Ya son 17 las capitales provinciales capturadas en Afganistán. Las últimas en caer bajo control de los talibanes fueron Pul-e-Alam, capital provincial de Lawgar a unos  setenta kilómetros al sur de la capital, y Tirinkot, cabecera de la provincia de Uruzgan, a unos 700 kilómetros al sudoeste de Kabul. Este viernes los embajadores de los países aliados de la OTAN se reunieron de emergencia en Bruselas. Tras el encuentro, su secretario general Jens Stoltenberg afirmó que la Alianza apoyará “lo más que pueda” al gobierno afgano y que no reconocerá a los talibanes “si toman Afganistán por la fuerza”.

Cinco capitales en 24 horas

En menos de una semana los talibanes tomaron el control de 17 capitales provinciales, sólo en las últimas 24 horas cayeron cinco ciudades incluyendo a Pul-e-Alam y Tirinkot. La noche del jueves y la madrugada del viernes fueron capturadas Firozkoh, Lashkargah y Kandahar, la segunda ciudad más grande del país.

La caída de Lashkaragah, capital de la provincia de Helmand, el principal bastión insurgente, vino tras días de fuertes combates entre las fuerzas nacionales y los talibanes, que se habían concentrado en esa región. Lashkargah "fue completamente tomada anoche por los talibanes y esta mañana izaron su bandera blanca sobre la casa del gobernador. Ahora toda la ciudad está bajo su control", afirmó el jefe del Consejo provincial de la meridional Helmand, Attaullah Afghan.

Una vez que las fuerzas talibanes tomaron el control de la capital de Helmand, el comandante militar regional, el gobernador y otros funcionarios provinciales abandonaron la ciudad en helicóptero. El resto de los funcionarios y miembros de las fuerzas del gobierno afgano dejaron la ciudad en un convoy con un salvoconducto otorgado por los talibanes, según afirmó Abdul Majid Akhundzada, un miembro del consejo provincial. Según el funcionario, la captura de Lashkargah no afectó la rutina de sus habitantes que acudieron a trabajar mientras los combatientes patrullaban la ciudad.

Apenas un día antes de que cayeran Kandahar y Lashkargah, dos importantes ciudades afganas, las fuerzas talibanes ya tenían bajo su control a Herat, la tercera ciudad más grande después de Kabul, considerada como uno de los principales centros comerciales del país y fronteriza con Irán y Turkemnistán. La toma de Hérat terminó con la rendición ante los insurgentes de Ismail Khan, conocido como “el león de Herat”, un importante guerrero y exgobernador de la provincia. En las últimas dos décadas de intervención militar, la región fue el escenario de feroces enfrentamientos entre los talibanes y las fuerzas estadounidenses, británicas y de la OTAN.

Las recientes capturas le otorgan a los talibanes el control del norte, oeste y sur del país. Mientras que el gobierno de Afganistán todavía controla tres grandes ciudades: la capital Kabul, Mazar-i-Sharif y Jalalabad.

La ofensiva talibán comenzó en mayo tras la confirmación del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de la retirada de las tropas extranjeras tras 20 años de su intervención en Afganistán. La retirada total de las tropas está prevista para el 31 de agosto. Aunque a pesar del repliegue de Estados Unidos, la Fuerza Aérea de EE.UU. dirigió varias operaciones aéreas para ayudar al gobierno afgano a forzar el retroceso de los insurgentes talibanes en Kandahar, que finalmente cayó bajo control taliban.

Sin diplomacia

En este sentido, tanto el Reino Unido como Estados Unidos anunciaron el despliegue de soldados para ayudar a evacuar rápidamente al personal diplomático en Kabul. El Pentágono indicó que tres mil soldados serán enviados a Kabul en las próximas 24 a 48 horas, aunque no tienen órdenes de atacar a los talibanes. En tanto el gobierno de Boris Johnson anunció el envío provisorio de unos 600 soldados británicos. "Vamos a reducir nuestra presencia civil en Kabul ante la evolución de la situación de seguridad", dijo el portavoz de la diplomacia estadounidense, Ned Price.

Mientras que los gobiernos de Noruega y Dinamarca informaron este viernes que cerrarán de forma temporal sus embajadas en Kabul y que evacuarán a todos los empleados. "Los daneses en Afganistán deben dejar el país inmediatamente. La situación es muy grave", alertó Jeppe Kofod, ministro de Relaciones Exteriores danés, en una rueda de prensa. Por su parte, Noruega indicó que la evacuará a todo el personal de su embajada que desee hacerlo, incluyendo a los afganos empleados localmente y con familiares en el país nórdico, según precisó Ine Eriksen Søreide, ministra de Relaciones Exteriores.

En tanto, Finlandia evacuará a "hasta 130 afganos que estuvieron empleados al servicio de Finlandia, de la UE y de la OTAN, y a sus familias", pero mantendrá abierta su delegación diplomática en Afganistán. "Reevaluaremos la situación de la seguridad con regularidad", precisó Pekka Haavisto, jefe de la diplomacia finlandesa.

Alemania, por otra parte, reducirá “al mínimo absoluto” a su personal diplomático. "Reduciremos nuestro personal en la embajada alemana en Kabul en los próximos días al mínimo absolutamente necesario", indicó en un breve comunicado Heiko Maas, después de que Estados Unidos y Reino Unido hicieran anuncios similares.

Por su parte, el gobierno de Afganistán propuso un reparto de poder con los talibanes “a cambio del fin de la violencia”, según señaló uno de los negociadores en Doha, la capital de Qatar, donde esta semana continuaron las conversaciones de paz que habían iniciado en septiembre del año pasado.

Encuentro en Bruselas

Este viernes la OTAN mantuvo una reunión de emergencia tras la toma de 17 de las 34 capitales provinciales de Afganistán. Tras la reunión acordaron apoyar “lo más que se pueda” al gobierno afgano, así como adaptar la presencia diplomática de los países aliados.


"Nuestro objetivo continúa siendo apoyar al gobierno Afgano y a las fuerzas de seguridad lo más que pueda. La seguridad de nuestro personal es primordial. Mantendremos nuestra presencia diplomática en Kabul y continuaremos adaptándonos todo lo necesario", señaló el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en un comunicado difundido tras el encuentro en Bruselas.

La evacuación llevada adelante por Estados Unidos estuvo en el centro de las discusiones donde se habló de realizar adaptaciones militares para lograr la salida del personal diplomático. Aunque no se tomó ninguna decisión durante el encuentro, según uno de los participantes, Stoltenberg buscaba evitar que se extienda el sentimiento de “sálvese quien pueda” y que las conversaciones tuvieron un tono “realista”.

"Los aliados de la OTAN están muy preocupados por los elevados niveles de violencia provocados por la ofensiva de los talibanes, especialmente los ataques contra civiles, los asesinatos y las informaciones sobre otros graves atentados a los derechos humanos", destacó Stoltenberg en el comunicado."