No me pareció inoportuno escribir unas líneas sobre el fenómeno Messi en el momento de su salida del Barcelona luego de 21 años. De una institución que podríamos decir lo alojó y le dio una cobertura paternal sin ninguna duda. Como si hubiese llegado a la mayoría de edad se va de la casa.

Lo escuché y lo vi en su despedida emocionado, con llanto, y más plantado que nunca. Hablando y desenvolviéndose muy bien en sus palabras y ante las preguntas curiosas de los periodistas.

Además de mostrar por la familia, su mujer y sus hijos, un cariño indiscutible, en los que encuentra un respaldo seguro, dijo que lo que más le gustaba era el fútbol y que creía que cuando volviera a jugar iba a estar mejor.

Subrayo lo del gusto porque se trata de algo que está en relación al cuerpo, no es simplemente el deseo o el amor por el fútbol sino el gusto, la sensación corporal determinante de su bienestar y satisfacción más allá de cualquier otra consideración.

En este sentido dijo también que extrañaba en razón de la pandemia, los gritos de la hinchada culé, las ovaciones de la multitud congregada en la cancha, las miradas hacia sus hazañas futbolísticas. Es decir además del gusto corporal la dimensión pública y publicada de sus proezas.

Destaco también la intención visible de no ofender a nadie, del cuidado de las palabras, el respeto y el agradecimiento como formando parte de su relación al Otro, características bastante ausentes en esta actualidad que no reconoce deudas de gratitud.

Sólo hubo un momento en que ante una pregunta de un periodista que planteó la posibilidad que el encuentro en Ibiza con amigos, entre los que se encontraban algunos jugadores del PSG, como generando la sospecha de que la imposibilidad de arreglo con el Barca se hubiese debido a algo que ya se tramaba desde antes, dijo "eso es una boludez”. Fue tan sólo un encuentro de amigos de vacaciones, porque después de todo es lógico que se hubiese insinuado, es de lo más normal. El problema es generar la sospecha en una pregunta insidiosa.

Respeto y humildad, dos virtudes bastante ausentes en la actualidad. La irrespetuosidad, la soberbia, la irresponsabilidad, el no hacerse cargo forman parte de la subjetividad de la época. El poder decir cualquier cosa, el todo vale.

Lo que se trata de salvar a toda costa es el juego del fútbol donde radica el goce más singular. Ese goce no tiene lugar, como en Joyce requiere a veces del exilio. No tiene precio.

El exilio no es sólo de una tierra, el exilio es también de una lengua que si bien no es la materna, podríamos decir es una lengua que le dio cobijo, no deja de decirlo cuando destacó que se va con tres hijos “catalanes y argentinos” a otra lengua, cada lengua con su marca, con su forma de goce.

Un nuevo semblante con las coordenadas imaginarias y simbólicas del nuevo lugar, una transformación, una transfiguración para vivir ese gusto que lo revive, que lo revitaliza, que lo vivifica.

 

*[email protected]