Situación de la vida cotidiana reciente: querés descargar una aplicación en tu celular y te encontrás con el mensaje "Tu dispositivo no es compatible con esta versión". Ese sabor a displacer y exclusión que te toma desprevenide es la obsolescencia programada golpeándote en la cara. Las empresas desarrolladoras hacen que la demanda de hardware sea cada vez mayor para correr las mismas aplicaciones, que al actualizarse requieren más memoria.

Sumada a la pandemia, que estableció que computadoras y dispositivos móviles conectados a Internet son herramientas indispensables para estudiar, trabajar y socializar, esta realidad nos somete a un ciclo vicioso de gasto permanente así como de generación de residuos electrónicos. Conscientes de eso, hacktivistas y militantes del software libre se unieron para ayudar a su comunidad bajo el nombre de Cybercirujas, trabajando en la difusión de prácticas y la recuperación de computadoras en desuso para acercarles equipos a quienes no los posean.

Su último encuentro fue en el Teatro Mandril, el sábado pasado, donde confluyeron arcades locales, feria de pines y juguetes, música 8-bitera y la presentación del libro de arte digital, programación, marxismo y ciencia ficción Usar pollo con polea, de Gabo Vinazza. En paralelo, hubo una mesa enorme de piezas de hardware clasificado y distribuido en contenedores, y computadoras en la cabecera con el cartel "Estación de copia de virus".

En el primer piso del teatro, integrantes del club Cyberciruja se sentaron en ronda a conversar. Fueron Soldán, "profesor de educación primaria, karateka de la Patria y militante del software libre"; Berdyx, "cyberciruja vieja escuela, trabajador en tecnología y hacedor de videojuegos"; H, "también hacedor de videojuegos"; Baby Voguer, "directora de fotografía y bailarina de vogue"; Nahuel Moco, "desarrollador de jueguitos y gestor de proyectos en redes sociales"; Valentine, "activista no binarie, estudiante y no docente de la UNLP"...

Y también B, "ciruja clásico, del tipo de agarrar lo que sea", quien fue el primero en contar su experiencia: "Empecé a juntar material porque me llamaba desde el lado estético, sin saber para qué servía. Acumulé un montón de cosas y las traje en la primera fecha", recordó sobre el encuentro inicial en 2019, al que entró con un carro cargado a tope.

Foto: Cecilia Salas

► Recircular los circuitos

"Cybercirujas nació de la pasión por la electrónica y las computadoras", dice Soldán. "En aquel momento fue hacer eventos de videojuegos y arcades, pero con compus. Después vino la pandemia, que resignificó todo; y con conocidxs de software libre y activistas de la informática empezamos a juntar compus y ver quiénes las necesitaban."

El club lo integran personas de ámbitos diversos. "A cada unx nos toca por distintos lugares, y eso hace que aparezcan un montón de ideas y se puedan hacer un montón de cosas en torno a recircular compus", dice Soldán. Sigue Nahuel: "Como también desmitificar esto de que hay computadoras con las que ya no se puede hacer nada: con tu Pentium 4, que pensás que es una basura, podés correr todos los juegos de arcade que se hicieron veinte años antes de que exista tu Pentium 4".

"La obsolescencia es una ilusión", desafía Valentine. "Soy hijo de un técnico autodidacta que tiene un local hace 25 años. Crecí viendo cómo evolucionaban las máquinas y cómo se acumulaba hardware de todas las épocas, hasta que entendí que hay un montón de equipos circulando que todavía sirven pero dejan de usarse porque la gente quiere lo último."

Las tecnologías quedan fuera del mercado, la gente deja de usarlas, se vuelve más difícil ubicar adaptadores o software compatible. Los foros que tienen el soporte de los drivers se caen y todo se vuelve más complicado. Frente al esfuerzo que requiere mantener las cosas andando, la gente prefiere comprar algo nuevo.

► Liberar el software

Valentine lo resume simple: "Con una interfaz intuitiva, la gente no tiene que hacer mucha investigación. Eso facilita que abras el producto y esté listo para usar. Pero te quita noción de qué hay dentro, cómo funciona, cómo se arregla y cómo es el mantenimiento de tu herramienta de trabajo".

H agrega: "Hay una inconsciencia ahí. Antes de ser un producto, una compu era una herramienta. Eso fue virando hasta el punto en que te llega como algo cerrado". Socializar esa información encriptada es parte del trabajo de Cybercirujas. "En el grupo se habla de software libre no sólo porque es gratis, sino por lo abierto", explica Nahuel. "Ahora no sabés todo lo que está haciendo WhatsApp o tu celular. En cambio, el código abierto te permite ver y meterte en esas operaciones."

La descripción del grupo de Telegram de Cybercirujas dice "Unidad básica de software libre", un abordaje para pensar soluciones desde el código abierto. "Se suele pensar en software libre desde una cuestión técnica que queda relegada a la comunidad de Linux", marca Soldán. "Pero acá lo planteamos desde cosas concretas: computadoras cuyo software va a seguir teniendo soporte de acá a quince años, porque hay una comunidad que hace aplicaciones para que funcionen en esas máquinas."

Los navegadores web son quizás las aplicaciones más usadas, y están presentes en todos los sistemas operativos, en desktop o en mobile. Windows, Mac OS, Linux, iOS, Android. "La persona promedio no corre cincuenta mil aplicaciones; abre el navegador y usa Google, Gmail, el Drive. Entrar ahí con software libre no es muy distinto a hacerlo con Windows."

Foto: Cecilia Salas

► Usar y reutilizar

No todes en Cybercirujas tienen como objetivo el conocimiento técnico de poder reparar, pero sí buscan estar al tanto de las nociones básicas para que tu computadora se mantenga a lo largo del tiempo: usar software libre, mejorar la memoria RAM, cambiarle el disco. En respuesta a la obsolescencia programada, hay comunidades en todo el mundo dedicadas a generar alternativas que permitan seguir usando los dispositivos. ¿Tenés hardware viejo? Se adapta para que corra software nuevo. En ese sentido, Cybercirujas incita a salir de la lógica úselo y tírelo.

"Yo lo pasé con mi celular", recuerda Valentine. "Metiéndome en foros de Android encontré Lineage OS, un sistema operativo para adaptar los teléfonos que ya no corren las últimas versiones Android. Busqué cómo cambiar la memoria de solo lectura (ROM) de mi teléfono, y en el foro XDA Developers encontré un montón de alternativas y gente que está sacando sus propias ROMs abiertas."

"A cada une hay algo que le interpeló de esta grupalidad", entiende Baby Voguer. "Esa incapacidad de abarcar la tecnología nos hizo entrar, ver de qué se trataba y entender que también es ideológico. Lo que queremos es cortar con la lógica capitalista de la obsolescencia en general. El capitalismo te propone que todo es obsoleto, desde una computadora hasta una persona. Así, hay personas y tecnologías que van a quedar fuera del mapa."

► Hacer backup y meter mano

El mayor riesgo al manipular dispositivos electrónicos es perder la información. "Si hiciste backup y tu data está segura, donde luego puedas recuperarla, toqueteá que es muy difícil romper algo", advierte Valentine. B completa: "Esa noción básica no siempre está tan incorporada: ¿tenés la data en tu teléfono? Backupeala y recién ahí mandá mano".

Con la masificación de los smartphones y los servicios de almacenamiento, el resguardo de información cayó en desuso. "La mayoría no guarda información fuera de los dispositivos. Lo veo con lxs pibxs de primaria, que acostumbran dejar todo en la nube", cuenta Soldán.

A la necesidad de un disco externo donde almacenar la información se suma que la mayoría de estos procesos suelen resolverse en inglés. "Hay una alfabetización informacional, que es saber buscar información, discernir cuál sirve y ponerla en práctica", resume Valentine. "En Cybercirujas, lo que más hacemos es pasarnos consultas."

► Seguir pasando la data

"Cualquiera que necesite puede publicar en el grupo, consultar en el foro, y plantear si esa persona o une amigue necesita una cosa", recuerda Baby Voguer. "Además, estamos articulando con Transistemas, un espacio de educación IT para la comunidad LGTBIQ+, y el bachillerato popular travesti-trans Mocha Celis. Pero la idea es que el cruce pueda seguir creciendo a nivel federal", desea. Y Nahuel plantea: "No queremos que el grupo esté centralizado, sino que quien necesite pueda tener un soporte y acompañamiento, donde sea que esté".

Valentine plantea un cuestionamiento que se impone en esta realidad: "Es fundamental instalar la conversación de por qué no entendemos la tecnología que usamos y por qué no sabemos armar con lo que tenemos". Existe una clara lógica de mercado que lleva a las personas a desentenderse de lo que pueden hacer. "Y así como sabemos que Internet es un servicio básico, público y necesario, esta grupalidad tiene que ver con tener la voluntad de compartir ese conocimiento de manera gratuita."

Soldán aporta: "Hay que quebrar la premisa 'No entiendo de tecnología'. Porque decir eso hoy es asumir que te chupa un huevo este despilfarro electrónico. El ecosistema se destruye de manera terrible para producir computadoras, celulares, microprocesadores o memoria RAM. No necesitamos tanto".

Y Baby Voguer concluye: "Quizás lo más difícil de todo esto sea entender que el capitalismo ha hecho muy bien el trabajo de condicionar nuestros modos de consumo. Y eso es lo que queremos romper. Creemos que una manera de hacerlo es socializando información y comunicando."