La Selección Argentina se aseguró la primera colocación en su grupo, para enfrentar a Ecuador el sábado por los cuartos de final de la Copa América, tras vencer con contundencia por 4-1 a Bolivia. Aunque los conducidos por Lionel Scaloni protagonizaban la quinta fecha frente al rival más débil del torneo -que además llegaba eliminado y volvería a hacer figura a su arquero Carlos Lampe-, fue su juego el que no dio lugar a ninguna sorpresa y el que se animó a seguir dándole continuidad (cada vez más) a ese fútbol poderoso y vertical, veloz y colectivo, que le ha dado su brillo en el certamen sudamericano.

Lionel Messi celebró un doblete en la noche que lo consagró como el jugador que más veces lució la celeste y blanca, con 148 presentaciones. Un buen récord para sintetizar el protagonismo y el fútbol -quizá una de sus mejores versiones con la Selección- que el capitán viene desplegando en esta Copa América y que no hizo ninguna excepción ante los bolivianos. "Yo quiero jugar siempre", le dijo Messi a su DT "Pancho" Ferraro hace 16 años, cuando conquistó el título mundial juvenil, y sus últimos días en Brasil -donde no faltó ni un minuto y condujo los mejores momentos de Argentina- sólo son prueba de una sola cosa: que, a sus 34 años, ese entusiasmo sigue intacto.

Pero el de Scaloni es un equipo que quiere ser colaborativo, y allí, cuando logra ser solidario, es cuando muestra sus expresiones más lindas, esas que ahogan a sus rivales y hacen aplaudir a sus hinchas. Que el astro del Barcelona haya participado en cada uno de los goles de la Selección sólo vuelve a confirmar una certeza del último tiempo: dejando de lado la obviedad de que se trata del mejor jugador del mundo, cada vez parece más claro que Messi se encuentra a gusto y feliz como conductor de esa solidaridad.

Por eso fue el asistidor del gol con el que Alejandro "Papu" Gómez abrió el marcador, con una potente volea de zurda. Y por eso, a su vez, firmó ese doblete que inauguró de penal y completó con una definición perfecta -cara interna, por arriba de Lampe- tras un exquisito pase de Sergio Agüero. La buena noticia que fue el grito con que Lautaro Martínez selló el 4-1 y volvió al gol (tras el descuento de Erwin Saavedra) también empezó a escribirse en sus botines, cuando aceleró el ritmo del equipo al darle la pelota a Marcos Acuña, el que mandó la pelota al área.

La Selección Argentina sabe que no puede tomar su despedida de la fase de grupos como la medida de lo que mejor sabe hacer -y lo que aún le falta-, pero el sábado estará enfrentando a Ecuador por cuartos de final porque ofreció la contundencia que precisaba y porque pareciera que, a más rodaje de la pelota, más se afina y empodera esa solidaridad que tiene a Messi como conductor.