Antes de resolver si continúa en el boxeo o no, Manny Pacquiao deberá tomar pronto otra decisión esencial: si se presenta o no a las elecciones presidenciales de Filipinas en junio de 2022. Antiguo aliado del actual presidente Roberto Duterte, desde su cargo de senador Pacquiao ahora ha pasado a denunciarlo por actos de corrupción. Y cree que ha llegado el momento de enfrentarlo en las urnas. Pero todavía no lo ha resuelto.
Recién después, Pacquiao decidirá si ha llegado el momento de ponerle punto final a su fabulosa campaña como boxeador o si todavía, hay lugar para algo más. Muchos especulaban con que si en la madrugada del domingo, derrotaba al cubano Yordenis Ugás y recuperaba la corona welter de la Asociación Mundial de Boxeo, podía anunciar su retiro arriba del ring del T Mobile Arena de Las Vegas. Como perdió claramente en fallo unánime (116/112 en la tarjeta de Líbero), habrá que seguir esperando.
"En el futuro, puede ser que no vean más a Manny Pacquiao sobre el ring, no lo sé. Dejenme relajarme, descansar y decidiré si sigo o no" dijo el fenómeno filipino apenas fue anunciado el fallo en su contra. En verdad, Pacquiao y Ugás jamás debieron haberse enfrentado. El Pacman filipino tenía que medirse con Errol Spence, el campeón del Consejo y la Federación, y Ugas iba a defender su título de la Asociación ante el argentino Fabián Maidana, el hermano de Marcos. Pero como Spence debió ser operado de urgencia por un desprendimiento de retina y Maidana sufrió un corte en el ojo izquierdo durante un entrenamiento, hubo que hacer de dos peleas, una y armar una cartelera de apuro.
En el cambio, fue Pacquiao (66,138 kg) quien salió perjudicado. No pudo ajustar convenientemente su estrategia al nuevo rival y terminó siendo superado por Ugas (66,678) que manejó la distancia larga con su izquierda extendida en jab y directo y aplicó los golpes más claros. Sobre todo una derecha por afuera que Pacquiao vio venir siempre pero nunca pudo evitar. A los 42 años y luego de una larga inactividad de poco más de dos años por la pandemia, quedó claro que su mejor momento ha pasado y que poco y nada subsiste de la velocidad fantasmal de sus brazos y sus piernas, con la que desde hace cuatro décadas viene asombrando al mundo.
"Espero haberme ganado el respeto de todo el mundo" dijo Ugas a quien pocos veían con entidad para ganarle a Pacquiao. Pero le ganó bien. Y lo puso frente a una encrucijada histórica: el ring o el poder. El Pacman filipino deberá definirlo pronto. El tiempo pasa para todos, inclusive para los fenómenos como él.