El cuarto Superclásico del año llegó a La Plata y, tras un pobre 0-0, Boca volvió a eliminar por penales a River, como había hecho en mayo por la Copa de la Liga, y se aseguró su lugar en los cuartos de final de la Copa Argentina. Carlos Izquierdoz fue el último en convertir para la serie en la que los de Russo vencieron por 4-1, con una atajada de Agustín Rossi incluida, para enfrentar a Patronato de Paraná en la siguiente instancia.

De entrada, Boca fue el que salió más enérgico al comienzo del duelo en La Plata, ante un equipo millonario algo más expectante durante los primeros minutos superclásicos. En el partido en el que el peruano Luis Advíncula hace su debut oficial con la camiseta xeneize -su transfer de habilitación llegó en la mañana de este miércoles-, los dirigidos por Miguel Ángel Russo marcaron el ritmo del juego en el inicio del cuarto partido que los cruza en lo que va del año.

A fuerza de presión y de mayor movilidad, Boca fue el que se adueñó de la pelota primero y se decidió a avanzar en el estadio Ciudad de La Plata, aunque el primer tiempo no entregó demasiado riesgo para ninguno de los dos bandos. El dinamismo de Juan Ramírez -otro de los que se estrena en un Superclásico- era signo de esa presencia más densa del equipo de Russo, que se adueña del juego en una jornada de fútbol a pura niebla. El volante, que forzó un mal cierre con San Lorenzo en su afán de llegar al club de la Ribera, tuvo un inicio con todo: en 23 minutos, hizo amonestar a Enzo Pérez y a Héctor Martínez en dos arranques rumbo al arco custodiado por Franco Armani.

A los 31 minutos, sin embargo, llegó la primera clara del partido y la animaron los conducidos por Gallardo. El que generó el vértigo en el área xeneize fue Julián Álvarez, que llegó hasta el fondo del área por la izquierda, hizo pasar de largo a Carlos Izquierdoz y entregó un centro rasante que bordeó el arco de Agustín Rossi. El arquero no llegó y luego la pelota le rebotó en el talón a Braian Romero y le quedó servida a Bruno Zuculini de frente al arco, que remató por arriba y evaporó el peligro de gol.

Aunque no pasó demasiado en los primeros 45 minutos en La Plata y el juego se terminó acompasando con la niebla sin aportar claridad -la única ocasión de gol fue aquella que enhebró Julián Álvarez en su diagonal al área-, Boca fue el que más expuso a River, desnudando un mediocampo en problemas, durante sus excursiones al área. ¿La prueba? El equipo de Gallardo se fue al vestuario con cuatro jugadores amonestados: a las amarillas de Enzo Pérez y Héctor Martínez se les sumaron las de Gonzalo Montiel -otra vez, a causa de Ramírez- y Paulo Díaz -tras una fuerte falta a Cristian Pavón-.

Así como el inicio de la primera parte lo dominó Boca, los primeros minutos luego del entretiempo encontraron mejor a River, que sólo cambió a Montiel por Milton Casco al salir del vestuario. Antes del minuto, Izquierdoz le sacó el grito de gol a los de Gallardo: el defensor y capitán xeneize voló cual arquero y, con la cabeza, tapó un remate de Romero que iba directo al arco de Rossi. En el rebote, otra vez, Zuculini no le dio dirección y su disparo fue directo a las manos del uno de Boca.

El segundo tiempo fue todo de River. Los conducidos por Gallardo enhebraron la mejor jugada de un pobre partido, el de menos vuelo de los cuatro Superclásicos del año, ante un Boca que sobrevive sin ideas. A los 27 minutos, el fondo salió jugando por la derecha con una linda triangulación entre Casco, De La Cruz y Enzo Pérez, en una maniobra que fue la de circulación más larga en La Plata y que se apagó con un intento frustrado de pisar el área entre el uruguayo y Julián Álvarez.

En 45 minutos en los que el equipo de Núñez entregó sus más claras con remates de larga distancia -primero de Paradela, después de De La Cruz-, la llegada más peligrosa fue un intento de Braian Romero, a los 33 minutos, cuando entre él y Zuculini le quitaron la pelota a Alan Varela (que había ingresado a los 17 por Esteban Rolón) en una salida xeneize.

Sin goles en La Plata, el rival de Patronato de Paraná en los cuartos de final de la Copa Argentina llegaba a su definición por penales nuevamente tras el cuarto empate superclásico al hilo. El antecedente reciente era el triunfo de Boca por 4-2, que eliminó a River en la última Copa de la Liga, luego del empate por 1-1 en el partido que River jugó diezmado por un brote de coronavirus en su plantel.

En la serie frente al arco, Boca fue el más preciso y se impuso por 4-1, en una definición en la que Rossi le dio la ventaja inicial a sus compañeros, cuando le atajó a Julián Álvarez el primero de los penales de River. Mientras que para el conjunto de Russo convirtieron todos -en orden, los tres primeros fueron Marcos Rojo, Ramírez y Pavón-, los de Gallardo solo vieron anotar a Héctor Martínez -luego de que Romero le errara al arco- antes de que llegara el ultimatum xeneize. El que tenía en sus botines la chance de asegurar la clasificación era Izquierdoz. Y el capitán no falló.