“Tu libro quema”, le dijo una editora a Agustina Bazterrica. Arde un mundo donde, como consecuencia de un virus letal que ataca a los animales, se legaliza la cría, reproducción, matanza y procesamiento de carne humana. La “carne especial” -como la nombran- naturaliza el canibalismo. Bazterrica ganó el Premio Ladies of Horror Fiction a la mejor novela con Cadáver exquisito (Alfaguara), traducida por Sarah Moses y publicada como Tender is a flesh (literalmente Tierna es la carne) por la editorial estadounidense Scribner. El libro que quema se impuso ante las otras finalistas: Betty, de Tiffany McDaniel; The Hollow Places, de T. Kingfisher; Mexican Gothic, de Silvia Moreno-García; Saltblood, de TC Parker; y The Sun Down Motel, de Simone St. James. “Es una historia universal que interpela a cualquier persona del planeta porque nadie quiere ser comido por su amigo; toca uno de los grandes temas tabú que siempre generan terror y atracción”, dice la escritora a Página/12.

Bazterrica (Buenos Aires, 1974) analiza la fascinación que ejerce Cadáver exquisito, novela ganadora del Premio Clarín 2017 y finalista del premio al mejor libro del 2020 en la categoría de terror en Goodreads. Entonces repite la frase de su editora, Julieta Obedman: “Tu libro quema”. “Esto lo confirmé con varios lectores que me escribieron para decirme que lo habían leído y necesitaban hablar con alguien, compartir esa lectura, discutir con otra persona el final. Incluso me pasó que una lectora se involucró tanto con la historia que fue a denunciarme a la SADE porque no estaba de acuerdo con el final. Me enteré porque lo posteó en mi muro de Facebook, indignada y spoileando todo el libro. Para mí fue un gran piropo, porque qué mejor que alguien lea un libro y se indigne con tanta intensidad”, pondera la escritora y revela que algunos lectores devolvieron la novela “porque les dio pesadillas”. Más allá del horror que provoca su lectura, el libro va por la sexta edición argentina en cuatro años y se tradujo y publicó en 16 idiomas: inglés, finés, chino mandarín, turco, francés, alemán, holandés, ruso, polaco, griego, húngaro, sueco, checo, búlgaro, portugués y lituano.

“La pandemia hizo que muchas personas tomaran conciencia de que el modo en que producimos nuestros alimentos, y nuestra relación violenta y extractiva con la naturaleza nos puede terminar matando. Estamos todos conectados. La cría intensiva, el hacinamiento, el maltrato producen desastres ecológicos y amenazas microbiológicas. Los virus zoonóticos pueden realizar un salto interespecie hacia los seres humanos, y generar potenciales pandemias, como ya lo hemos comprobado”, plantea Bazterrica. “Si bien no escribí Cadáver exquisito para convertir carnívoros en vegetarianos, porque no me interesa la literatura panfletaria que quiere imponer una manera de pensar, la novela está atravesada por mis propias reflexiones como vegetariana, viviendo en nuestro país, tan amante de la carne. Sé que hubo gente que leyó la novela y dejó de comer carne, como otra que la leyó y después se comió un asado. El libro puede tocar alguna fibra latente en las personas que ya estaban pensando en dejar de comer carne, pero no creo que la novela de por sí genere un cambio tan potente. Simplemente es otra perspectiva sobre temas que se discuten hace tiempo y que ahora, a raíz de la pandemia, adquieren otro peso”, explica la autora de la novela Matar a la niña (2013) y el libro de cuentos Diecinueve garras y un pájaro oscuro (2020).

En Estados Unidos se considera que Cadáver exquisito es una novela de terror; en nuestro país, en cambio, se la calificó como distopía, clasificación que pertenece a la ciencia ficción. “Los géneros se mezclan, se contaminan”, reconoce Bazterrica y cuenta que está escribiendo una novela que podría ser considerada de terror mientras relee la Biblia porque le da “muchísimas” ideas. “Me interesa explorar las distintas aristas de la violencia, del abuso, reflexionar sobre los cuerpos como una zona muchas veces ajena, sobre el poder, la crueldad, el capitalismo feroz, el fanatismo, el hecho de saber que nos fagocitamos los unos a los otros de manera simbólica. Intento pensar y escribir sobre estas cuestiones”, precisa la ganadora del Premio Ladies of Horror Fiction. 

El año pasado participó en la Feria de Texas en una mesa con la autora Deb Olin Unferth, autora de la novela Barn 8, que trata sobre el tema de la cría y matanza de pollos. “Si bien yo había investigado sobre el tema, fue revelador comprobar que en Estados Unidos usan los mismos métodos crueles que acá y, además, ella profundizó en ese horror", compara la escritora. "Fue una conversación muy estimulante porque nuestras novelas dialogan”.

Las escritoras vienen ganando mayor reconocimiento. “Ya era hora de que nos empezaran a premiar. Pero falta muchísimo trabajo. María Elena Walsh dijo en una entrevista en 1989 que ‘las mujeres cedemos el lugar para que no nos maten’, esta frase tiene una actualidad alarmante”, advierte Bazterrica. “Hay muchas maneras de asesinar; te pueden liquidar artísticamente, civilmente. A Charlotte Brönte un poeta inglés le dijo que dejara de escribir porque las mujeres no se podían dedicar a la literatura. Por suerte Charlotte no le hizo caso, aunque tuvo que publicar con un seudónimo masculino. Hoy estos mecanismos de silenciar, de invisibilizar a las mujeres y minorías siguen, lamentablemente, vigentes”. 

La autora de Cadáver exquisito ejemplifica esa vigencia. “Cuando convocan a escritoras mujeres, como me han convocado, a discutir sobre si hay o no visibilización de las escritoras en el canon ¿no es un modo de afirmar que la literatura a secas, la universal, la que no lleva etiquetas, es masculina, heterosexual y blanca? A nadie se le ocurriría convocar a una mesa para preguntarse si hay un boom de escritores blancos ¿no? Nadie organizaría una mesa para hablar de la ‘literatura masculina’. ¿Cómo sería la realidad si esto ocurriera? Lamentablemente hoy los hombres publican el doble y son mayoría en el circuito literario; por eso hay que seguir visibilizando el tema, hasta que haya equidad y equilibrio”.