Cintia Soledad Bazán (28), acusada por el homicidio de Hugo Ariel Ocampo (37), habló por primera vez, desde la cárcel, con un medio de comunicación. Contó su historia de violencias y su versión de lo sucedido y aseguró que ella no fue la responsable de la muerte. “Hoy no sé cómo seguir mi vida. Perdí a mis hijos, a mi amor, mi vida y mi libertad en un día”, sostuvo.

Ocampo fue encontrado muerto el domingo 24 de enero en la localidad de Antopoca, del departamento Valle Viejo. La autopsia determinó que falleció como consecuencia de asfixia mecánica y traumatismo de cráneo. La investigación señaló a Bazán y a Enzo Morales (32), que entonces era pareja de Soledad, como los presuntos culpables.

La trama de la historia de Soledad y Hugo Ocampo se remonta a 3 años atrás, cuando se conocieron, se enamoraron e iniciaron una relación. Ella hacía 13 años que estaba en pareja con Morales (desde sus 15 años) y tenían un hijo en común que ayer cumplió 11 años. Soledad contó a Catamarca/12 que desconocía que Ocampo también tuviera otra relación, aunque sí sabía que tenía hijos. “Yo no sabía que él estaba casado, me enteré cuando pasó todo esto”, dijo.

La mujer explicó que cuando comenzó a salir con Ocampo, quiso separarse de Morales, pero no pudo porque le tenía miedo. Ese miedo no se reducía a que él la golpeara o que la matara, sino que también temía que le hiciera daño a sus hijos. “Él sabía que mis hijos eran mis debilidad y me amenazaba con hacerle algo a ellos”, aseguró.

Soledad sostuvo que Ocampo era “su amor”. Aunque se veían poco porque Morales siempre acechaba, la celaba, la golpeaba o la amenazaba, recordó que fue Hugo el que estuvo para contenerla cuando su hija, que hoy tiene 14 años y es hija de una pareja anterior a Morales, se escapó de su casa y denunció que su padrastro, Enzo Morales, la había abusado sexualmente.

Mi hija tenía 12 años y un embarazo de cuatro meses. No me contó por miedo y se lo dijo a su padre. Se escapó de casa y me llamaron para decirme que estaban en la comisaría. Yo fui y pudimos estar en una piecita en donde por fin me contó. Yo no podía creerlo”, relató con dolor.

Esa vez, Morales se escapó. “Se fue a Belén y desde ahí me mandaba mensajes y me pedía disculpas y me mandó un video que no pude terminar de ver en donde me mostraba que se iba a suicidar”, recordó Bazán. 

Ella llamó a la policía y contó todo esto. Hubo un rastrillaje de la zona y descubrieron que el video y los mensajes eran sólo manipulación, que Morales no había tenido intención de suicidarse. Sin embargo, y pese a que la denuncia sigue vigente, la justicia sólo lo imputó y la causa quedó parada.

Desde esa vez, Morales se fue a vivir con su madre, pero se llevó al hijo de ambos. Así, y sin intervención de ningún tipo de la justicia, él podía seguir manipulándola. "Yo tenía que ir a esa casa por mi hijo, no iba a dejar que él le haga algo”, se explicó la mujer.

A medida que el tiempo pasaba, Morales se fue acercando hasta que volvió a la casa en la que ambos convivían. Para Soledad era casi una tortura, no sólo por lo que le había hecho a su hija, sino porque se había enterado de la relación que ella mantenía con Ocampo y comenzó a pegarle más seguido.

Me tuvo encerrada tres meses sin dejarme salir a ningún lado. Fue la hermana de Morales la que me ayudó a escaparme, por eso no entiendo que ahora diga que nunca hubo violencia”.

Soledad llora y pide disculpas por hacerlo. Recorrdó que una vez tuvo que encerrarse en la pieza con sus hijos y dormir contra la puerta para que no entrara Morales, que le había pegado y la había amenazado con prenderle fuego.

Según contó, sus días pasaban así, sabía que nadie la ayudaría y su consuelo era verse con Hugo cuando podía.

Una tarde en que su hijo tenía una invitación a un cumpleaños, él le dijo que no quería ir para no dejarla sola con Morales. Las palabras del niño fueron una revelación para ella. “Esa noche decidí irme yo. Agarré mis cosas y nos fuimos. Fue la primera vez que lo denuncié por la violencia”, señaló.

Sin embargo, esa acción sólo sirvió para enfurecerlo más. “Me obligó a que levante la denuncia. Con su madre me decían que si no lo hacía les prenderían fuego a la casa con mis hijos adentro. Mi desesperación comenzó porque en la Unidad de Violencia me dijeron que no podía hacerlo porque la denuncia continuaría. Recuerdo que fui a hablar al Juzgado de Familia porque él me obligó. Me hizo llevar un celular encendido para escuchar todo lo que yo decía (lo que él le indicó que dijera). La jueza me hablaba y yo no sabía cómo contarle que él estaba escuchando todo”, contó.

“Morales no entendía que yo ya no quería estar con él. Me decía que iba a matarme que yo era de él. Yo sólo sentía miedo. Todo el tiempo tenía miedo”, contó.

"No sé cómo seguir mi vida"

Soledad no recuerda un solo momento de su vida en el que no haya vivido violencia, en el que el miedo a los golpes o a morir no hayan estado presentes.

Su mamá murió electrocutada cuando ella tenía 9 años. “Falleció con los gemelitos adentro porque estaba embarazada”, recuerda y llora otra vez. Luego de un largo silencio, contó que cuando la vió en el cajón ella creyó que su madre le pedía perdón. “No sé por qué, pero eso sentí”, dijo.

Desde entonces quedó al cuidado de su abuela. La situación económica era acuciante. Para poder comer la mandaban “a pedir pan”. Además, comenzaron a violentarla. “Mi abuela me pegaba y cuando tuve 13 me escapé con un muchacho. Él es el padre de mi hija. Pero también me golpeaba, lo hacía con un cable y era muy doloroso. Un día tomé a mi hija y no volví más. Después conocí a Morales”.

“Yo quería ser policía, pero no me lo permitieron. En 2017, terminé el secundario y fue un orgullo para mí. Iba con mis hijos. Fue muy lindo, pero también frustrante”, recordó. 

Soledad dijo que no recuerda el momento del crimen. Aseguró que con Hugo Ocampo tenían muchos lugares en donde se veían, el edificio abandonado de Antapoca era uno de esos lugares. Recordó que Morales llegó y le dio un golpe en la cabeza a Ocampo, y ella quedó paralizada.

Dijo que cuando la detuvieron ella se echó la culpa por miedo, porque sus hijos estaban en manos de Morales, que si hubiera sabido en ese momento que él también había sido detenido no se culpaba. También recordó que indicó a la justicia el lugar donde yacía Ocampo. 

Después, y porque desde la misma fiscalía le dijeron que iban a llevarse a su hijo y a darlo en adopción, decidió relatar su parte, decir que Morales los siguió y él mismo mató a Ocampo.

“Dicen que yo soy grandota y que pude hacerlo sola. Me dicen asesina. Pero yo no soy una mala persona”, sostuvo, y reflexionó que tal vez si hubiera contado en un primer momento cómo fueron las cosas, o si ese día no se hubiera visto con Ocampo, no estaría en esta situación ahora. Pero concluyó: “También sé que si hoy no estuviera acá, yo estaría muerta”.

"A veces cuando hablo con la psicóloga acá (en la cárcel) hablo de él (Ocampo) y de cómo lo extraño. No puedo creer que no esté. Sé que si estuviera vivo estaría conmigo", afirmó.

Soledad no había podido ver a sus hijos desde que fue encarcelada preventivamente por la fiscala Yésica Miranda, que lleva a adelante la investigación y tuvo en sus manos, a mediados del año pasado, la denuncia por violencia que radicó Soledad contra Morales y pidió su archivo.

Ayer jueves pudo encontrarse 10 minutos con los dos niños que permanecen al cuidado de su familia. La entrevista casi se posterga porque la emoción que sentía por haber podido abrazarlos casi no le permitía hablar.

“En todo lo que sucedió hay algo que me consuela y es que mis hijos saben la verdad y quién soy yo”, concluyó. 

Investigación

Para el abogado defensor de Soledad, Luis Muñoz y Pérez, la mujer actuó coaccionada por la violencia que ejercía Morales sobre ella. Su caso, en consecuencia, debería ser tratado con perspectiva de género.

Soledad está imputada como coautora de delito de homicidio agravado por alevosía, acusación que comparte con Enzo Morales. La fiscala Miranda le agregó a la acusación de la mujer el agravante de la relación de pareja que ella mantenía con Ocampo, es decir que su imputación es más grave que la de su ex pareja.