Los dos principales acusados del doble crimen del diputado Héctor Olivares y su asesor Miguel Yadón, asesinados a balazos en mayo de 2019 mientras realizaban una caminata alrededor de la plaza del Congreso de la Nación, se negaron a declarar este miércoles en el inicio del juicio oral. Juan Jesús "Mohamed" Fernández  y Juan José Navarro Cádiz , ambos de la comunidad gitana, son los principales sospechosos, pero desde esta tarde en el banco de los acusados también estarán otros siete imputados.

Fernández y Cádiz están acusados "doble homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía y por placer", delitos que prevén la pena de prisión perpetua con el agravante de haber sido con arma de fuego y portación de arma de guerra. El resto de los imputados, familiares o allegados de los principales acusados, llegaron al juicio oral en libertad imputados por delitos menores como "tenencia o suministro de armas". 

El juicio oral está a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9, que en la mañana del miércoles abrió las audiencias con la lectura de la elevación juicio de la fiscal de instrucción Estela Andrades. El juicio se realizará mediante un sistema mixto entre presencialidad y virtualidad con la plataforma Zoom.

En esta primera audiencia, ocho de los nueve imputados se negaron a declarar en la jornada inicial ante los jueces del TOC 9, Ana Dieta de Herrero, Fernando Ramírez y Luis Salas, mientras que el fiscal de juicio es Ariel Yapur. De todas maneras, Ángel Moyano, abogado defensor de Juan Jesús Fernández, anticipó que lo hará a lo largo del debate. El único que aceptó declarar fue Felipe Quevedo, un comerciante de antigüedades de la ciudad de Tandil que llegó libre, acusado de venderle a Navarro Cádiz la pistola homicida sin los papeles en regla. El diputado radical y su asistencia fueron atacados a tiros a las 6.50, al pasar por segunda vez delante de un Volkswagen Vento estacionado detrás de un micro, sobre Avenida de Mayo entre Luis Sáenz Peña y Virrey Cevallos. 

Yadón cayó muerto de tres disparos –uno en cuello, otro en axila y el tercero en la pelvis-, mientras que Olivares recibió un tiro en el abdomen que lo dejó herido de gravedad y falleció tres días después.

Si bien se especuló con que el doble crimen podría haber estado vinculado a un "atentado a la democracia" o con algún tipo de "venganza personal" (hipótesis que deslizó la por entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich), el juez y la fiscal Amdrades llegaron a una conclusión distinta: los primos y principales acusados habían diseñado un plan para matar a Olivares, exsuegro de Navarro Cádiz.

Por su parte, en sus indagatorias, los acusados reconocieron haber estado en el auto con el arma homicida, una pistola Bersa Thunder calibre 40 con mira láser. Aunque se echaron la culpa uno a otro respecto a quién fue el ejecutor de los disparos.Es que, en su última declaración, Navarro Cádiz reconoció por primera vez que el arma era suya, pero dijo que fue su primo quien la manipulaba cuando él estaba agachado consumiendo cocaína y escuchó las detonaciones. 

En cambio, Fernández siempre contó que esa madrugada, mientras estaban consumiendo alcohol y cocaína dentro de su auto, su primo le dijo que tenías ganas de matar a su suegro y, desde el asiento del acompañante, extrajo un arma de la nada y comenzó a efectuar disparos apuntando con ambas manos y frente a su cara.

"Una práctica de tiro con blancos móviles"

"El homicidio no fue más ni menos que una práctica de tiro sobre dos blancos móviles indefensos, derivada del placer por desahogar el instinto de matar sin otro motivo que el de probar el arma y su mira láser", sostuvo Andrades en su requerimiento.

Todo el derrotero de Fernández y Navarro Cádiz, desde que llegaron a la plaza hasta que escaparon, quedó grabado en videos de 80 cámaras de seguridad que fueron recopilados y analizados por detectives de la División Homicidios de la Policía Federal (PFA), a partir de los cuales se identificó y se detuvo a los sospechosos, pese a que habían huido de Buenos Aires.

La pericia del barrido electrónico comprometió a Navarro Cádiz, ya que detectó restos de la deflagración de disparos en su mano izquierda y en tres de sus prendas: una campera, un buzo y un jogging.

Además, la reconstrucción del hecho realizada por peritos en criminalística de la PFA, señaló, en base a los restos de pólvora hallados en su vestimenta y a su posición dentro del vehículo, que el autor de los disparos fue Navarro Cádiz empuñando el arma desde el asiento del acompañante, y no su primo Fernández, que estaba del lado del conductor.

En ese mismo informe, los peritos afirmaron que siete segundos le bastaron a Navarro Cádiz para apuntar con la mira láser cuando vio venir a Olivares y Yadón y que los cinco disparos que partieron de su Bersa los realizó en menos de cinco segundos.

¿Quiénes son el resto de los imputados? 


  • María Rosa Cádiz Vargas (48): madre de Navarro Cádiz. Quedó demorada unas horas en Uruguay porque acompañaba a su hijo en la fuga cuando lo detuvieron en Paysandú. Pero solo la imputan por "tenencia de arma de guerra" y está en libertad. La acusan de haber retirado el arma homicida que había quedado tirada dentro del auto Vento de Fernández, en el garaje de Bartolomé Mitre 1444, y trasladarla hasta la casa de Navarro Cádiz donde se secuestró.
  • María Argentina Cádiz Vargas (52): Hermana de María Rosa y tía de Navarro Cádiz. Está en libertad y la imputan por "tenencia de arma de guerra" y está en libertad. Al igual que a su hermana, la acusan de haber retirado el arma homicida del auto en el garaje.
  • Juan Jesús Fernández Cano (21): hijo de Fernández. Está en libertad y lo imputan por "tenencia de arma de guerra". Lo acusan de haber retirado el arma homicida del auto en el garaje.
  • Rocío Michel Montoya (22): esposa de Navarro Cádiz. Está en libertad e imputada por "tenencia ilegal de armas", por las secuestradas en el allanamiento en su casa.
  • Miguel Navarro Fernández (57): padre de Navarro Cádiz. Fue detenido en la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay junto a su sobrino Fernández. Al inicio de la causa se investigó si también había estado dentro del auto al momento del hecho, pero luego esta hipótesis fue descartada. Está libre e imputado por "tenencia ilegal de armas", por algunas secuestradas en el allanamiento en su casa.
  • Luis Cano (66): amigo de Fernández. La noche del hecho estuvo bebiendo con él en las horas previas al hecho pero se fue a su casa cuando apareció Navarro Cádiz. Estuvo unos días detenido pero luego fue liberado por falta de mérito. Quedó imputado solo por "tenencia ilegal de armas", por un revólver secuestrado en el allanamiento en su casa. Su defensa pidió una "probation".
  • Felipe Quevedo (50): comerciante de antigüedades de la ciudad de Tandil. Lo acusan de venderle a Navarro Cádiz la pistola homicida sin los papeles en regla. Está libre e irá a juicio por "tenencia y suministro ilegal de armas de fuego".