La inflación de abril fue de 2 por ciento y en cuatro meses acumula 8,5 por ciento, según informó la consultora Ecolatina. “El promedio mensual de inflación alcanzó 2,1 por ciento en el primer cuatrimestre del año versus el 1,8 de los últimos cuatro meses del año pasado”, se detalló en el informe para dar cuenta de la aceleración en el nivel de precios. La consultora además considera desacertada la política de altas tasas de interés para anclar los precios. “Pese a que el alza de tasas no afectará en demasía a la dinámica de precios, profundiza el déficit cuasifiscal del Banco Central y podría perjudicar a la actividad en un contexto de lenta recuperación de la producción y la demanda interna”, afirma.

“El Gobierno arrancó el año con el pie izquierdo en materia inflacionaria: conforme al IPC GBA Ecolatina, en el primer cuatrimestre del año los precios acumularon un alza en torno a 8,5 por ciento, la mitad de la suba máxima prevista por el BCRA para 2017 (12-17 por ciento)”, señala el documento de la consultora. En marzo y abril el IPC Core volvió a rozar el 2 por ciento mensual, luego de cinco meses consecutivos en que había logrado ubicarse por debajo de ese valor, según Ecolatina. En el primer cuatrimestre la inflación núcleo acumuló un alza de 7 por ciento, el equivalente a 1,7 promedio por mes.

El informe destaca que la aceleración de la inflación en el primer cuatrimestre obedeció subas en las tarifas reguladas (crecieron 15 por ciento), que a su vez le presionaron sobre el resto de los precios. “Con la inflación acumulada a abril y la trayectoria futura esperada, queda muy poco margen para cumplir con la meta oficial. Lejos de reformular la pauta, el BCRA endureció la política monetaria para alcanzar dicho guarismo, asumiendo costos sobre la actividad”, advierte.

Según el informe, el ritmo de inflación de este año, además del nuevo ajuste de tarifas, recoge el efecto de subas de otros bienes y servicios que son autorizados por el gobierno (prepagas, cigarrillos, combustibles, telefonía, educación, entre otros). “Buena parte de los aumentos significativos de precios fueron impulsados por el Ejecutivo para atender otro de los frentes preocupantes dentro de la economía, el fiscal. El elevado déficit del sector público y la reformulación de las metas, obliga al gobierno a no desviarse de los objetivos planteados para no jaquear la credibilidad del “gradualismo” fiscal.

“Dado que el Ejecutivo decidió no ajustar el gasto social ni la obra pública en un año electoral, los subsidios fueron la variable de ajuste. Esto explica la fuerte suba de las tarifas energéticas”, señala Ecolatina en su informe. De esta manera, si los precios regulados finalizan el año con un aumento promedio de 30 por ciento en 2017, en los ocho meses restantes del año el IPC resto y los regulados deberían crecer a una tasa inferior al 1 por ciento mensual para que la inflación no supere el 17 por ciento, según sus previsiones. “Más difícil es pensar que, tras los valores registrados en el primer cuatrimestre del año, dichos guarismos se alcancen de manera inmediata”, agrega. Por el lado de las tasas, Ecolatina sostiene que ese tipo de política  sólo contribuirá negativamente en el crecimiento de la actividad, aunque reconoce que debido a lo reducido del crédito en el país, el impacto vía este canal será acotado.