A Paul Bender le pareció buena idea charlar caminando por las calles de Melbourne. La noche está fría y ventosa, pero de esta forma sus palabras fluyen y se sincronizan con el paso. De fondo, la ciudad semidormida se manifiesta en focos intermitentes y alguna sirena policial que invade la cámara de su teléfono. "No te preocupes, voy mirando por dónde voy. Salí a tomar algo de aire, a mover los pies", contextualiza el bajista de Hiatus Kaiyote. Además de haber cumplido diez años, el cuarteto australiano acaba de sacar su tercer disco de estudio, Mood Valiant, después de honrar su nombre con un hiato discográfico de seis años.

El grupo logró acuñar un sonido propio asociado al neo soul con toques de r&b, a modo de actualización de géneros clásicos norteamericanos de las medianías del siglo XX. Ahora, esos estilos retomaron cierta notoriedad a través de los samples de productores y beatmakers. Ellos no sólo son referencia para toda esa gente y para muchos que los siguen en todo el mundo, también fueron recomendados por un artista como Prince. Nada mal.

En Mood Valiant, el cuarteto oceánico reafirma una identidad capaz de atravesar el correr del tiempo y a los reveses, como la enfermedad que en 2018 le detectaron a la cantante Nai Palm, y las complicaciones propias de la pandemia. "Estamos muy orgullosos del álbum", dispara Bender. "Probablemente es el disco más cohesivo que hicimos, lo trabajamos siempre como una sola pieza. Por supuesto que recurrimos a diferentes estilos, pero ahora más que nunca todo cobra un sentido. Tiene además una carga emocional mucho más grande que los otros, porque estuvieron pasando ciertas cosas en el frente y el fondo."

--Tocan Chivalry is Not Dead hace mucho. De hecho la tocaron en Buenos Aires en 2019. ¿Por qué forma parte del álbum?

--La compusimos justo después de sacar Choose Your Weapon, y faltaba demasiado para sacar otro disco. Funcionó muy bien en vivo por un tiempo, creo que fueron ocho años, y está bueno tener finalmente una versión de estudio con la que estamos contentos. Fue aún más desafiante grabarla correctamente, con tantas versiones ya dando vueltas en los teléfonos de la gente.

--Escribieron todas las canciones antes de la pandemia. ¿El contexto actual influyó de alguna manera?

--Nos forzó a terminar, más que nada. También les dio un marco a muchas de las canciones. Fue como decir: "No vamos a poder ir a tocar a ningún lado, dale, terminémoslo". Grabamos el disco de muchas maneras diferentes, a lo largo de un montón de tiempo. Hubo mucha experimentación, probamos cosas, algunas funcionaron, otras no. En el estudio pasan cosas que nunca planeaste y suenan impresionantes, cosas que pensás que vas a hacer y después funcionan mejor de otra manera. Otras veces simplemente zapamos con los micrófonos abiertos, y nos dimos cuenta de que eso podía ser una canción. Cada forma posible de grabar estuvo cubierta.

--Otro single previo fue Get Sun, que habían grabado en Río de Janeiro con Arthur Verocai, ¿cómo fue la experiencia?

--Fue la sesión de grabación más increíble que haya tenido en mi existencia. La más mágica, por lejos. Cuando llegamos a Río no teníamos ni idea de arreglos para la canción: ni para los vientos, ni para las cuerdas, era aterrador. Teníamos que tener algo para darle a toda esa gente que debía grabar nuestro tema, y estábamos yendo al otro lado del mundo para hacerlo, ja. Cuando él la agarró, fue increíble escuchar lo que podía tocar sobre nuestra canción. Lo miraba desde el control con lágrimas en los ojos. Fue tan inspirador que grabamos dos cosas más en el estudio esa noche: Stone or Lavender y Red Room, que la compusimos ahí mismo. Río tiene una muy buena vibra, la pasamos bárbaro. La gente y la música son increíbles.

--Hiatus Kayiote es sampleado en temas de Drake, Kendrick Lamar o Anderson.Paak. ¿Qué significa eso para ustedes?

--Es muy interesante, para mí es surreal. Lo que realmente me llama la atención es que un día alguien tiene una idea, compone algo en una guitarra acústica en su habitación, se lo lleva a la banda, trabaja en eso y lo graba. Después alguien más toma un poquito de eso, y lo próximo que sabés es que está dando vueltas una versión gigante que suena frente a multitudes. Es muy bizarro el pasaje entre esa situación de tu cuarto y una arena gigante, con miles y miles de personas. Me siento honrado, para mí es un reconocimiento y una apreciación de otros músicos hacia lo nuestro. ¿Querés un pedacito de esto? Está bien, tomá. Es lindo, se siente bien.

--¿Por qué creés que en el sonido del rap de la última era se ven tantas influencias del soul y el r&b?

--Creo que los beatmakers escuchan de todo, son como cazadores. Desde un disco de mariachis hasta algo folk prog de los '60. Los mejores beatmakers son amantes de la música, capaces de encontrar sonidos interesantes en todo tipo de lugares. Se puede encontrar esa mierda en cualquier lado, no solamente en el neo soul. Es divertido e interesante que sea así.

--El año pasado sacaste tu propio disco de rap. ¿De qué se trató eso?

--Ese fue mi momento de locura de la pandemia. Perdí la puta cabeza y me dije: "A la mierda, voy a hacer un disco de rap, ¿por qué no?". Lo hice muy rápido, escribí los beats furiosamente y en el menor tiempo posible. Debe haber sido la vez que más me divertí en todo 2020, con esta cosa fresca de por qué estaba haciendo eso. "No sé, es un gran momento porque el mundo es absurdo, todo es absurdo. ¡Vamos a hacer un disco de rap, qué importa!" Para fines de este año planeo sacar mi primer disco como cantante, de canciones partecorazones con sonido triste y melancólico.