En estos tiempos, las propuestas se redimensionan y resignifican, algo siempre bienvenido. Las muestras virtuales ofrecen un buen ejemplo, y el Centro de Expresiones Contemporáneas hace lo propio desde al año pasado con las denominadas Mini Galerías Virtuales. La página del CEC (http://www.cecrosario.gob.ar/">http://www.cecrosario.gob.ar/) oficia como escenario de estos recorridos, en donde fotógrafos emergentes ofrecen su mirada personal, en series fotográficas que permiten indagar en cada poética pero también en el entorno y sus personas, para redescubrirlo (y redescubrirse).

De este modo oficia Tautología del paisaje, en donde el fotógrafo Marco Zampieron observa, con la atención meticulosa del arquitecto que es, escenarios rurales e industriales, a través de los cuales logra verdaderos hallazgos compositivos. Ahora se suma una nueva mini galería: Turista de la calle, de Facundo Uztari, además realizador audiovisual de la ciudad. Si en el caso de Zampieron prevalecen los espacios abiertos, intervenidos por casas solitarias o construcciones más o menos abandonadas, al filo de un cordón industrial, en Uztari la mirada está en la calle diaria.

“Es todo bien callejero, se trata de caminar un poco y de retratar la cotidianeidad nuestra de cada día, la que es olvidada muchas veces, y que transitamos casi frenéticamente, sin darnos cuenta y sin darle valor”, explica el fotógrafo a Rosario/12. “Lo que busco es salir de la hegemonía de los cuerpos que instalan las redes y también nosotros mismos como sociedad; salir de esa mirada de los cuerpos hegemónicos para centrarme, sobre todo, en los adultos mayores, una etapa a la que no le damos valor y que hasta relacionamos con la enfermedad. La mayoría de las fotos son de gente grande y no de jóvenes, porque los jóvenes ya tenemos espacio en las redes, con el mundo de las selfies y demás. Me gusta dar atención a esta otra etapa de la vida”, continúa.

-Tus imágenes son cotidianas pero diferentes. ¿Salís expresamente a buscarlas o dejás que te sorprendan?

-Salgo a buscar la imagen. Si bien es un momento fugaz, requiere de una preparación, y si no tenés la cámara en mano, es algo que pasa. Se trata de salir a buscar las imágenes que veo en el andar cotidiano, me dispongo a encontrarlas. También es algo que me tomo como un divertimento.

-Y privilegiás el blanco y negro.

-Porque me da una sensación de melancolía, de nostalgia, y también porque me permite concentrarme en las formas. El color un poco te distrae, mientras que el blanco y negro te permite concentrarte en las formas en sí y hacer una especie de introspección, para analizar mejor. Pienso también que esta cuestión melancólica del blanco y negro debe tener que ver con el propio inicio de la fotografía.

-En estos recorridos y estas imágenes que obtenés, ¿cuál es la Rosario que aparece?

-Creo que Rosario es una simbiosis entre lo “viejo” y lo más actual: podés encontrar un edificio de 1920, de arte déco, al lado de otro de un diseño actual. Y con las personas pasa un poco lo mismo, te encontrás con personajes que son medio de época, de la vieja guardia rosarina, junto a alguien haciendo trap. Es una simbiosis y ocurre todo el tiempo ante los ojos. A la vez, veo mucho frenesí y falta de empatía, pero también bondad, y es eso lo que trato de retratar.

De este muestrario de fotos caminantes también se podría decir que lo que asoma –en función del título elegido– es un turismo introspectivo. En este sentido, Uztari destaca la importancia de “reivindicar los momentos de la vida, habitualmente denostados por nosotros mismos, porque no tenemos presente que cada momento vale. Estaría bueno concientizarnos acerca de eso, y reivindicar la importancia de sentarse en una plaza a leer un libro, o ante la necesidad de hacer un trámite cualquiera, porque no hay que dar por sentado nada. Por eso presto atención a una etapa de la vida como la vejez, tan denostada y olvidada. Por ahí se centran las fotos que hago. Cada cosa tiene valor”.

Las fotografías que integran la mini galería Turista de la calle fueron obtenidas todas en pandemia, y arrojan una sensibilidad distintiva, que es también documento ineludible del momento que toca vivir. Como Uztari señala, “es un evento único que nos atraviesa a todos; es malo, pero a su vez es tan singular, que uno no debe esperar solamente que pase, mirando desde la ventana, sino también atravesarlo, para problematizar desde lo individual y lo colectivo qué es lo que nos está pasando”.