Con indumentaria donada por la Unión Tranviarios Automotor (UTA), sin ningún apoyo de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), cosiendo ellas mismas sus números en las camisetas, con los botines que les regalaron cuando llegaron... Las condiciones que enfrentaron las pioneras que viajaron al Mundial de México de 1971 reflejan el derrotero de las mujeres abriéndose paso en un mundo que históricamente ha asignado roles, espacios y derechos de acuerdo al género.

En 1971 aún había países donde jugar al fútbol estaba prohibido para las mujeres (sí, prohibido) y la FIFA tardaría 20 años más en organizar un certamen oficial de fútbol femenino, así que para llegar al que es conocido como “El Mundial invisible”, ellas se arreglaron como pudieron. Perdieron en el debut con el local y para seguir en carrera había que ganarle a Inglaterra, que ya era un clásico, pues la ocupación británica de nuestras Islas Malvinas data de 1833 y ya habían expulsado a Rattin de Wembley (en el '66). 

Sería entonces a todo o nada. Y así salieron a la cancha el 21 de agosto de 1971, Marta Soler, Teresa Suárez, Angélica Cardozo, Ofelia Feito, Zulma Gómez, Zunilda Troncoso, Virginia Andrada, Eva Lembesis, Betty García, Elba Selva y Blanca Brucoli. Y fue todo: ganaron 4 a 1, con 4 goles de Elba Selva que quedaron en la historia, ahora sí en la oficial, porque en diciembre el Congreso de la Nación sancionó con fuerza de ley que este día sea declarado como el Día de la Futbolista Argentina.

Betty García, la máxima asistidora

“Recuerdo esa conversación en el túnel con mis compañeras como si fuera hoy. Teníamos que ganar sí o sí porque si no, nos quedábamos afuera del Mundial. Había que darlo todo y ese equipo argentino, sin ayuda ni director técnico, sacó garra y le ganó 4 a 1 a una potencia como Inglaterra. Salir a la cancha y ver el estadio lleno fue muy emocionante. Que después de tantos años sea Ley el Día de la Futbolista Argentina, es mi mayor alegría. Junto con mis compañeras nos sentimos orgullosas.

Elba Selva, la de los goles históricos

"El recuerdo más lindo que tengo es el primer gol que hice contra Inglaterra. Nosotras fuimos a jugar con lo que teníamos, y haber hecho ese gol fue lo mejor que me pasó, estaba feliz. Saludé a mis compañeras y cuando levanté la vista, empecé a escuchar: “AR-GEN-TINA, AR-GEN-TINA”, de los cuatro lados de la tribuna. Me agarró un tembleque en todo el cuerpo y dije: acá me caigo redonda. Fue una emoción tan grande que no me la voy a olvidar nunca. Después de meterle cuatro goles a Inglaterra, me buscaban todos los periodistas, al igual que a todas mis compañeras. Mientras que en nuestro país nos mandaban a lavar los platos, en México nos reconocían y felicitaban por lo bien que jugábamos".


Angélica Cardozo, la capitana 

"Yo tenía 19 años y todo lo que pasaba lo veía como a través de un vidrio, nunca pensé que podía hacerse realidad. Viajamos un 11 de agosto, era el cumpleaños de Betty García y lo festejamos arriba del avión. Yo no podía creer lo que estábamos haciendo, mucho menos el recibimiento que tuvimos en México. Llegar al Hotel Insurgente, instalarnos e intentar entrenar aunque nos faltaran un montón de cosas, salir a la calle y que nos pidieran un autógrafo, era algo muy grande para aquel momento. Haber concretado ese sueño, haber estado allá casi 40 días, fue una satisfacción enorme".

María Esther "Pelusa" Ponce, la memoria del equipo

"Fuimos con el pasaje pago nada más, hasta tuvieron que prestarnos la camiseta celeste y blanca. Allá la gente nos trataba muy bien, cuando nos veían por la calle se acercaban a regalarnos aros, collares, sombreros mexicanos. Una vez, un chiquito que era vendedor de chicles y todas las mañanas se paraba en la puerta para que yo lo saludara, llegó con una lapicera y me dijo: te traigo un regalo. Me llenó de amor. A los pocos días volvió con tres amiguitos que también trajeron regalos: la nena me trajo un espejito redondo para poner en la cartera, uno de los varones me trajo piedritas de colores y el otro, una ranita verde hermosa que tuve que guardarla hasta que bajé del micro y la liberé. Hasta hoy me emocionan esos recuerdos".

María Magdalena Fiorelli, la Tana

"Cuando llegamos a México, me acuerdo de que nos llevaron a comer al restaurante de un argentino. Nosotras no teníamos ni ropa para entrenar, ni botines, y allá nos dieron todo. El Mundial fue una locura, éramos seis países en total: México, Argentina, Italia, Francia, Inglaterra y Dinamarca, que fue el país que salió campeón. La gente nos demostraba mucho cariño, y para mí y mis compañeras fue algo inolvidable. Todavía recuerdo cómo gritaban ‘¡Argentina!, ¡Argentina!’ desde la tribuna".

Marta Soler, la guardiana del arco

"La postal del viaje, definitivamente, fue asomarnos a la cancha en ese primer partido contra México y ver al estadio lleno, totalmente lleno. Fue una cosa impresionante, que en mi vida creí que podíamos vivir. Por eso les digo a las chicas que juegan ahora, que tienen tantas ilusiones y también desilusiones, que sueñen, que sueñen en grande. ¡Mirá si en aquella época nos íbamos a imaginar que jugaríamos un Mundial en el Estadio Azteca recién estrenado, en México! Todo era una ilusión enorme, pero casi imposible de concretar. Ahora ellas están más cerca, pueden soñar con un poquito más de realidad y deseo que le pongan toda la fe y las ganas porque el fútbol es el deporte más hermoso del mundo".

*Lucrecia Álvarez, Romina Sacher, Ornella Sersale.