Pedro Castillo habló de los pueblos andinos originarios, del sistema de castas que hay desde el virreinato español hasta hoy, de la falta de oportunidades para la mayoría del pueblo peruano, de la profunda gravedad de la actual situación económica y en salud de su país. Fue en su jura del miércoles como flamante presidente de Perú

La derecha hizo todo para que este maestro y dirigente docente rural no asumiera tras ganar las elecciones, se tomó seis semanas para aceptarlo, y condicionarlo. No la tendrá fácil Castillo. Pero el pueblo peruano sí tiene una gran expectativa: hace décadas que todos los mandatarios le patearon en contra y acabaron echados, presos, exiliados o suicidados.

Algunos adeptos ven a Castillo en espejo a líderes vecinos como Evo Morales o Rafael Correa, que no solo lograron en sus países grandes éxitos económicos y sociales, sino una estabilidad que jamás les dio el neoliberalismo en los volcánicos Bolivia y Ecuador. Perú quiere su hora.

En clave económica

Asesorado por Pedro Francke en lo económico, en su jura reclamó cambios y mejor distribución del ingreso, más presencia del Estado en salud, educación y obras públicas, atacó la corrupción y la usura (“vimos presidentes presos, pero a ningún empresario”, dijo), pero espantó la maliciosa campaña según la cual viene a vulnerar propiedades y a estatizar todo.

Castillo recibe una economía herida de pandemia (en 2020 cayó 11 por ciento, una de las peores tasas del mundo, ahora en leve recupero) y la crisis sanitaria (con índices de mortalidad record mundial) sacó a la luz lo oculto por la “estabilidad macro”, que suele garantizar ganancias a los grandes y una ristra de pesares a la mayoría. 

“En pandemia, la pobreza saltó de 21 a 31 por ciento, pero hay 15 por ciento más que la estadística llama ‘no pobres vulnerables’: les alcanza para la canasta básica, pero muy cerca de la línea y en riesgo de caer, más aún por la inflación”, afirma a Cash, desde Lima, el economista Humberto Campodónico.

Su colega Jorge Manco avizora conflictos sociales que Castillo deberá atender. “Serán por la suba de precios en productos de consumo masivo: nafta, maíz, tarifas de luz y gas, presiones que ya vienen desde 2020. Castillo prometió ‘no más pobres en un país rico’ y generó expectativas”. 

Para Manco, “se exacerba el conflicto social en esta coyuntura de transición. Castillo estuvo siempre de un lado de la mesa y ahora estará del otro lado. Si surgen conflictos, reprimir no es buen consejo, claro, más aún con la derecha con el cuchillo alzado. Deben bajar las tensiones. Eso se logrará con consenso y negociando en el Congreso con dos partidos, Acción Popular y Alianza para el Progreso”. 

La resistencia de la derecha

A Castillo ya lo apoya la izquierda de Verónika Mendoza, en tanto el rival irreconciliable es el fujimorismo más otras expresiones de derecha. Por sí solo, Perú Libre, el partido del Presidente, es primera minoría pero sin control parlamentario. La derecha unida no le dio ninguna autoridad en el cuerpo.

Desde la Universidad de San Marcos, Carlos Aquino explicó a este suplemento que “en los primeros meses es prioridad masificar la vacunación y reactivar la economía. Hubo tensiones en la Bolsa y el sol (la moneda peruana) se devaluó frente al dólar". 

Para agregar que "Castillo deberá calmar eso, garantizar estabilidad monetaria y reactivar con medidas rápidas, pues 60/70 por ciento del Perú trabaja en la informalidad y es el que más sufrió la pandemia. La buena noticia es que, a diferencia de crisis anteriores, Perú no está en quiebra ni muy endeudado, tiene margen de acción y los precios de los commodities mineros, que exportamos, están muy altos”.

Según Aquino, “además Asia seguirá demandando materias primas porque retomó su expansión, y a ese continente fue 52 por ciento de nuestras exportaciones en el primer semestre de 2021. Sólo a China, 35 por ciento, mientras que a Estados Unidos, en comparación, apenas 12 por ciento”.

Un dato que no pasó desapercibido fue que al primer embajador que Castillo visitó tras ganar las elecciones no fue un mister ni un Monsieur : se llama Liang Yu.

Materias primas

Si bien la suba del precio internacional del cobre y minerales es un dato positivo para la economía peruana, Campodónico mira de reojo el otro lado de la moneda: subieron “todas” las materias primas, incluyendo las que compra Perú.

Dependemos mucho de alimentos importados: trigo (pan, fideos), soja, maíz duro para los pollos, fertilizantes. Esto es un shock externo negativo y la paridad con el dólar subió 10 por ciento estos días, se encarecieron, y se ramifica en contratos, indexaciones de precios de energía eléctrica mayorista. Hay que ver entonces si el saldo de divisas es favorable o no. Pero tenemos bajo nivel de deuda y de déficit, por lo tanto hay margen fiscal y monetario para que Castillo incentive de modo urgente la economía y el consumo popular”.

Aquino, si bien admite que 70 por ciento de lo que exporta Perú son productos primarios, recuerda incentivos impositivos dados a la agroindustria (palta, arándanos, espárragos) y propone imitarlos en producciones como la forestal o la pesquera.

Impuestos y constituyente

Dos promesas de campaña son clave en el debate económico: 

1. Una mayor captura de renta de las multinacionales, en especial, la de las mineras del cobre, el oro, la plata y el hierro: MMG, Chinalco, Barrick, Anglo American. 

2. Una reforma de la Constitución, herencia del fujimorismo, para refundar el Perú, cuyo Estado, como explicó hace años el prestigioso sociólogo y politólogo Julio Cotler, nunca terminó de consolidarse y fue dominado por pequeñas elites y, por años, por una corrupción elevada que capturó a casi toda la clase dirigente. Este es otro tema que Castillo ha prometido combatir.

Sobre nuevos impuestos, Mancoindicó que “es controversial hablar hoy de ganancias extraordinarias de las empresas o por regalías de las mineras. En estas condiciones, con suba del precio del cobre deben renegociarse contratos, pero lleva tiempo. Un nuevo marco tributario ameritará negociar mayorías en el Congreso. En 2006 hubo un aporte voluntario de las mineras más grandes. Podría repetirse, pero ampliado a las cientos empresas del sector y otras. Son utilidades por la suba de precios mundiales”.

Aquino sugiere incentivar la inversión privada, que suma 80 por ciento del total, ya que el Estado recaudó y tuvo ordenadas las cuentas en estos años, pero prácticamente no invirtió casi nada en infraestructura pública y social, lo que, en su jura, Castillo prometió revertir para generar empleo, enumerando varias medidas que aplicará de inmediato. 

“La inversión privada –dice Aquino- necesita estabilidad, reglas claras. El Estado podría mejorar su renta, por ejemplo en minería, pero debe estudiarlo bien, lugar por lugar, proyecto por proyecto y atendiendo reclamos de cada comunidad”.

Sobre tener una nueva Carta Magna, que Castillo volvió a referir en su jura presidencial, cree que una Constituyente “generaría mucha tensión. Se pueden ir haciendo reformas paulatinas”.

Crisis del neoliberalismo

Manco coincide con esa posición. Ahora que no es candidato sino presidente, Castillo “deberá bajar el tono, hoy sería suicida activar la reforma constituyente. De nuevo, deberá lidiar con el Congreso. ¿Una minoría que en primera vuelta obtuvo 19 por ciento tiene la fuerza para hacer eso? ¿Una asamblea? ¿Un referéndum? Agudizaría las contradicciones y enfurecería más a la derecha. Hay otras urgencias: reactivar con subsidios, bonos, créditos a las pymes, al empleo”.

 

Sin embargo, Campodónico ofrece una mirada más global. “El neoliberalismo está en crisis, se demostró que el mundo supera la pandemia con Estado, el propio Joe Biden dijo que el derrame no funciona. Perú es el último en salir del Consenso de Washington. Ahora bien, estamos frente a una maratón, no frente a una carrera de 100 metros. Hay que prever, planificar, ir gradualmente, como hicieron la Bolivia del MAS o el Ecuador de Correa". 

Afirma que "lleva años recuperar recursos, nacionalizar algunos sectores, cambiar una Constitución. Acá tenemos urgencias en lo sanitario y la vacunación y, luego, hay muchas cuestiones pendientes, como una reforma previsional, llevar el progreso y la digitalización a las zonas más marginadas del país, tantas cosas. Cambiarlo llevará tiempo y deberá tenderse una mano al centro político para salir de la polarización que propone la derecha. Será una maratón y hay que preverla, no podrá ser todo ya”.