Aunque la obra de Gloria Anzaldúa incluye libros icónicos en algunos feminismos como Esta puente mi espalda: Voces de mujeres tercermundistas en EE.UU. (1981) co-editado con Cherríe Moraga y Borderlands/La Frontera: The New Mestiza (1987), Luz en lo oscuro acaba de convertirese en el primero de esta autora traducido al castellano rioplatense. Este primer libro de Anzaldúa editado en Argentina repara una deuda entre su pensamiento y lxs feministas de habla castellana.

Gloria Anzaldúa (1942-2004) fue una activista, filósofa, escritora, teórica cultural, feminista, chicana, dyke (lesbiana masculina), patlache (hermafrodita), curandera, docente. Nacida en el Valle del Río Grande en el sur de Texas, Anzaldúa creció en la zona fronteriza entre Estados Unidos y México, donde su familia tejana había vivido durante siete generaciones. Descendiente tanto de colonizadores españoles como de ascendencia originaria, el linaje familiar de Anzaldúa se esculpió a partir de divisiones coloniales. En la adultez la academia estadounidense fue otro territorio que la escritora habitó en tensión. Habitualmente, se encontró excluida por algún marcador de diferencia (género, sexualidad, clase, etc.), incluso hallándose en los márgenes. En la escritura y, por lo tanto, el pensamiento de la autora, esta historia no es menor, son sus marcas, las heridas personales/colectivas, algo más que esa noción tan occidental que llamamos contexto, desde donde escribe. Una marca significativa de su pensamiento mestizo reside en el bilingüismo, en una escritura entre lenguas encarnadas, el inglés, el castellano y, en este libro también, el náhuatl.

Las comadres

El libro fue amorosamente curado por una de sus comadres de lectura, AnaLouise Keating quien comparte sus decisiones editoriales en un extenso artículo al final del libro.

En Luz en lo Oscuro además encontraremos una sección de Apéndices que nos permitirán zambullirnos en diferentes aspectos de la intimidad de la autora, uno de ellos fue su salud, el cuidado de sí, escribir en medio, con y a pesar de la precariedad de la existencia, la pérdida de seguro médico y de visión, de las muchas descompensaciones y de la depresión. Artículos y apéndices se traman de manera tal que podemos ver la praxis alzanduesca, cómo lidiaba con la oscuridad más íntima, la comprensión de integrarla como vía para la sanación (tanto personal como colectivamente).

Asimismo, esos apéndices ponen de manifiesto cómo la autora concebía la escritura y la importancia de pensar con otras, sus comadres de escritura, de esa manera resulta comprensible porqué Keating se embarcó en la edición de este libro. Ella conocía su estética personal, el énfasis que Anzaldua ponía en cómo una obra debía sonar y cómo debía sentirse. Ella pretendía evocar sanación y transformación, su deseo era ambicioso, su teoría, la selección de palabras e imágenes buscaban estimular, crear, facilitar, cambios físicos-psíquicos en ella misma y en quienes la leyeran. Alcanzar esos objetivos en la escritura hicieron que su proceso fuera intenso y repetitivo, un trabajo obsesivo de revisión de las imágenes para alcanzar cadencias y afectaciones específicas en sus lectorxs. En este sentido fue clave la elección de las editoras locales Natalia Ortiz Maldonado y Marilina Winik quienes encargaron la traducción a dos lesbianas rioplatenses especialistas en el pensamiento de Anzaldúa en Argentina, Violeta Benialgo y Valeria Kierbel (integrante del espacio Anzaldúa).

Luz en lo oscuro forma parte de la colección Pyra (Guerrilleras, La Brujería Capitalista), que reúne libros que transitan la zona mestiza donde los antiguos saberes indómitos se reactualizan como saberes irreverentes. Por eso son destacables los debates acerca de qué es la realidad y qué el conocimiento, su crítica a la racionalidad moderna, al lugar predominante que ocupa aún hoy como forma de producir conocimiento, estableciendo un imperialismo intelectual que subestima otras creencias, a la vez que (y quizás sea lo más importante) decreta lo que es real. Lo hace mediante la recuperación de teorías subalternas, es decir, valora la experiencia empírica, las tradiciones esotéricas y las filosofías originarias, de ese modo recupera realidades suprimidas, marginalizadas o borradas por completo por el pensamiento ilustrado. Y nos propone decolonizar la realidad como un ejercicio permanente de desaprendizaje de la realidad “consensual” y mediante la búsqueda de la ampliación de la conciencia y de la percepción. La imaginación adquiere gran relevancia en la medida que desdibuja y trasciende los marcos de referencia habituales y las categorías conceptuales.

A lo largo del libro la autora emplea una perspectiva poshumanista, donde lxs seres humanxs no son el centro del universo y donde todos los reinos (animales, vegetales, minerales y espiritual) adquieren igual relevancia. Ella insiste en la interrelación, interdependencia y sacralidad de todas las existencias.

Notrotras y las otras

Por otro lado, mientras que en los debates feministas la teoría queer ha sido señalada como un saber colonial, la autora situada en un feminismo queer chicano, recupera saberes originarios, budistas y esotéricos, y desde esa multiplicidad teórica rompe con el pensamiento occidental a la vez que desarrolla su teoría posidentitaria. La teoría del Nos/otras y el nuevo tribalismo, avanzan allí donde otrxs teóricxs queer solo deconstruyeron. Al alterar las oposiciones binarias que refuerzan las relaciones de subordinación y dominación, nos/otras sugiere una posición insider/outsider simultánea, exilio interno/externo. Como una identidad narrativa, nos/otras tiene el potencial de revertir las definiciones de otredad. Y es que para la escritora “No hay otras—todxs surgimos del básico terreno comunal y compartido de la humanidad, un fundamento emocional- espiritual del ser”.

En una época de auge de los fascismos (nacionalismos incluidos), la superación del pensamiento binario se torna una tarea urgente y la propuesta anzalduesca consiste en la creación de puentes que unan las grietas entre nosotrxs y, en ese sentido, la clave reside en desarmar los marcadores de identidad que son los que promueven las divisiones. En una definición profundamente dinámica sostiene que “No es la raza, el género, la clase social, la sexualidad o cualquier aspecto individual de unx mismx lo que determina la identidad, sino la interacción de todos estos aspectos, además de características todavía sin nombre. [...] La identidad surge de nuestras interacciones, y nos reinventamos estratégicamente para adaptar nuestros intercambios”. El nuevo tribalismo representa una teoría de identidades basadas en la afinidad y una alternativa tanto para las posiciones asimilacionistas como para las separatistas. Al problematizar los conceptos de quiénes somos nosotrxs y quienes lxs otrxs, lo que la escritora llama nos/otras y el nuevo tribalismo buscan revisar la noción de “otredad” y la historia de la identidad. El nuevo tribalismo re-escribe las inscripciones culturales, facilitando nuestra habilidad para formar alianzas con otros grupos.

Esta nueva filosofía es también un llamamiento político a artistas y activistas espirituales, siendo la imaginación la herramienta política clave en la definición de lo que es real y en la creación del mundo que deseamos. “Fuego, inspíranos y energízanos para hacer el trabajo necesario,/ y honrarlo/ mientras caminamos a través de las llamas de la transformación/ aprovechemos la arrogancia para crear/ descomunalmente/ soñar salvajemente — porque el mundo se transforma/ a medida que lo soñamos”.

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