de las elecciones de noviembre y objeto de los ataques de Trump y sus colaboradores.

La compañía denunció a estas tres personas por sus repetidas afirmaciones de que formaba parte de una vasta conspiración para robarle millones de votos a Trump a través de la ayuda de "piratas informáticos extranjeros", "demócratas corruptos" y "comunistas".

Como si esto fuera poco, fiscales de Manhattan allanaron el domicilio y la oficina de Giuliani en Nueva York a fines de abril en el marco de una investigación sobre sus actividades en Ucrania, y confiscaron varios aparatos electrónicos. Giuliani asegura que no violó las leyes federales cuando ayudó a Trump a buscar información comprometedora de Joe Biden y su hijo Hunter vinculada a Ucrania en 2019, en plena campaña electoral.

Aunque hasta el momento no ha sido imputado, la Fiscalía trata de demostrar que Giuliani presionó ilegalmente al gobierno en favor de funcionarios y empresarios ucranianos, quienes presuntamente ayudaban al abogado a buscar trapos sucios sobre los rivales políticos de Trump. 

El expresidente estadounidense, quien también fue procesado por instigar el salvaje ataque al Capitolio del seis de enero de este año objetando el triunfo de Biden, afirma ser "víctima de una persecución política". Además no pierde ocasión para defender a su gran amigo Giuliani, a quien este miércoles definió como "un gran patriota americano" y "el Eliot Ness de su generación".