Tres cosas básicas
(Argentina, 2021)
Dirección: Francisco Matiozzi Molinas.
Producción Creativa: Andrés Habegger.
Producción Asociada: David Blaustein, La Sandía Digital México.
Guión: Francisco Matiozzi Molinas, Andrés Habegger.
Montaje: Francisco Matiozzi Molinas.
Distribución: Primer Plano Films.
Fotografía: Diego Gachassin, Mauro Barreca.
Banda Sonora: Martín Delgado, Alexis Kanter, Gonzalo Basterra.
8 (ocho) puntos
Mañana comienza la 8ª Semana de Cine Documental Argentino, que organiza la Asociación de Directores y Productores de Cine Documental Independiente de Argentina. Serán 9 largometrajes y 10 cortometrajes los que integran la programación, que se extenderá hasta el 31 de agosto y podrá disfrutarse de manera libre y gratuita a través del sitio Vivamos Cultura. Entre los títulos elegidos destaca Tres cosas básicas, del rosarino Francisco Matiozzi Molinas, que tendrá de esta manera su primera exhibición. Vale aclarar que, al ser un pre-estreno, estará disponible sólo para las primeras 300 visitas.
El trabajo de Matiozzi Molinas pone su atención en el secuestro y desaparición, por parte de la última dictadura cívico militar, de la pareja militante de Tulio “Tucho” Valenzuela y Raquel Negro. La historia es emblemática, por la ofrenda y el compromiso pleno, habida cuenta del tesón con el cual eligieron vivir y morir: sin traicionar a sus compañeras y compañeros. Entre los dos hubo una alianza más fuerte que el chantaje de Galtieri, quien ofreció a Valenzuela salvar la vida de su compañera a cambio de entregar a los altos mandos de Montoneros. El viaje a México, la huida de los militares, el encuentro con Montoneros, y cómo debió ser lidiar con ellos para convencerlos sobre lo que sucedía. La conferencia de prensa, la degradación de Valenzuela en Montoneros, el whisky envenenado en la Quinta de Funes, la desaparición final de Valenzuela y Raquel Negro, quien dio a luz mellizos, uno de ellos aún desaparecido.
Son muchos los aspectos que se anudan en esta historia, porque sintetiza demasiadas cuestiones, capaces de decir de manera compleja, al acentuar preguntas que indagan en un pasado que está presente, con el afán puesto en un proceso histórico de construcción social y de memoria. Justamente y por ello mismo, Tres cosas básicas es consecuente con el cine de Matiozzi Molinas (Pochormiga, Murales: El principio de las cosas, la serie Militantes, el cortometraje Cercanía eterna), quien desde el comienzo de este trabajo resalta, recuerda, que cinco tíos suyos fueron asesinados por la última dictadura, que sabe que más de uno podría haberse exiliado, y que una pregunta todavía lo persigue: ¿es posible que el sacrificio más grande por una causa sea el de dar la vida? Esa pregunta, adelanta, se la hará a Roberto Perdía, una de las máximas autoridades de Montoneros. De este modo, el realizador se introduce en la historia y en la Historia, presenta a uno de sus muchos entrevistados, y abre un resorte en forma de interrogante. Sobre éste hará pivotar la película.
Tras los pasos de esa pregunta se orientará entonces Tres cosas básicas. Pero también hay algo más, inherente al secreto que esconde el título elegido. Éste es otro punto fuerte, que se develará, como corresponde, más cerca del desenlace y sobre el cual nada se dirá aquí. Antes bien, para llegar allí hay que recorrer el sendero que las voces, los testimonios, guardan, dicen, callan. Hay, claro está, imágenes previas que permiten organizar el relato y a las cuales el director apela, como Los días del juicio, de Pablo Romano; Muertes indebidas, de Rubén Plataneo; o la serie Un aire a vos, de Florencia Castagnani. También, y de manera fundamental, fragmentos de Cazadores de utopías, de David Blaustein. Coco Blaustein, fallecido hace pocos días , cumplió en la película de Matiozzi Molinas tareas de Productor Asociado; y hay que resaltar que el día de mañana, de manera ejemplar, hará coincidir su día de nacimiento con el del comienzo de la semana de cine documental argentino.
Mientras recorre y reconstruye el secuestro y la fuga, la cámara de Tres cosas básicas viaja: Cuba, México, en donde visita las instalaciones de la famosa casa alojada en Alabama 17, antes base montonera y hoy un albergue de ancianos. Es curioso cómo esta circunstancia dice de formas que no podrían nunca premeditarse. Allí, entre sombras de vidas lentas, la cámara acompaña a Coquena, compañero de Valenzuela, mientras recuerda cómo era ese lugar y dónde se había realizado la famosa conferencia de prensa, donde Tucho Valenzuela hizo público el secuestro de su compañera por parte del gobierno militar. Allí estuvo el periodista Ignacio González Jansen y con él dialoga también la película.
En otras palabras, son muchas las voces que enhebran un relato que nunca pierde de vista la voz de su personaje primero: Tucho Valenzuela. Es él, pero también es ella: Raquel Negro. Registros grabados, recreados en la voz de Carlos García, fotos, cartas, en la procura de un rompecabezas al que siempre le falta alguna pieza. Entre ellas, por fundamental y macabra, aparece la que significa el represor Eduardo “Tucu” Costanzo, con sus declaraciones sobre lo sucedido en el centro clandestino de detención conocido como Quinta de Funes. Lo que se origina mientras se lo escucha y se lo mira (con ese cuello de camisa mal abotonado) es un panorama muy cercano y sin embargo esquivo, es decir, como si hiciera falta una y otra vez la voluntad de levantar esa baldosa que hace aflorar la tierra y sus gusanos.
Durante su caminar y su honestidad, Tres cosas básicas permanece fiel a sus preguntas. Sin ellas, no habría película. Sin ellas, para qué vivir. ¿Sacrificar la propia vida por una causa? La historia de Tucho Valenzuela y Raquel Negro continúa en las de sus hijos, Sebastián Álvarez y Sabrina Gullino, quienes buscan al hermano mellizo y renuevan la apuesta de esas vidas, preocupadas por un mundo diferente. Mejor que aquél, mejor que éste.
Tres cosas básicas quedó seleccionada en el Festival Internacional de Cine de las Alturas, a celebrarse en Jujuy durante el mes de octubre.