Insólito. Escandaloso. Es difícil describir lo que se vivió esta semana en Mar del Plata pero las propias víctimas lo definieron como una situación “tragicómica”: una clínica le entregó por error a una familia el cadáver de una mujer que no era su pariente y recién se dieron cuenta de la situación cuando se encontraban en el velorio de la supuesta difunta.

El “infierno” para los familiares de Estela Benito comenzó en la tarde del viernes 17 de julio. La mujer de 84 años tuvo que ser trasladada de urgencia de una residencia de larga estadía a la Clínica Mar del Plata --más conocida por su anterior nombre, “Hospital Español”-- al sufrir accidente cerebrovascular (ACV). “Ese día nos atendieron de manera espantosa. No nos dieron ningún informe. Tuve que llamar 800 veces al director del hospital y recién logre que el martes nos contestaran”, señaló Miriam Salinas, la nuera de la paciente.

El primer diagnóstico no fue para nada alentador: los profesionales confirmaron la gravedad del cuadro y reconocieron que “no se podía hacer mucho” para revertir la situación. “El miércoles me llamaron a las 18 para decirme que estaba muy grave y después, a las 22, me llamaron de nuevo para decirme que mi suegra había fallecido de un paro cardiorespiratorio”, dijo la familiar de Benito, quien también afirmó a Página/12 que “en ningún momento” le permitieron ver el cuerpo dentro de la clínica.

Conmovidos por el dolor, Miriam y su esposo, Daniel Fittipaldi, realizaron las gestiones para organizar un velorio corto, de dos horas, teniendo en cuenta las diferentes restricciones que todavía impone la pandemia del Covid-19. Y el jueves por la tarde, cuando llegaron a la cochería "Dilo", ocurrió lo imposible: sí, el cuerpo que descansaba en el cajón no era el de Estela Benito. “Fue como una película. Salimos riendo de ahí pero después nos preocupamos. Al principio pensábamos que nos habíamos confundido de funeraria. No entendíamos qué pasaba”, reconoció Miriam.

El matrimonio quiso comunicarse por teléfono con la clínica pero no recibió respuesta y entonces no tuvo más remedio que volver al establecimiento hospitalario. Al explicar la situación, hicieron pasar a la mujer a la morgue para reconocer los cadáveres. “No la podía identificar a mi suegra y en un momento una persona de adentro me pregunta ‘che, ¿no era esta que está acá?’ y me llevan a un cuarto donde había seis o siete personas. Y sí, ella estaba ahí, semidesnuda, con suero, en una situación lamentable pero viva. En la clínica no sabían qué decirme. Me repetían que fue un error administrativo. Una vergüenza absoluta”, relató Miriam.

La mujer de inmediato llamó a su esposo que tampoco salía del asombro. “Hemos vivido una situación ‘tragicómica’. Cuando entramos al velorio de mi mamá nos encontramos con que no era ella. Teníamos el certificado de defunción pero la persona que estaba en el cajón no era mi mamá. Agradecemos a todos y todas por los mensajes de apoyo y condolencias”, fue lo que después compartió Daniel, en redes sociales, sobre lo vivido.

Miriam se mostró indignada con la atención de la clínica y anticipó que la va a seguir “hasta donde pueda”: de hecho, ya se contactó con un abogado para tratar de llevar el conflicto a la Justicia. “Lo que nos pasó es algo terrible. Si no teníamos la posibilidad de velarla y nos entregaban un cajón cerrado, íbamos a enterrar a otra persona y mi suegra se iba a seguir muriendo sola en la clínica”, sostuvo, y agregó: “Ninguno se quiso hacer cargo. Y encima nos pedían que nos callemos la boca. Pero no me voy a callar porque no quiero que a nadie más le pase algo así”.

Por estas horas, Benito sigue luchando por su vida: después del drama, la familia pidió el traslado y quedó internada desde el viernes a la tarde en el sanatorio Bernardo Houssay, que depende del Programa de Atención Médica Integral (Pami). “La mandaron como un perro al hospital. Ella está muy mal. La verdad que estoy triste, enojada y agobiada. Realmente han sido todas malas”, lamentó Miriam.

Las disculpas y la explicación de la clínica

Los directivos del lugar hicieron llegar un comunicado a este medio por el escándalo en el que aseguraron que todo fue producto de un “un error administrativo involuntario”. “Acompañamos el dolor generado por este incidente y continuamos a disposición de los familiares afectados”, aseguraron.

“Esta situación obliga a la Institución a tomar decisiones concluyentes en relación a los involucrados en el hecho. Desde ya, queremos llevar tranquilidad a la sociedad y a los familiares de nuestros pacientes”, expresaron.

Los directivos no quisieron “quitarle gravedad a estos acontecimientos” pero también señalaron que el personal de sanidad “está agotado” producto de la pandemia. “Reiteramos nuestras condolencias y nuevamente nos ponemos a disposición por los inconvenientes generados”, concluyeron, en el breve escrito.