“Que habría pasado si hubiese tenido un poquito más de apoyo, un campo de entrenamiento. Creo que soy una figura calificada en el deporte argentino, lo he demostrado más allá de lo de hoy. Perdí todos los apoyos, solo la provincia de Tucumán continuo de manera fiel. Ni el ENARD, ni el Comité Olímpico, ni la Secretaría me dieron cuando me lesione. Me tocó vender todo y tuve la suerte que mi familia y la de mi esposa me prestaron dinero para poder seguir. Espero que los que vengan de abajo no tengan pasar lo mismo que yo, tuve que vender mi auto, dormir en un aeropuerto”. Esa fue la queja del judoca tucumano Emanuel Lucenti, eliminado de su tercer Juego Olímpico tras perder su combate en tan solo 24 segundos. Quejas y comentarios similares se escuchan en privado de parte de los deportistas a menos de una semana de transcurridos los Juegos.

Las críticas quejas llegan por la ausencia de acompañamiento en la preparación, la disparidad de recursos invertidos por el ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) en los distintos deportes, identificando al Hockey como el mayor beneficiado; la diferencia en las rutas de los vuelos o las categorías en los asientos de quienes tienen más fama pero no mejores resultados; la influencia de las internas dirigenciales y políticas que se traducen en el apoyo que reciben las Federaciones que son más amigas del Ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, y del Presidente del ENARD y del COA (Comité Olímpico Argentino), Gerardo Werthein, contra aquellas que interlocutan más con la Secretaria de Deportes de la Nación Inés Arrondo; y así un sinfín de cuestiones que lejos de poder pensar en su objetivo deportivo, dedican tiempo a resolver cuestiones que le son ajenas y son responsabilidad de las autoridades deportivas. 

Otros recuerdan que fue luego de la puesta en escena de la falta de gestión por parte del influencer Santiago Maratea, quien consiguió el financiamiento para la participación de la delegación de atletismo en el sudamericano de Ecuador (clasificatorio a Tokio), que los intereses de los dirigentes se hicieron notar, pero no para resolver los problemas de los deportistas, sino que se dedicaron a dirimir internas con notas y cruces entre la Secretaria de Deportes Inés Arrondo y el Presidente del Comité Olímpico Gerardo Werthein, mientras el Ministro Lammens se mantenía y mantiene ajeno, sin salir nunca a defender a la representante del Gobierno en el ENARD.

Para algunos fue extraño no ver al presidente Alberto Fernández despidiendo a la delegación. Su lugar fue ocupado por Inés Arrondo, quien entregó banderas e hizo las fotos deporte por deporte. La Secretaria es quien está en Tokio como representante del Estado argentino. 

En el Gobierno hay también quejas por otros problemas vinculados al deporte: delegaciones varadas en otros países como la sub19 de Básquet o la sub20 de Voleibol, deportistas que hacen campañas para recaudar fondos para representar a la Argentina en competencias internacionales como la sub20 de Water Polo, que está vendiendo alfajores para viajar al Mundial en Praga, o los 5 deportistas de Atletismo que no reciben apoyo para ir al Mundial en Kenia. Todos reclamos que recaen en el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.

Los dirigentes deportivos suelen apoyar a los políticos de turno y viceversa. De hecho, estarían atrasando la noticia de que el secretario general del COA y el ENARD y principal candidato de suceder a Werthein en la presidencia, Mario Moccia, está con coronavirus, aislado, en medio de los Juegos de Tokio 2020, al igual que se dio a conocer el resultado positivo del atleta German Chiaraviglio.