“Si no nos conmueve esta propuesta, estamos fritos", dijo al instante Gabo Ferro cuando el músico y actor Nicolás Pauls lo convocó a participar del proyecto Canciones de Cuna. “A Gabo una noche le escribí un mail, hace como cuatro años, y a los cinco minutos me llegó una respuesta que decía ‘mandame las letras ya’. Le envié las letras y veinte minutos después ya tenía la canción, que fue finalmente la que quedó”, recuerda Pauls, en alusión a “Duerme”, la canción con letra de Thiago Fernández que abre Canciones de cuna III, un proyecto realizado por la asociación civil Casa de la Cultura de la Calle. El espacio fue creado por el actor Gastón Pauls en 2004 y brinda actividades y talleres artísticos a niños y niñas en situación de vulnerabilidad de derechos.

A fines de julio, se publicó el tercer volumen del disco que tiene una doble finalidad: solidaria y artística. La inclusión social y la integración de pibes y pibas que tuvieron pocas oportunidades en la vida es el eje central de Casa de la Cultura de la Calle. Y ese espíritu se traduce en el disco Canciones de cuna, que cuenta con el empuje amoroso y la producción ejecutiva de Nicolás Pauls. En los talleres, niños, niñas y jóvenes de entre 6 y 21 años escriben textos, canciones, ideas y relatos relacionados a sus sueños y anhelos, y luego esas palabras se convierten en canciones a través del aporte de una selección de reconocidos artistas. “Muchos de los chicos y chicas que asisten a esos talleres vienen de historias muy difíciles en las que no solo no les cantaron canciones de cuna, sino que ni siquiera los acunaron o mimaron”, cuenta Pauls.

En este nuevo volumen, participan Julieta Venegas, Gabo Ferro (que grabó su canción en 2017), Bill Fay, Salvador Sobral, Jesse Harris, Karen Peris, Vinicius Cantuaria & Gastón Pauls, Alejandro Lerner, Nicolás Pauls & Facundo Silione, Ariel Rot, Jonathan Richman, Mick Harvey, Paloma del Cerro y Skay Beilinson. “Yo convoco a artistas de distintas partes del mundo, a los músicos que más amo, y les doy las letras para que cada uno elija una y componga una música sobre esa letra escrita por los chicos. Es una coautoría de los músicos con los chicos”, resalta. Todo lo recaudado por la venta del disco, claro, se destina al financiamiento de las actividades de Casa de la Cultura de la Calle, como talleres de teatro, música, artes plásticas, artes audiovisuales, entre otras. Los interesados en adquirir el disco en versión física pueden solicitarlo con una donación a través de la web www.cacuca.org.ar.

-En estos diez años que lleva Canciones de Cuna, ¿Qué fue lo más significativo que sucedió con el proyecto?

-Uno de los logros más elocuentes conseguidos es que cuando empezó el proyecto, en una de las primeras clases de teatro, había un chico que no podía hablar en las clases, no podía participar; estaba físicamente pero le costaba mucho abrirse. Y muchos años después ese chico terminó siendo el maestro de teatro de los siguientes que fueron entrando. Y además muchos chicos empezaron a componer canciones gracias a lo que generó Canciones de Cuna 1 y 2, y empezaron a cobrar sus derechos como autores en Sadaic. Entonces, eso me parece que es absolutamente transformador para todos. El disco está dedicado a Nay, que fue una de las chicas que fue parte de Casa y falleció el año pasado. En los tres discos hay letras de ella. Ricardo Mollo, por ejemplo, escribió una música para una letra suya (“No me llore tanto”), Damián Rice también. Y para ella fue revelador eso. Y terminó partiendo de este mundo siendo una artista que fue reconocida por tipos que ella admiraba.

-¿Y a los artista, qué les ha revelado?

-Desde el disco 1 hasta este, la devolución de los músicos ha sido extraordinaria, porque todos los que me hicieron una devolución me dijeron que esto había sido transformador también para ellos. Me acuerdo, por ejemplo, a Germán Daffunchio diciéndome "fue de lo más hermoso que yo hice artístico”. O Spinetta, cuando lo llamé por teléfono porque faltaba solo su canción ("Mañana despertar") para terminar Canciones de Cuna 1 y le pregunté cómo venía la canción. Y Luis me dijo: "Tengo todo. Tengo la letra, tengo la melodía, tengo la canción, pero todavía no pude ponerme en piel para interpretar esa letra pavorosa". Y cuando Luis dijo eso yo entendí. Porque además de ser un compositor inexplicable e infinito es un intérprete y necesitaba entender lo que había escrito Luciano Nieto para poder cantarlo. O Litto Nebbia, que me había mandado su canción un martes y un domingo recibo un mail suyo que me decía: "Nico, necesito saber si tengo tiempo, porque escuché la canción y no está bien cantada, quiero cantarla de nuevo". Esto habla de un compromiso con el proyecto. O Bill Fay, uno de los músicos que más admiro en el mundo, cuando recibió mi correo su respuesta fue: "No terminé de leer tu correo de invitación pero ya te digo que mi respuesta es un rotundo sí". O Jonathan Richman llamándome desde Estados Unidos a mi casa para cantarme la canción y agradecerme por estar en el proyecto.

-El disco se lanza en un momento muy especial del mundo en el que se precisan canciones de cuna, que no son otra cosa que gestos amorosos, ¿no?

-Para el primer disco, Luis escribió un texto hermosísimo sobre la canción de cuna. Me parece que en tiempos en donde cada vez nos alejan más, en donde el mensaje es no toques al otro, no beses ni acaricies al otro, creo que lo único que nos puede hacer perseverar como humanidad es el contacto físico y el amor. El amor puede manifestarse de muchísimas formas pero sin contacto físico estamos jodidos. Entonces, de alguna manera, una canción de cuna es un abrazo, como el arrullo de una madre, dice Luis. Y me parece absolutamente necesario, si no nos volvemos cada vez más individualistas. Y creo que este proyecto reúne el amor de mucha gente y es una invitación a abrazarnos.

El otro proyecto: "De otros"

Nicolás Pauls tenía la idea de grabar un disco solo con versiones del cantautor británico Nick Drake (1948-1974), uno de sus artistas favoritos. Pero, de modo espontáneo, se fueron “colando” músicas y nombres de artistas que también forman parte de su educación sentimental. “Una lista que parecía interminable”, dice. Allí están Spinetta, Cerati, Wilco, Luca Prodan, Charly García, Fito Páez, Pink Floyd, Caetano Veloso, John Lennon, The Cure, Paul McCartney, Tim Buckley, Ulises Butrón, entre otros. El resultado es el disco De otros, cuyo primer volumen salió a fines de 2019. “Y entre el año pasado y este año grabé 40 canciones… y cuando me encontré con todo eso me pregunté cómo editar. Entonces, quería ir de a poco. De otros se convirtió, al igual que Canciones de cuna, en un proyecto de muchos discos”.

El segundo disco de versiones saldrá completo en agosto. Pero ya lanzó dos adelantos: "Helpless" (Neil Young), con Hilda Lizarazu; y "Canción del horizonte" (Litto Nebbia), con su hermano Gastón Pauls como invitado. “Solo se trata de vivir (1981) es uno de los discos que más escuché en mi infancia. Y ‘Canción del horizonte’ es una canción que nos representa tanto a Gastón como a mí, porque marca un momento muy puntual de nuestra vida”, cuenta el músico y actor. “Y entonces cuando decidí grabarla me pareció que lo más adecuado era invitar a mi hermano a cantar”, cierra.