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Desde Roma

“El único extremismo admisible para los creyentes es la caridad.” “Ninguna violencia puede realizarse en nombre de Dios.” “Mejor no creyentes que creyentes hipócritas.” “Hay populismos demagógicos que ciertamente no ayudan a consolidar la paz y la estabilidad.” “Hoy tenemos necesidad de constructores de paz, no de provocadores de conflictos”... El papa Francisco, que viernes y sábado hizo una visita “histórica” a El Cairo, como la definieron algunos de sus anfitriones, no evitó lanzar frases como éstas en sus encuentros a nivel político y religioso que le hicieron ganar los aplausos de mucha gente pero también algunas preguntas. Terrorismo y extremismo, sus orígenes y la forma de combatirlo, fueron los temas dominantes en los encuentros en Egipto, un país al que él saludó en su mensaje tradicional del domingo en la Plaza de San Pedro, “como un país acogedor” para el que pidió que Dios “bendiga al pueblo egipcio, a las autoridades y los fieles cristianos y musulmanes y que les dé la paz”.

¿A quién se refería Francisco en su estadía en el Cairo con las frase sobre los “populismos” y sobre “los provocadores de conflictos”? El Papa no dio nombres pero para algunos estuvo claro que el presidente estadounidense Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un, estaban entre los primeros de la lista. Pero no son los únicos y aún cuando ésta hubiera sido su intención, Francisco se declaró dispuesto a recibir al presidente Trump en el Vaticano –en ocasión de la reunión del G7 que en mayo se hará en la ciudad siciliana de Taormina– si solicita una audiencia.

A la crisis norcoreana se refirió en el encuentro con los periodistas en el vuelo de retorno a Roma: el camino de la diplomacia es la única solución, dijo. “Esta guerra mundial a pedazos de la cual hablo desde hace dos años, más o menos, es a pedazos, pero los pedazos se han alargado, y también se han concentrado. Se concentraron en puntos que ya eran “zonas calientes”, porque esto de los misiles de Corea hace un largo año que se está realizando, pero ahora parece que la cosa se ha caldeado mucho. Yo llamo siempre a resolver los problemas por la vía diplomática, por las negociaciones, porque se trata del futuro de la humanidad”, dijo. También llamó a las Naciones Unidas a retomar su liderazgo “que se ha diluido un poco”.

En cuanto a la frase “ninguna violencia en nombre de Dios”, dicho con esas palabras o con otras similares, fue el mensaje en sustancia en el que coincidieron el papa Francisco, el máximo exponente de los musulmanes sunnitas, el Gran Imán de Al Azhar, Mohamed Ahmad al Tayyib, el líder de la iglesia ortodoxa copta y Patriarca de Alejandría, Teodoro II (Twadros II) y Bartolomeo I, patriarca ecuménico ortodoxo de Constantinopla con los que se vio en El Cairo. Por invitación del Gran Imán, Francisco participó de la Conferencia Internacional por la Paz realizada en la Universidad de Al-Azhar, máxima expresión del islam sunnita. Y allí Francisco enfatizó que los líderes religiosos “tenemos el deber de desmontar las ideas homicidas y las ideologías extremistas afirmando la incompatibilidad entre la verdadera fe y la violencia”. Varios de los distintos líderes religiosos presentes en la conferencia coincidieron en la necesidad de renovar el discurso religioso para contrastar las tendencias fanáticas y extremistas.

Francisco volvió el sábado por la noche a Roma, después de haber celebrado una misa ante unos 25.000 asistentes que no eran sólo católicos sino ortodoxos y hasta musulmanes, en el estadio de la Aeronáutica de El Cairo y durante el vuelo habló con los periodistas. Lucía satisfecho de su visita y sonriendo lamentó no haber podido visitar las Pirámides. Con los periodistas, entre otros puntos, habló de Venezuela, destacando la voluntad del Vaticano de mediar entre las partes pero con “condiciones muy claras”. A Venezuela también le dirigió un breve mensaje el domingo en la Plaza de San Pedro. “No dejan de llegar noticias dramáticas sobre la situación en Venezuela y del agravamiento de los enfrentamientos, con numerosos muertos, heridos y detenidos”, dijo Francisco. “Mientras me uno al dolor de los familiares de las víctimas, para las cuales aseguro oraciones, hago un llamamiento urgente al gobierno y a todos los integrantes de la sociedad venezolana para que se evite cualquier forma de violencia, se respeten los derechos humanos y se busquen soluciones negociadas a la grave crisis humanitaria, social, política y económica que está debilitando a la población”, concluyó el Papa.